miércoles, 02 enero 2008
Según fuentes oficiales de Kenia, al menos 148 kenianos han muerto y cerca de 75.000 han sido forzados a abandonar sus hogares huyendo del brote de violencia que ha estallado en el país tras las elecciones presidenciales celebradas el pasado 27 de diciembre. Según el diario sudafricano Mail and Guardian en cambio, la cifra asciende, por el momento, a más de 300 muertos desde el pasado sábado, lo que podría convertirse en un enfrentamiento étnico a gran escala.
Entre los incidentes violentos ocurridos en varias partes del país, el pasado martes al menos 35 niños y adultos que buscaban refugio en una iglesia cercana a la ciudad occidental de Eldoret fueron quemados por una multitud enfurecida. Las víctimas formaban parte de las 400 que se habían refugiado en el templo para escapar de los enfrentamientos, según informaron supervivientes del ataque y fuentes policiales. Una enfurecida multitud roció con gasolina la iglesia de Kenya Assemblies of God y después la prendió. “Al menos 35 personas fueron quemadas hasta la muerte en el interior de la iglesia, incluidas mujeres y niños”, dijo el director de Cruz Roja de Kenia Abbas Gullet. Al menos otras 42 personas fueron trasladadas al hospital con quemaduras graves, informó la Cruz Roja keniana.
Un comisario de la policía nacional dijo que en la sociedad keniana, las iglesias están consideradas lugar sagrado y nadie esperaría que en ellas se produjeran ningún tipo de violencia. Se está llevando a cabo una investigación sobre el dramático suceso.
“Una tribu está persiguiendo a otro de un modo que puede ser descrito como una limpieza étnica”, dijo un portavoz de la policía que prefería permanecer en el anonimato, señaló Mail And Guardian.
El pasado 27 de diciembre el actual presidente Mwai Kibaki resultó reelegido por una ajustada victoria, en medio de acusaciones de fraude por su principal rival Raila Odinga. Kibaki pertenece a la tribu mayoritario en Kenia, los Kikuyu, y Odinga a la segunda, los Luo. La violencia ha tomado un color étnico. “Cuando lo vi era inimaginable e indescriptible”, dijo Gullet después de visitar el pasado martes varias de las zonas más afectadas al oeste de Kenia. “Esto es un desastre nacional”, dijo a los periodistas. “En el área que visitamos hoy (martes) hay aproximadamente 70.000 desplazados”.
Material visual tomado por la organización humanitaria mostraba cientos de casas ardiendo, cultivos en llamas y cortes de carretera cada 10 kilómetros. Gullet dijo que únicamente aquellos que pertenecen “al grupo étnico correcto” podían pasar a través de las barricadas. Fuentes oficiales ugandesas también informaron de cientos de kikuyus cruzando la frontera de Kenia.
La violencia estalló en varias ciudades durante el lento recuento de los votos. Kibaki resultó ganador con el 51,3 por ciento de los votos, frente al 48,7 por ciento de Odinga. Observadores europeos dijeron que las elecciones no habían alcanzado los estándares internacionales y pidieron una auditoría independiente de los resultados, aumentando la presión diplomática sobre Kibaki. El jefe de la comisión electoral de Kenia dijo que fue presionado por el partido de Kibaki para rápidamente su victoria, a pesar de la petición de los observadores europeos y de la comisión de derechos humanos estatal de aplazar el anuncio hasta que se llevara a cabo una investigación.
Estos episodios de violencia son los más graves que ha sufrido el país desde el golpe de estado fallido en 1982.
En Nairobi, varios slums fueron invadidos por personas que incendiaron tiendas pertenecientes a miembros kikuyu y saquearon todo lo que encontraron, desde frigoríficos hasta productos básicos.
La secretaria de estado norteamericana Condoleezza Rice y el ministro de exteriores británico David Miliband lanzaron un comunicado conjunto urgiendo a los líderes políticos de Kenia que pidieran el cese inmediato de la violencia y se comprometieran en un proceso legal y político para resolver la crisis, asegurando un “futuro unido y pacífico” para el país.
Según la agencia France-Presse, al menos 301 personas han muerto en violentos enfrentamientos desde el día de las elecciones. El pasado martes, las víctimas mortales fuerno 110.
“Estamos siendo testigos de un frio y calculado plan para llevar a cabo una masacre”, dijo el portavoz del gobierno Alfred Mutua.
Por su parte Kibaki, de 76 años, declaró que “los líderes de los partidos políticos deberían reunirse inmediatamente y pedir calma”. Pero Odinga, de 62 años, que figuraba en cabeza en los sondeos previos a la votación, dijo que sólo hablaría una vez que el presidente hubiera reconocido el fraude electoral. Mientras declaraba que “la matanza debe parar”, Odinga también anunció un mitin masivo en Nairobi el próximo jueves en el que planea autoproclamarse “el presidente del pueblo”. El líder de la oposición pidió también presión internacional sobre Kibaki.
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