El diario de Ana Frank, la falsificación literaria más grande del siglo XX
El denominado Diario de Ana Frank es el punto más 
sensible de lo que constituye una auténtica “industria de la lástima”, 
que gira en torno del mito del “holocausto”. El contraste de la imagen 
inocente e infantil de la protagonista, frente a sus intrínsecamente 
perversos captores, ha convertido a esta obra no sólo en un best-seller 
mundial (con innumerables ediciones, traducciones, teatralizaciones y 
adaptaciones cinematográficas), sino además en otro muro de los 
lamentos, donde toda refutación sobre la veracidad del “holocausto” es 
respondida con una bien estudiada campaña de histeria y sensiblería.
 
El historiador británico de renombre mundial, David 
Irving (hoy detenido por negar el holocausto), el ex profesor de la 
Universidad de Lyon (Francia) Robert Faurisson, y el estudioso austriaco
 nacionalizado sueco, Ditlieb Felderer, han demostrado públicamente 
hasta el cansancio la falsedad de los pretendidos manuscritos que se 
atribuyen a una niña judía llamada Ana Frank, fallecida por una epidemia
 de tifus en 1945 en el campo de Bergen Belsen.
Según se dice, el comerciante judío Otto Frank de la 
ciudad de Frankfurt (Alemania), huyó junto a su familia en 1933 a la 
ciudad holandesa de Ámsterdam, debido a la llegada de Hitler al poder. 
Cuando durante la II Guerra Mundial los alemanes ocupan Holanda, los 
Frank deciden refugiarse en un escondite para salvarse de la 
“persecución nazi”. En 1944, toda la familia es arrestada y deportada 
por la Gestapo, siendo el único “sobreviviente” Otto Frank, quien fue 
enviado a Auschwitz, donde en vez de ser “gaseado”, es hospitalizado a 
causa de una enfermedad. Terminada la guerra, Frank retorna a Ámsterdam 
donde le entregan los originales del Diario y publica su primer edición 
holandesa en 1947.
 
En la presente nota, pondremos a consideración del lector los 
principales argumentos y dudas que existen acerca de la autenticidad y 
veracidad de lo contenido en dicho Diario. Es importante señalar que el 
mismo siempre ha sido empleado como el más eficaz golpe bajo de la 
propaganda sionista contra el Nacionalsocialismo alemán y la actual 
“Humillada Alemania”.
PRUEBAS Y FUNDAMENTOS
En un artículo del investigador Enrique Aynat Eknes, publicado en la 
revista española Revisión, encontramos los principales argumentos que 
aquí citaremos. Destaquemos que este trabajo de Eknes tiene como base el
 excelente libro de Dietleb Felderer titulado “Anne Frank’s Diary, a 
Hoax” (“El Diario de Ana Frank, una mentira”). Nos detendremos en primer
 lugar en análisis externos del manuscrito, para luego introducirnos en 
el texto propiamente dicho.
Ante todo, se debe saber que el estudio que un 
historiador hace de un documento, como puede ser un diario personal, se 
realiza con mucho detenimiento, con una pormenorizada descripción de sus
 características externas tales como tamaño, tipo de papel, cantidad de 
hojas, cantidad de páginas escritas, espacios en blanco, elemento de 
escritura, encuadernación y múltiples detalles más. Todo ello permite 
verificar — entre otras cosas –, si realmente fue redactado en el tiempo
 y lugar que se le atribuyen, y no caer ingenuamente en un fraude. Este 
minucioso trabajo, verdaderamente científico, es lo que nadie, hasta la 
llegada de los revisionistas, había efectuado con los documentos 
vinculados a los hechos de la Segunda Guerra Mundial.

Anheléis
 Marie Frank nació en 1929 en Frankfurt, Alemania y muere a causa de una
 epidemia de tifus a los 12 años en el campo de Bergen Belsenen en el 
año 1945.
Respecto del llamado Diario de Ana Frank es necesario saber que:
1.-Con significativa obstinación, Otto Frank 
(fallecido en 1980), siempre se negó a que el manuscrito fuera sometido a
 un análisis exhaustivo a los efectos de verificar su autenticidad.
2.-En 1980, a consecuencia de un juicio contra Ernst 
Roemer — un jubilado de setenta y seis años que se atrevió a negar la 
autenticidad del Diario –, la Caja Alemana de Defensa Legal logró a 
pedido del Dr. Rieger que el Departamento Criminal Federal sometiera a 
análisis los textos y constató que parte de los mismos habían sido 
escritos con bolígrafo, invento introducido en 1951, es decir, cuanto 
menos siete años después de la muerte de Ana Frank.
Minna Becker
 
3.-Sin embargo, ya veinte años antes, en 1960, la perito calígrafa Minna
 Becker había dictaminado judicialmente que todos los textos manuscritos
 del Diario provenían de una sola caligrafía. Por lo tanto, quien hizo 
el manuscrito puso los agregados con bolígrafo… lo que en términos 
claros significa que ANA FRANK NO FUE LA AUTORA DEL DIARIO.
4.-Una de las pruebas presentadas por David Irving, 
fue el contraste entre dos documentos, uno conteniendo la caligrafía 
auténtica de Ana Frank, correspondiente a las cartas enviadas por ella 
en esa misma época, y otro con las anotaciones del Diario, cuya 
caligrafía que no se corresponde en absoluto con el de la niña de trece 
años.
5.-Un folleto de la “Fundación Ana Frank de 
Amsterdam”, afirma que los amigos holandeses de la familia hallaron un 
cuaderno de ejercicios con tapas de cartón y de pequeño tamaño. El 
diario sueco Expressen del 10 de octubre de 1976, publica una fotografía
 de Otto Frank sosteniendo un volumen considerable que en nada se parece
 al cuaderno mencionado. El historiador Felderer:
Con relación al texto en sí mismo, éste es un mar de contradicciones.

6.-Resulta poco creíble que en un estrecho refugio, en el que 
permanecieron durante casi dos años, ninguna de las ocho personas que se
 encontraban en él supieran que Ana Frank redactaba un diario durante 
ese lapso (junio 1942 – agosto 1944). El padre dice que se entera 
después de retornar de Auschwitz.
 
7.-La necesidad de silencio en el refugio, para no 
llamar la atención y evitar ser capturados (23/03/1943), se contrasta 
con las descripciones de las “riñas terroríficas” (02/09/1942), “peleas 
escandalosas”, “gritos y alaridos, golpes e insultos que habría ni que 
imaginarlos” (29/10/1943), así como las prácticas de danza de Ana cada 
noche (12/01/1944).
8.-Es curioso, según el Diario, que los Frank para 
escapar a la persecución hayan elegido las mismas oficinas y el mismo 
almacén de Otto Frank para esconderse (09/07/1942).
9.-También es contradictorio cuando dice que Lewin, 
“un pequeño judío químico y farmacéutico, trabaja para el Sr. Kraler en 
la cocina” (01/10/1942). ¿Cómo?, ¿Un judío trabajando pacíficamente 
cuando se pretende que los judíos sufren una brutal persecución por 
parte de las autoridades?…
10.-Son reveladoras, nos dice E. Aynat, las 
tendencias sexuales de esta niña de ¡trece años!: “Recuerdo que cuando 
he dormido con una amiga, he sentido el fuerte deseo de besarla… No he 
podido dejar de ser terriblemente inquisitiva sobre su cuerpo… Le 
pregunté, si como prueba de nuestra amistad, podíamos acariciarnos 
mutuamente los senos, pero rehusó. Llego al éxtasis cada vez que veo la 
figura desnuda de una mujer, como una Venus, por ejemplo. Me afecta de 
tal modo que me es difícil impedir que me caigan las lágrimas. ¡Si por 
lo menos tuviera una amiga!” (05/01/1944) En fin, ¿un poco de 
pornografía para una mejor venta?… ¿Es éste el lenguaje y las 
inquietudes de una niña de trece años?… ¿Es ésta una niña sana?…
11.-Según una entrevista a Otto Frank en 1956, las 
persianas siempre estuvieron bajas y las ventanas nunca se abrieron, 
pero Ana afirma que mirar el cielo “es mejor que las píldoras Valeria y 
el bromo” (15/06/1944) contra la ansiedad y la depresión.
 

Este volante se da a los visitantes en la casa de Anne en Amsterdam.
12.-Finalmente, queda en evidencia el objetivo de 
este Diario: su germanofobia manifiesta: “Serán permitidas todas las 
lenguas civilizadas, excepto el alemán”(17/11/1942). “Los alemanes son 
las bestias más crueles que han pisado la faz de la tierra” 
(19/11/1942).
Esto no ha impedido que las autoridades “alemanas” de
 posguerra hayan introducido el Diario como libro de lectura obligatoria
 en las escuelas, para auto-denigración de las nuevas generaciones. El 
Instituto de Revisionismo Histórico de los Estados Unidos (IHR), ofreció
 nuevamente U.S. $ 25,000.00 de recompensa a quien pruebe que el Diario 
de Ana Frank fue escrito por ella. Ni la propia fundación constituida 
sobre este fraude literario se animó a reclamar tan generosa oferta.
EL CASO DE ANA FRANK
El mito, ¿o tendríamos que decir el timo de Anne Frank?, es 
probablemente ambas cosas a la vez, a raíz de las investigaciones que 
hemos podido resumir al respecto. Conocida en el mundo entero por su 
famoso Diario, Anne Frank es sin duda la “víctima del Holocausto” más 
celebrada. En lo que se refiere a su impacto en el público -afirma el 
“caza nazis” judío Simón Wiesenthal-, el Diario de Anne Frank es “más 
importante que los juicios de Nüremberg” ( The Washington Post, 1 de 
Abril de 1979, pág. H3) (1).
Organizaciones de influencia y la mayoría de los 
medios de comunicación occidentales, promueven un culto casi religioso 
por Anne Frank. El mensual británico History Today (edición de Marzo de 
1995), afirma que “El impacto del ‘Diario’ ha sido inmenso, 
especialmente en las jóvenes generaciones, niños de colegio, 
adolescentes y estudiantes. En Alemania desarrollaron una especie de 
culto a Anne Frank en los años cincuenta similar a los movimientos 
despertados por Santa Teresa y Santa Bernadette. En 1957, la emoción de 
masas fue canalizada en un peregrinar de dos mil jóvenes, desde Hamburg a
 Bergen-Belsen, incluso lloviendo, durante la ceremonia en la que se 
depositaron flores en las fosas comunes, en una de las cuales fue 
enterrada Anne Frank” (2). Pero lo cierto es que el caso de Anne Frank 
no es diferente al de muchos otros judíos sujetos a la política de 
medidas antisemitas en tiempo de guerra llevadas a cabo por las 
potencias del Eje, no en menor medida justificada por la declaración de 
guerra que la nación judía realizó contra Alemania ya en 1933, es decir 
seis años antes de iniciarse el conflicto bélico (3).
Como parte del programa de evacuación de los judíos de Europa 
occidental, la niña de 14 años y otros miembros de su familia fueron 
trasladados por tren de Holanda al campo de trabajo de 
Auschwitz-Birkenau (actualmente en el sur de Polonia). Varias semanas 
más tarde, ante el avance del ejército soviético -junto a otros muchos 
deportados judíos- fue evacuada en ferrocarril de Auschwitz más de 400 
kms. dirección occidente, al campo de Bergen-Belsen en Alemania del 
Norte.

Fue allí donde junto a otros compañeros del campo, Anne cayó enferma de 
tifus, enfermedad de la que murió a mediados de Marzo de 1945. No fue 
ejecutada ni asesinada. Anne Frank pereció -al igual que millones de no 
judíos en Europa durante los meses finales del conflicto-, como otra 
víctima indirecta de la guerra más devastadora. Su padre, Otto Frank, 
cayó igualmente enfermo de tifus y fue transferido por los alemanes a la
 enfermería del campo de Auschwitz, donde se recuperó.
¿SI LOS ESTABAN EXTERMINANDO COMO ES QUE LES DEDICABAN ENFERMERÍAS Y LOS CAMBIABAN DE HOSPITAL EN HOSPITAL?
Finalmente formó parte de los miles de judíos que 
débiles o enfermos quedaron allí al abandonar los alemanes el campo, 
cuando en Enero de 1945 los soviéticos arrollaron el mismo. Otto Frank 
murió en Suiza en Agosto de 1980. Pero si la política alemana hubiera 
sido realmente la de asesinar a Anne Frank y a su padre, nunca hubieran 
sobrevivido a Auschwitz. Su caso, todo lo trágico que se pueda 
considerar, no merece ser falseado por intereses políticos y económicos.
La opinión de Churchil
 
La primera víctima de la guerra fue la verdad, cuya 
tergiversación era utilizada como arma de guerra psicológica. “No sé 
cuánto tiempo más podremos mantener que los alemanes están matando 
judíos en cámaras de gas. Es una mentira grotesca, como la de que los 
alemanes en la I Guerra Mundial fabricaban mantequilla con los cadáveres
 de sus enemigos”… “Se trata de una mentira que puede poner en peligro 
nuestra propaganda”. Esta fue la respuesta del jefe de la propaganda 
británica a Winston Churchill, desaconsejándole firmar dicha acusación 
contra Alemania, propuesta por el P.W.E. (Political Warfare Executive), 
departamento inglés responsable de la “guerra psicológica”. La idea fue 
recogida inicialmente según los rumores propagados por polacos y judíos 
en agosto de 1942. “El ‘Foreign Office’ enseguida se dio cuenta de que 
se trataba de una mentira, pues los polacos y los judíos siempre estaban
 mintiendo para predisponer a Inglaterra contra Alemania” (4). No 
obstante el P.W.E. decidió utilizar y ampliar estas historias como base 
en la guerra propagandística contra los alemanes. Es dentro de este 
contexto de “guerra psicológica” y de “propaganda de atrocidades” en el 
que hay que enmarcar la historia de Anne Frank.
Pero no únicamente. Como bien indica Felderer (5) en 
su momento no sólo ha servido para denigrar a Hitler y la Alemania 
nacionalsocialista, también se ha demostrado útil a la causa de los 
israelíes en Medio Oriente, otorgándoles la sensación de que sus 
pretensiones sobre Palestina eran legítimas. Anne era el símbolo de los 
niños judíos perseguidos. Harwood añade que con ésta y otras historias 
similares, se ha pretendido acobardar todo nacionalismo (6), a partir de
 ese momento siempre sospechoso de criminal, en favor de un 
internacionalismo útil a las pretensiones de las Altas Finanzas de un 
gobierno mundial.
¿QUIÉN FUE EL AUTOR DEL “DIARIO”?
Pero… ¿Quién escribió el Diario de Ana Frank?
Se dice que “inicialmente, la publicación del Diario fue rechazada por 
numerosos editores”. Desde 1952, en que fue editado por vez primera en 
París — la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947 –, se
 han hecho más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes, 
contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos,
 muchos de ellos a la fuerza, amén de una hollywoodense película de gran
 éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y
 televisión. Pretende ser el verdadero diario íntimo de una niña judía 
de Ámsterdam, de 12 años de edad, escrito durante la ocupación alemana, 
mientras permanecía escondida con su familia en los fondos de una casa; 
posteriormente fueron arrestados (4 de agosto de 1944) y trasladados a 
campos de concentración, donde Ana Frank falleció a los 14 años de edad,
 en marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en 
la zona. Señalemos aquí que la detención de los Frank la llevó a cabo la
 policía holandesa (Policía Verde) y que Ana Frank fue trasladada 
primeramente al campo de tránsito para deportados judíos de Westerbork 
(Holanda), posteriormente, el 2 de septiembre de 1944, al campo de 
trabajo de Auschwitz-Birkenau y en diciembre del mismo año a 
Bergen-Belsen, donde el fin de la guerra y el caos inherente producido 
por los bombardeos aliados sobre ciudades y los medios de comunicación y
 avituallamiento llevarían al hambre y el tifus.
(Táctica muy empleada por los aliados y que consiste 
en generar un sitio a la usanza de las antiguas guerras en que se 
rodeaban la ciudadelas, no permitiendo que nadie entre y nadie salga, 
impidiendo incluso la entrada de ayuda humanitaria, para lo que se 
destruyen primeramente los caminos de acceso, puentes, aeródromos, 
aeropuertos etc. Recordemos como lo hicieron los estadounidenses en las 
primeras semanas de la invasión a Irak.)
Es decir que fue paseada por toda Europa… Según Otto 
Frank, el “Diario” fue encontrado por casualidad, por él mismo, 
escondido en una cavidad que, casualmente, se hallaba entre una viga y 
el techo del lugar donde habían estado recluidos, antes de caer en poder
 de los alemanes. Ese encuentro fortuito ocurrió, según Otto Frank, 
bastante después de finalizada la guerra, en 1952, si bien esta fecha no
 coincide con la de publicación de las primeras ediciones (1947). Para 
Wolfgang Benz el diario fue hallado por Miep Gies, una vecina de los 
Frank en las Prinsengracht 263 de Amsterdam, el mismo 04/08/1944, día de
 la detención.
 
Se dice que Ana Frank escribió su diario a 
escondidas. Así lo afirma en su prólogo George Stevens, quien afirma no 
sólo que el diario era pequeño, sino también “que del pequeño diario 
sólo Ana tenía conocimiento”. Aquí surge un problema, ¿cómo es que un 
libro que, según las ediciones, tiene unas 230, 240 ó 290 páginas, puede
 ser incluido en un diario pequeño que podía ser escondido detrás de 
unas libretas de apuntes del colegio? A pesar de hallarse en un desván 
relativamente pequeño, ninguno de los acompañantes la vio escribir, lo 
cual no deja de ser difícil, teniendo en cuenta que se trataba de un 
escrito voluminoso. Otros autores no coinciden sobre este punto. Según 
el historiador catalán Joaquín Bochaca, que una niña de doce años 
escriba, en la segunda página de su diario, un ensayo filosófico sobre 
las razones ontológicas que la impulsan a hacerlo; así como que una niña
 de tan corta edad sea capaz de redactar una historia de la familia 
Frank, sin notas a la vista; que confinada en una buhardilla esté al 
corriente de la legislación y las medidas antisemitas de los “nazis”, 
incluyendo fechas, números de decretos y nombres propios; supone un caso
 impar en la historia de la literatura universal. El mismo autor hace 
notar que las ediciones inglesa y alemana del “Diario” difieren tan 
fundamentalmente, que las diferencias no pueden ser atribuidas, 
racionalmente, a criterios de traductor.
“La verdad sobre el diario de Ana Frank fue revelada,
 inicialmente, por la publicación sueca “Fria Ord”, en 1959, en una 
serie de artículos diarios aparecidos en marzo de 1959. El 15 abril de 
aquel mismo año, la revista americana “Economic Council Letter” resumió 
los artículos de su colega sueco, con la siguiente gacetilla: “La 
historia nos proporciona muchos ejemplos de mitos que tienen una vida 
más rica y más larga que la verdad, y que, sin duda, pueden llegar a ser
 más efectivos que la verdad”. Nuestras dudas aumentan cuando leemos en 
el “New York Times” del 2 de octubre de 1955, que en el diario de Ana 
Frank “sólo figuraban aproximadamente 150 inscripciones” donde se 
consignaban “cronológicamente las sensaciones e impresiones de una 
adolescente” (“mamita me trata a veces como un bebé, lo que no puedo 
soportar”) y “adicionalmente muy pocas que no podrían considerarse como 
pertenecientes a esa categoría” (“temo mucho que nos descubran y que 
seamos fusilados”).
 
No obstante ello, continúa Richard Harwood, el 
“Diario” publicado consta de 293 páginas y su texto no concuerda con la 
relación, que acabamos de citar, entre numerosas inscripciones propias 
de una adolescente y “muy pocas” de mayor o menor referencia política. 
De hecho, no sólo las observaciones de carácter político del diario, 
sino su contenido general y su estilo, presuponen un conocimiento de 
interrelaciones históricas, juicio y arte de la expresión poco comunes 
incluso entre adultos. La edición “original” del “Diario” nunca fue 
publicada, puesto que el padre, Otto Frank, decidió expurgar el mismo de
 fragmentos escabrosos de una adolescente o de críticas a la madre de 
Ana. Más tarde éste debió admitir que además de la escritora judía 
Anneliese Schütz e Isa Cauven “para colmar algunas lagunas en el diario 
debió requerir los servicios del periodista holandés Albert Cauven”. 
Incluso el poco sospechoso semanario “Der Spiegel”, instrumento 
principal en la “reeducación” del pueblo alemán, debía admitir que “el 
‘Diario’ en su conjunto no es auténtico”. Para el Spiegel queda claro 
que “aquello que ha hecho emocionar al mundo, no proviene enteramente de
 la mano de Ana Frank”. “En la edición el ‘Diario’ ha sido transformado 
por numerosas manipulaciones…”. La investigación oficial llevada a cabo 
por la Dra. Hübner deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 
177 capítulos (cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del
 Diario, 5 de un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner
 define como primera elaboración del Diario, 99 procedentes de hojas 
sueltas, que la investigadora define como segunda elaboración del 
“Diario”.
JUICIO ESCLARECEDOR
Meyer Levin
 
Mayores sospechas nos asaltan, lógicamente, al 
estudiar el pleito en que se enzarzaron el conocido escritor judío 
norteamericano Meyer Levin y el padre de Ana Frank. El juicio 
transcurrió entre 1956 y 1958 ante el “County Court House” de la ciudad 
de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un fallo a su favor 
que condenaba a Otto Frank a abonarle una indemnización de 50,000 
dólares de la época por “fraude, violación de contrato y uso ilícito de 
ideas”; el pleito, que se arregló privadamente después de la sentencia 
por obvio mutuo interés, versaba sobre la “dramatización escenográfica” y
 venta del “Diario”. El juez, así mismo judío, era Samuel L. Coleman, 
quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía pagar a 
Meyer Levin “por su trabajo en el diario de Ana Frank”.
(NOTA: Para cualquier interesado, todo lo referente 
al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del Condado de Nueva 
York (N. Y. County Clerk’s Office) con el número 2241-1956 y también en 
el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II Serie 181).
Así pues, la sentencia del juez — y juez judío — en 
el sentido de que el autor del “Diario” es Meyer Levin y no la niña, 
existe. Lo que interesa hacer notar es que de la lectura de la numerosa 
correspondencia privada de Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada 
al juicio como prueba de las partes, surge la grave presunción “juris 
tantum” de que el “Diario” “es substancialmente una falsificación”, y 
que el autor material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer
 Levin. Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de 
demandar a Otto Frank por varios millones de dólares por su labor de 
parafrasear el manuscrito “para el fin que tenía que cumplir…”, pleiteó 
igualmente contra el productor de cine Kiermit Bloombarden, pues en la 
película — del mismo título que la obra — aparecen también escenas 
escritas por él y que no estaban contenidas en el Diario original. Meyer
 Levin había sido corresponsal en España durante la guerra civil de 1936
 a 1939 y más tarde enviado de la “Agencia Telegráfica Judía” durante 
los enfrentamientos con los palestinos entre 1945 y 1946. La 
Enciclopedia Judaica le reconoce como “el primer escritor en poner en 
escena el Diario de Ana Frank (1952)” (Vol. 11, pág. 109).
UN BOLÍGRAFO PREMATURO
Pero no acaba aquí todo, y nuestra duda se convierte 
en decepción cuando descubrimos, como lo ha hecho el historiador 
británico David Irving tras su investigación, que en el “Diario” de Ana 
Frank había tinta de bolígrafo. Así lo determinaron unos expertos que 
acudieron expresamente a Suiza para comprobar el manuscrito original en 
posesión de Otto Frank. Según estos, parte de los diarios habían sido 
escritos con bolígrafo – algo imposible al haber fallecido Ana Frank de 
tifus en 1945.
 
(Propaganda comercial en una revista argentina de 1945, promocionando la primera birome).
Tal vez el lapicito le cayó del cielo
( Lazlo Biro inventor y periodista húngaro 
nacionalizado argentino, patentó el bolígrafo–birome,nombre compuesto de
 los apellidos de Biro y su socio Meyn– el 10 de junio de 1943 en 
Argentina. En seguida se comenzó a usar en Buenos Aires. En plena 
guerra, el gobierno británico compró los derechos de la patente de Biro 
para el esfuerzo bélico. La Real Fuerza Aérea Británica necesitaba un 
nuevo tipo de pluma, que no goteara en los aviones de combate a grandes 
alturas, como lo hacía la pluma fuente. Poco después, la Fuerza Aérea de
 los Estados Unidos hizo un pedido de 20,000 plumas. y cuya aparición en
 el mercado para venta masiva data con posterioridad al término de la 
IIG.M)
Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geiss y Ernst Roemer, 
pusieron públicamente en duda, una vez más, la autenticidad del famoso 
“Diario”. Ante ello el Tribunal del Distrito de Hamburgo encargó a la 
Oficina Federal Criminal Alemana (B.K.A.) un examen de los textos para 
determinar científicamente si la escritura de éstos se había llevado a 
cabo durante los años 1941 a 1944, basándose en los análisis del papel y
 la escritura del manuscrito original. Este análisis químico-técnico fue
 llevado a cabo en abril de 1981, bajo la dirección del Doctor Werner. A
 pesar de su publicación, la ley del silencio de los “mass-media” 
intentó dar la menor publicidad posible a los resultados de los 
análisis. Sí lo hizo el New York Post del 9 de octubre de 1980 
mencionando el hecho. Según este análisis, las correcciones, comentarios
 y añadidos en las hojas de parte del manuscrito fueron hechas en tinta 
azul, negra, roja, a lápiz y en BOLÍGRAFO de tinta negra, verde y azul. 
Como comentarios y texto principal son de una misma mano, recordémoslo, 
el libro fue escrito por alguien después de la guerra o cuando menos lo 
finalizó pasada la contienda. El original consta de tres libretas 
encuadernadas y 324 páginas sueltas.
DIFERENCIAS EN LA ESCRITURA
Un calígrafo pudo comprobar, además, que todo había sido
 escrito por la misma mano y que, por tanto, no podía ser la de Ana 
Frank. Se trata de Minna Becker, perito calígrafo judía, quien afirmó 
ante el juez, repetidamente, que toda la escritura del diario pertenece a
 una misma mano. Para dilapidar este tema sólo ha hecho falta acceder a 
las cartas auténticas que Ana Frank escribió de niña a unas amigas, 
publicadas en los Estados Unidos; la letra de estas cartas sí tiene el 
aspecto normal de una niña de 10 ó 12 años, lo que no es el caso del 
“manuscrito original”, que nos revelan a un autor de mayor edad. Las 
cartas fueron adquiridas por el “Instituto Simon Wiesenthal” y, siempre 
según David Irving, sí son auténticas, no así el diario.
Bochaca confirma asimismo, como han hecho 
posteriormente otros autores, refiriéndose a Paul Rassinier, que la 
escritura que se afirma es la de Ana Frank, reproducida en el libro Spur
 eines Kindes, de Ernst Schnabel, difiere totalmente de la escritura de 
Ana Frank en el manuscrito original. El Profesor Faurisson, de la 
Universidad de Lyon, cuya especialidad es la crítica de textos y 
documentos, y que mantuvo varias conversaciones personales con el padre 
de Ana Frank, insiste en este tema otorgándole el peso suficiente para 
llevar al escepticismo sobre el “Diario” de Ana Frank. Su primer trabajo
 sobre el caso fue publicado en francés en 1980. Una traducción del 
mismo apareció en el verano de 1982 en el volumen del “The Journal of 
Historical Review” con el título “Is the Diary of Anne Frank Genuine?” 
(“¿Es el diario de An Frank genuino?” págs. 147-209). Entonces señalaba 
dos ejemplos de la letra manuscrita atribuida a Ana Frank, ambos 
escritos cuando esta contaba aproximadamente 13 años, pero extrañamente 
la primera (datada el 12 de junio de 1942) parece mucho más madura y 
similar a la de un adulto que la supuestamente escrita sólo cuatro meses
 más tarde (10/10/1942).
Respondiendo a dicho escepticismo sobre la 
autenticidad del “Diario”, el “State Institute for War Documentation de 
Amsterdam” (Rijksinstituut voor Orloogsdocumentatie — RIOD), publicaba 
un libro en 1986 que incluía el facsímil de una carta supuestamente 
escrita por Ana el 30 de julio de 1941. El descubrimiento en los EE.UU. 
de otros varios ejemplos de la letra manuscrita fue anunciado en 1988. 
El mismo incluía dos cartas fechadas el 27 y el 29 de abril de 1940 y 
una postal, escritas a alguien en Danville (Iowa). Estas últimas, como 
las del 12/06/1942 y 10/10/1942, creaban un nuevo problema al “Instituto
 de Documentación de Guerra de Amsterdam”, dado que la letra manuscrita 
que aparece en ellas es completamente diferente que la escritura de 
adulto de la carta del 30 de julio de 1941, así como la mayor parte del 
manuscrito en cuestión. Estos descubrimientos confirman la creencia del 
Profesor Robert Faurisson de que la letra manuscrita de “adulto” 
atribuida a Ana es, en realidad, muy parecida a la letra manuscrita de 
una de las personas que oficialmente “ayudaron” a Otto Frank a preparar 
el “Diario” para su publicación después de la guerra. Para Mª Paz López y
 su artículo en “La Vanguardia”, estas diferencias de escritura son 
normales (!) en un adolescente (ver las reproducciones adjuntas):
12.-El milagro inexplicado de los cambios de letra de Anna Frank, en dos documentos fechados el mismo año:
 
El famoso”diario” (izquierda) y una carta dirigida a una amiga (derecha).
Reproducción del artículo del “New York Post” del 9.10.1980 donde
se confirma que Anne Frank no pudo haber escrito con tinta de bolígrafo
su Diario, porque todavía ¡no había sido inventado el bolígrafo!
 
 
Extraído de the American Cardinal edition, 36th 
printing, 1963. Compare esto con el cuadro 14, la edición británica, que
 se supone para ser exactamente igual. Un estudio cercano demostrará que
 uno tiene la “k” de la “carta franca” subrayada y no lo hace el otro. 
¿Por qué es esto? ¿Quién trató de forzar con el cursivo de Anne?
 
Extraído de la edición británica: Pan Books, London, 32nd printing 1975-
 de impresión que este mismo extracto aparece en la edición cardinal 
americana, según lo demostrado en el cuadro 5. Pero note la línea que 
aparece aquí debajo de “carta franca.” Esto no aparece en la edición 
americana. ¿Quién lo quitó? ¿También, por qué esta del 12 entrada de de 
junio de de 1942 no aparece en las ediciones impresas? ¿Quién la 
suprimieron y porqué?
Extraído de los Británicos filtre la edición de los 
libros de 1975. No aparece en nuestra edición cardinal americana de 
1963. Es interesante en que demuestra cómo Anne era afilado en plagiar 
otros trabajos.
 
Otro “ejemplo” de Anne handwritning; esta vez de Das Grosse Dudenlexikon, Mannheim. ¿Cómo compara con el otro “muestrea”?
Igualmente soslaya, al tratar el tema del informe 
pericial encargado por el RIOD, el tema de la escritura a bolígrafo, 
mencionando exclusivamente las anotaciones a lápiz del padre. Podemos 
concluir pues, que no se trata de un “Diario”, sino de una novela, 
basada en un manuscrito escrito después de la guerra por Otto Frank o 
sus colaboradores, y redactado por Meyer Levin, con algunos añadidos 
posteriores del holandés Albert Cauven. El historiador alemán Udo 
Walendy es definitivo: “El Diario de Ana Frank — durante años lectura 
recomendada tabú para escuelas y público — es una falsificación”.
 
La portada de la edición del 15 de septiembre de 1958
 de Revista Life. Ésta se supone parece ser otra muestra de la 
caligrafía de Anne. Compare con las las demás imágenes.
 
Otro ejemplo del cursivo de Anne; esta vez de la edición alemana del diario. Compare con los otros estilos.
De Kindlers Literatur Lexikon, Kindler Publishers, 
Zurich, 1965, volumen 1, página 64. Ésta se supone para ser una 
reproducción de la primera página del diario original de Anne. ¿Si éste 
era el tamaño de la escritura de Anne, es posible que un “poco diario 
(manuscrito)” podría contener la misma cantidad de material que un libro
 impreso 237 páginas? También, mirada en las correcciones y alteraciones
 en otro cursivo. ¿Cuyo es él? ¿Por qué estas correcciones fueron 
hechas? (flechas del autor.) 
http://abbc.net/annefrank/figures.htm
 
Este “ejemplo posterior” del cursivo de Anne se toma del librete oficial
 publicado por edición franca de la fundación de Anne la 5ta (designada 
adjunto AFFA), página 36. La edición impresa nunca termina con “Anne M. 
Frank” pero con “la tuya, Anne.” ¿Quién la cambió?
ANA FRANK A LA FUERZA
Conviene advertir aquí que para evitar dudas y desbancar
 las crecientes sospechas sobre la autenticidad del libro, fue impuesto 
por las autoridades alemanas actuales como “lectura obligatoria” en las 
escuelas (¡increíble negocio para los propietarios de derechos — Fondo 
Ana Frank — y editores!) y se llegó al extremo de adoptar medidas 
disciplinarias (retiro de la “venia docendi”) contra maestros y 
profesores que osaran manifestar sus dudas al respecto. El Profesor 
Stielau, de Hamburgo, fue expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero 
hecho de haber osado poner en duda la autenticidad del Diario. 
¡Increíble!. Todavía en 1976, el padre de Ana, Otto Frank, lleva a cabo 
acciones y denuncias contra Heinz Roth, de Odenhausen, en un juicio 
tendente a prohibir publicaciones que sostengan que el diario, tal como 
se publicó, no puede haber sido escrito por una niña de 12 años.
¿QUIÉN LLORA POR ESTOS NIÑOS?
 
Cerramos esta nota — que solamente ha ilustrado los 
principales detalles de esta gigantesca mentira publicitaria — con las 
certeras palabras del revisionista británico Richard Harwood, quien a 
propósito del Diario dijo lo siguiente:
“Es justo reconocer que las consideraciones que 
exponemos son hasta cierto punto ociosas. En efecto, no importa 
demasiado que el Diario sea falso o verdadero. Los eventuales 
sufrimientos de una niña judía de doce años no son más significativos 
por el hecho de que haya escrito un diario, que los sufrimientos tanto o
 más terribles de otros niños judíos; o que las desgracias de los 
infinitamente más numerosos niños alemanes, italianos, japoneses, 
polacos o de otras nacionalidades que han sufrido horriblemente, 
despedazados o quemados vivos, mutilados o inválidos por toda la vida a 
causa de los bombardeos aliados a ciudades abiertas; abandonados en 
medio del caos por la muerte o desaparición de sus padres; violados o 
corrompidos por la barbarie de las tropas enemigas.
¿PERO QUIEN SE ACUERDA DE ESTOS HORRORES?, ¿QUIEN 
LLORA POR EL NIÑO ALEMÁN QUE CORRE AULLANDO ENVUELTO POR EL FUEGO 
INEXTINGUIBLE DEL FÓSFORO LÍQUIDO?, ¿QUIÉN POR LA NIÑA ALEMANA VIOLADA 
HASTA LA MUERTE POR UNA SUCESIÓN DE BESTIAS SOVIÉTICAS?, ¿O POR LOS 
NIÑOS JAPONESES DE HIROSHIMA Y NAGASAKI?…”
 
“Porque de todos estos innumerables casos horrendos 
nadie habla. No hay best-sellers, no hay dramatizaciones, no hay 40 
ediciones, no hay cine, ni teatro, ni radio ni televisión. La falsedad 
del mito de Ana Frank va mucho más allá, es muchísimo más profundo que 
la eventual falsificación del texto. Reside en la unilateralidad y en la
 recurrencia infinita del tema. Una especie de Bolero de Ravel de la 
propaganda, una perfecta aplicación política del viejo tema de la niña 
inocente atrapada por la maldad, pero que triunfa aún después de la 
muerte: Blancanieves perseguida por la madrastra perversa, la débil 
doncella prisionera en el torreón medieval o la inocente heroína que en 
los filmes del Far West el cow-boy bueno salva en la cabalgata final. Y 
así, el mito de Ana Frank, por la fuerza de su impacto sobre la 
sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en símbolo de la inocente 
nación perseguida, sino más aún y contra todas las reglas de la lógica, 
en prueba indiscutible de la maldad intrínseca, irredimible, de los 
perseguidores…”