Hola Chris:
Espero que
tanto su testimonio como el mío puedan ayudar a la mayor cantidad de
personas que sea posible. He intentado en la medida de mis posibilidades
contárselo a mis amigos y seres queridos, pero no me creen. Por
desgracia tengo familiares que ni siquiera lo han intentado, pensando
que lo que les decía no es cierto. Sólo creen a los médicos que insisten
en la quimioterapia y la radiación…
Fui
diagnosticado de leucemia en el año 2000, y lo único que me dijeron es
que estaba relacionado con un cáncer de huesos, que se inicia en la
médula ósea.
El principio
Mi
neurólogo me envió a un especialista en cáncer, ya que tenía que
revisar mis niveles en sangre cada 6 meses. Estoy tomando Dilantin para
controlar las convulsiones, ya que sufro de ataques epilépticos. El
neurólogo me dijo que después de los análisis de sangre realizados
durante los últimos diez años, el número de glóbulos blancos iba
aumentando, y que finalmente habían llegado a niveles tan altos que
debía acudir a un especialista en cáncer, en Erlanger, Chattanooga.
Acudí al especialista. Realizó varios análisis de sangre y me dijo que
tenía leucemia y que necesitaría tratamiento de quimioterapia. Me dijo
que volviese a las dos semanas.
Después de
este diagnóstico, mi madre me dijo que a una amiga suya le pronosticaron
una esperanza de vida de sólo 3 meses desde que se descubrió que se
encontraba en la fase 4 de un cáncer. Esta señora y su marido viajaron a
otro país, donde la recomendaron una dieta vegetariana, con un consumo
elevado de zumo de zanahoria, tal que
su piel se puso de color naranja por la gran cantidad de vitamina A. Esta mujer logró superar el cáncer y vivió más de 20 años, muriendo ya en la vejez.
Pues si le funcionó a ella,
¿por qué no intentarlo en mi caso? Así que me dispuse a emplear todas
las armas a mi alcance para luchar contra el cáncer de forma natural.
Encontré
información sobre el consumo de cebolla y ajo crudos como forma de
combatir el cáncer. También me compré un libro sobre vitaminas,
La Biblia de las vitaminas de Earl Mindell, en el que se dan tratamientos para mejorar el sistema inmunológico, ayudar a restablecer la normalidad en la sangre, etc.
De todo lo que encontré, me
decidí por tomar jugo de zanahoria, consumir zanahorias crudas, dientes
de ajo crudo antes del desayuno de cada día, y también comí alrededor
de la cuarta parte de una cebolla cruda cada día, a la hora de la cena.
Para
almorzar me comía dos zanahorias crudas enteras, que también acompañaba
con una ensalada o un bocadillo. A la hora de la cena ingería ¼ de
cebolla dulce cruda, además de judías verdes, maíz y puré de patatas con
pollo, o pescado con una ensalada, o un plato de pasta.
El ajo es
muy fuerte, así que decidí cortarlo en rodajas que tragaba enteras, como
si se tratase de una píldora, y luego me ayudaba a ingerirlo con un
vaso de agua.
[ Chris dice: Yo hice lo mismo con el ajo]
En cuanto
a los suplementos: tomé complejos multivitamínicos; vitamina A, C, E,
B6 y B12. Elegí estas vitaminas porque había leído que las vitaminas A y
C ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, ayudan al flujo
sanguíneo; la B6 da energía y la B12 ayuda en la formación adecuada de
los glóbulos rojos, aumentando también mi fortaleza.
Tomé tanto
los complejos multivitamínicos como las vitaminas individualizadas de
forma regular antes del desayuno, después de tragar el ajo crudo. Y
luego el desayuno, que incluía un vaso de zumo de naranja, una tostada y
dos huevos revueltos.
Hice esto
todos los días durante un par de semanas. Cuando volví al especialista
en cáncer, me hicieron una prueba sanguínea. El médico volvió a entrar
en la habitación y me dijo que había que repetir el análisis y que era
preciso realizar más pruebas. Entonces volvió de nuevo rascándose la
cabeza y me dijo: “Señor Powell, íbamos a empezar con la
quimioterapia, pero no sé cómo los glóbulos blancos han vuelto a la
normalidad. ¡No tiene cáncer!”.
No le conté al doctor lo que había hecho, no sea que pensase que estaba loco. De todos modos no me iba a creer.
Mi esposa y
yo nos fuimos del hospital con una sonrisa, y dimos gracias por haber
seguido una forma de curar este tipo de leucemia, que me decían no tenía
cura.
Tres años más tarde, en 2004
Dejé
de tomar jugo de zanahoria y consumir ajo. Me empecé a sentir mal,
vomitaba por las mañanas. Tenía dolores, problemas de audición y de
visión en un ojo, dificultad para caminar debido a vértigos. Fui al
médico, me hicieron una resonancia magnética que mostró un tumor de 7
milímetros en mi cerebro, que me estaba comprimiendo el nervio óptico.
Debido a la
posición del tumor, mi neurólogo que no lo quería extirpar, ya que podía
quedarme ciego o paralítico, o ambas cosas. Me dijo que mientras no se
hiciera más grande, mejor dejarlo.
Desde que me
curé de la leucemia con el jugo de zanahorias, ajo y cebolla, no había
vuelto a consumirlos, así que decidí volver a ingerirlos para tratar
este tumor. Empecé con el ajo y la cebolla de nuevo, pero no bebí mucho
jugo de zanahoria ni comí demasiadas zanahorias. En 2008 me hicieron
otra resonancia para comprobar si el tumor había crecido.
El tumor
seguía allí, pero no había crecido. Eso me hizo pensar que tenía que
tomarme en serio lo de consumir otra vez jugo de zanahoria.
Bebía 10
onzas (0,300 l) de jugo de zanahorias todas las mañanas, y otras 10
onzas entre las 5 y las 6 de la tarde, así durante 8 meses. Después de
ocho meses de beber jugo de zanahoria dos veces al día, junto con el ajo
y la cebolla, y de comer zanahorias crudas todos los días, fui a
hacerme otra resonancia magnética en el año 2011. El tumor se había
reducido hasta el extremo de que no podía ser visto mediante la
Resonancia Magnética.
Sigo tomando
jugo de zanahorias todos los días. Tomo ajo crudo tres veces a la
semana, los lunes, miércoles y viernes, y cebolla cruda tres veces por
semana, para evitar que el cáncer regrese. De momento está funcionando.
No tengo cáncer y el tumor ha desparecido.
Ahora también consumo otras
verduras, y somos consumidores natos mi esposa y yo. Ambos hemos visto
que esta terapia funciona, no una vez, sino dos.
Gracias Chris por compartir tu historia, espero que otros también traten de combatir su cáncer como lo hemos hecho tú y yo.
Sinceramente,
Earnie Powell