Napoleón III ofreció una recompensa a quien
elaborara un sustitutivo para la mantequilla para las clases bajas y las
fuerzas armadas francesas. La historia completa:
Con el objetivo de ofrecer una alternativa más saludable a la utilización de la tradicional mantequilla, el 15 de julio de 1869 el químico francés Hippolyte Mège-Mouriés patentaba la margarina. El éxito que obtuvo su creación se ha prolongado hasta la actualidad.
El emperador Napoleón III,
sobrino del gran Napoleón I, ofreció una recompensa a quien elaborara
un sustitutivo para la mantequilla para las clases bajas y las fuerzas
armadas francesas. Los ya por entonces conocidos perjuicios de las
grasas animales, con las que se fabrica la mantequilla mediante una
emulsión de agua, parecían verse solventados con la invención de
Mège-Mouriés, la margarina, que le valió hacerse con el premio.
Realizada a base de aceites vegetales mediante un proceso de
hidrogenación parcial, buscaba evitar los problemas cardiovasculares
asociados a las grasas saturadas,
el colesterol y las calorías. No obstante, pronto se descubrió el
inconveniente que suponían los ácidos grasos trans que se originan en el
proceso de hidrogenación parcial y que generan también problemas
cardiovasculares relacionados con el aumento de las lipoproteínas en la
sangre.
La investigación en nuevas tecnologías para minimizar la presencia de
estos ácidos grasos trans que comenzó en los años noventa ha logrado,
con el tiempo, minimizar la cantidad de estos hasta cantidades inferiores al 1% en la actualidad.
Según la multinacional Unilever, en la actualidad se puede afirmar que
las margarinas de mesa del mercado español están prácticamente libres de
grasas trans. Este trabajo, además, se implementó para mejorar las
margarinas a nivel nutricional, logrando una composición en ácidos grasos insaturados, que la hacen recomendable en el marco de una alimentación cardiosaludable.
En tiempos de hambre, durante la Segunda Guerra Mundial, el uso de la margarina viviría un momento clave. Su alto contenido en lípidos
lo convirtió en el sustento energético ideal para sustituir a la
mantequilla como alimento básico en la dieta de europeos y americanos.
Fue a partir de aquel momento cuando el uso y distribución la margarina
comenzó a popularizarse de forma casi global hasta nuestros días.
Con el objetivo de ofrecer una alternativa más saludable a la utilización de la tradicional mantequilla, el 15 de julio de 1869 el químico francés Hippolyte Mège-Mouriés patentaba la margarina. El éxito que obtuvo su creación se ha prolongado hasta la actualidad.
El emperador Napoleón III,
sobrino del gran Napoleón I, ofreció una recompensa a quien elaborara
un sustitutivo para la mantequilla para las clases bajas y las fuerzas
armadas francesas. Los ya por entonces conocidos perjuicios de las
grasas animales, con las que se fabrica la mantequilla mediante una
emulsión de agua, parecían verse solventados con la invención de
Mège-Mouriés, la margarina, que le valió hacerse con el premio.
Realizada a base de aceites vegetales mediante un proceso de
hidrogenación parcial, buscaba evitar los problemas cardiovasculares
asociados a las grasas saturadas,
el colesterol y las calorías. No obstante, pronto se descubrió el
inconveniente que suponían los ácidos grasos trans que se originan en el
proceso de hidrogenación parcial y que generan también problemas
cardiovasculares relacionados con el aumento de las lipoproteínas en la
sangre.La investigación en nuevas tecnologías para minimizar la presencia de estos ácidos grasos trans que comenzó en los años noventa ha logrado, con el tiempo, minimizar la cantidad de estos hasta cantidades inferiores al 1% en la actualidad. Según la multinacional Unilever, en la actualidad se puede afirmar que las margarinas de mesa del mercado español están prácticamente libres de grasas trans. Este trabajo, además, se implementó para mejorar las margarinas a nivel nutricional, logrando una composición en ácidos grasos insaturados, que la hacen recomendable en el marco de una alimentación cardiosaludable.
En tiempos de hambre, durante la Segunda Guerra Mundial, el uso de la margarina viviría un momento clave. Su alto contenido en lípidos
lo convirtió en el sustento energético ideal para sustituir a la
mantequilla como alimento básico en la dieta de europeos y americanos.
Fue a partir de aquel momento cuando el uso y distribución la margarina
comenzó a popularizarse de forma casi global hasta nuestros días.
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