Fuente: El Mundo
01.04.06
Recorrido no turístico por algunos escenarios del círculo de poder del 'gilismo' en Marbella
Bienvenidos a Marbella, dice el famoso arco blanquiazul sobre la antigua carretera nacional que Jesús Gil mandó construir a la entrada de la urbe tras ser elegido alcalde al frente de su partido, el GIL, en 1991. Pero más allá de este hito de bienvenida se puede trazar sobre el mapa de Marbella, siguiendo la herencia del gilismo, una ruta muy distinta a las idílicas de sol y golf que promocionan los folletos turísticos y los anuncios inmobiliarios.La ruta de la corrupción urbanística.
Ayuntamiento
El itinerario empieza en el corazón del casco antiguo, en la Plaza de los Naranjos, en la sede del poder público local que el difunto empresario inmobiliario Jesús Gil y sus seguidores, aprovechando el hartazgo de la población con el PSOE, tomaron por la vía democrática de las urnas para, una vez dentro, dibujar una nueva ciudad. En la primera planta está el despacho de la Alcaldía que ocuparon Jesús Gil hasta su inhabilitación en 2002, su sustituto Julián Muñoz y la también gilista Marisol Yagüe, detenida el miércoles. En la segunda planta están Intervención, Tesorería y el salón de plenos donde, en agosto de 2003, se consumó la moción de censura que derribó a Muñoz y aupó al poder a Yagüe con apoyo de un sector mayoritario del GIL, tránsfugas del PSOE liderados por Isabel García Muñoz y los ediles del Partido Andalucista, con Carlos Fernández (inhabilitado hace unos meses) al frente.
En la planta baja, un funcionario da una cifra interesante: en Marbella hay censadas 124.333 personas; hace 15 años, cuando llegó el GIL al poder, eran alrededor de 80.000. El crecimiento acelerado como causa y efecto de la especulación corrupta.
Al lado está el negociado del Catastro y el cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles. Prohibido tocar los planos del Catastro, advierte un cartel sobre los documentos. Otro funcionario colaborador: hay 140.000 bienes inmuebles, a los que se suman unos 7.000 al año. El impuesto por esas propiedades (el IBI) reportó el año pasado 58 millones de euros a las arcas municipales. Pero en la plaza, afuera, los trabajadores del servicio municipal de limpieza se manifiestan un día más. Denuncian que no tienen medios siquiera para recoger la basura de Marbella.
El cuadrilátero de Gil y Roca
El corazón del poder real de la ciudad no está en la sede consistorial, sino más hacia el oeste, caminando en dirección a Puerto Banús por la avenida de Ricardo Soriano. Repárese, en el agradable paseo bajo el dulce sol marbellí, en la concentración de oficinas inmobiliarias (o real estate, en sus carteles en inglés), despachos de abogados y asesores fiscales, joyerías y clínicas de cirugía estética.Suelo, dinero, lujo, enmascaramiento, ingeniería financiera o física. Herramientas del disimulo, tanto para legalizar lo ilegal como para dar a la grasa y las arrugas la tersura de una nueva identidad.
Al final de la avenida, nos encontramos al fin con el cuadrilátero de poder desde donde Gil y su mano derecha, el ex delegado de Urbanismo y actual asesor urbanístico Juan Antonio Roca, manejaron la firma de más de 800 convenios urbanísticos. Entre cada esquina del cuadrilátero de este núcleo duro del poder gilista apenas hay un centenar de metros.
Club Financiero y Villa Angeles
En el número 72 de la avenida verá el visitante el edificio de seis plantas donde Jesús Gil tenía su Club Financiero, el pomposo nombre con que era conocida su sede empresarial en Marbella. Ahora sus oficinas las tiene alquiladas, pero aún funciona allí otro business center, de CIMA, sobre el supermercado Mercadona de los bajos. También ha desaparecido el antiguo Centro de Iniciativas Turísticas. En los portales del edificio se anuncian las placas de 16 despachos profesionales.De ellas, 13 son de abogados y asesores. Fue en el Club Financiero donde Roca entró a trabajar con Gil. El ex presidente del Atlético de Madrid no se molestaba en andar mucho. El siguiente inmueble en esa acera es su Villa Angeles, la vivienda que la familia Gil sigue usando. Muros rosas, palmeras y estatuas neoclásicas de gusto dudoso.
Delegación de Urbanismo
Unos pocos metros más allá, en la acera de enfrente, está el edificio de la delegación de Urbanismo y la empresa municipal Planeamientos 2000, de la que el detenido Roca, bajo la eufemística etiqueta de asesor, era ahora jefe en la práctica, tras haber sido su delegado oficial en tiempos del patrón Gil.
Un precinto blanco de la Dirección General de Policía cierra la puerta por orden, avisa un cartelito, del Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella, dentro de las diligencias previas número 4.796/05. A través de los ventanales se ve en las oficinas a varios policías de paisano sacando documentos de sus anillas para hacer allí mismo fotocopias. Por otra ventana lateral se ve otro despacho con un libro y mapas urbanísticos abiertos sobre la mesa de reuniones, como si el dueño hubiera salido corriendo.Agentes de uniforme custodian la entrada posterior, donde hay aparcados dos todoterrenos municipales. En esta situación, los títulos pintados en las puertas de los vehículos producen una greguería natural: Delegación de Urbanismo: Disciplina Urbanística.
La nueva 'Babilonia'
Desde la sede de Urbanismo se ve, alzándose a poco más de 100 metros en diagonal al otro lado de la calle, en la esquina con Estébanez Calderón, la mole de apartamentos de lujo de estilo babilónico que construyó Jesús Gil a principios de los 90, justo antes de presentarse a las elecciones y ganarlas.El arquitecto Roberto Barrios lo concluyó entre 1990 y 1991, según dicen las placas. Juan Antonio Roca vive en un bloque del complejo llamado Poseidón, en el número 6 de la calle de Estébanez Calderón. Ahí lo detuvo la Policía el miércoles.
La casa de la alcaldesa
Tras pasar (opcional) por los nuevos juzgados de la avenida de Arias de Velasco, hay que subir ladera arriba, al otro lado de la autopista, en busca del chalé de la alcaldesa Marisol Yagüe, discretamente (ya no) perdida en ese laberinto que forman las urbanizaciones de la Costa del Sol.La encontramos en una esquina sin número frente a la urbanización Xarblanca-Park, en la avenida de la Florida (un vecino dice que se llama así, pero no hay cartel alguno). De aquí salió detenida el miércoles en un coche policial, tapándose el rostro y entre gritos de corrupta de algunos vecinos.
El constructor Alberto Piñana, harto de esperar que la alcaldesa le pagara 949.000 adeudados por una reforma de lujo en su chalé, la denunció hace unos meses, añadiendo el dato de que la regidora había ordenado usar materiales de un almacén municipal para su obra privada.
En la puerta hay, junto a sacos de arena y cemento y cajas de piedra natural para los muros, un contenedor de escombros casi alegórico. Una vecina, Mari Ruiz, cuenta que la alcaldesa tiene servicio doméstico: «Veo a menudo salir a tirar la basura a una mujer, creo que latinoamericana, vestida con uniforme azul y blanco a cuadritos de criada». «¡Que devuelvan el dinero!», pide la mujer. Luego se resigna: «Pero ese dinero ya no lo vemos».
Las 30.000 viviendas ilegales
La ruta puede seguir, hasta el anochecer, por el término de Marbella, para ver alguna de las 30.000 viviendas que se calcula se han construido fuera de la legalidad urbanística en la época del gilismo, al amparo del PGOU reformado por Gil y Roca que la Junta de Andalucía nunca autorizó, o directamente por las bravas o previo pago de la oportuna recalificación. Por la obra ilegal de la urbanización Banana Beach fue condenado e inhabilitado Julián Muñoz el año pasado, aunque para entonces ya hacía tiempo que había perdido la Alcaldía.Con ello se esfumaron sus últimos sueños de presentarse de nuevo a las urnas para una imposible revancha.
La vieja sede del GIL. La última sede del GIL antes de disolverse como partido estaba al final del céntrico Paseo del Mar, en el número 16, a unos pasos del paseo marítimo que Gil construyó a lo largo de kilómetros hasta Puerto Banús y fue uno de sus (aunque desautorizado por la Administración regional) más sonados éxitos populares. El local está vacío. Es un espacio fantasma.Un cartel anuncia en su fachada: Se alquila.
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