Según el País el Banco de alimentos de Andalucía estima que el 35% de la población que atiende se encuentran por debajo del umbral de la pobreza y el de Galicia recibió peticiones de ayuda alimenticia de más de 100.000 personas del año pasado. Con estos datos, parece que el hambre ya no es un problema exclusivo de países del tercer mundo como los africanos, sino de naciones como España, sumergidas en una terrible hondonada sin fondo. Si añadimos a ello que en la UE se tiran el 50% de los alimentos que se producen porque no cumplen ciertos estándares de belleza, y que es muy probable que las ayudas que estas instituciones reciben de la UE se reduzcan el año que viene o incluso que desaparezcan, está claro que la situación española es mucho peor de lo que se quiere decir para vender la marca nacional en el extranjero de cara a futuras inversiones. La Federación de Banco de Alimentos de España señala que cada año se pierden unos 12.000 millones de euros en alimentos que podrían emplearse para ayudar a las personas que por falta de medios económicos no pueden acceder a ellos. La tendencia a erradicar toda medida que vaya en contra del neoliberalismo inoperante es un claro síntoma de que no existe intención de resolver este problema.
España entra hoy por hoy en situación de alerta económica y alimenticia para muchas personas, adultos y niños que se ven con problemas que antes se presentaban en Perú, donde el déficit en este sentido provocaba bajo rendimiento académico en muchos casos de carácter permanente. Así, las diferencias entre el primer y lo que se llamaba tercer mundo se va borrando lentamente.
Es urgente un cambio en las legislaciones española y europea sobre esta materia. Grecia y otros países presentan problemas semejantes que las autoridades de Bruselas miran de soslayo, sólo pendientes de que los gobiernos atiendan al déficit o las subidas de impuestos que consideren oportunas y convenientes, siguiendo fríos criterios que se pueden considerar dentro del marco del genocidio económico. De no producirse una modificación en la tendencia, de no escucharse la alerta alimenticia increíble en países como España, pronto llegará el resultado final que demostrará que el sistema es inviable e irrecuperable tanto a nivel político, económico como humano.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/04/12/catalunya/1365767026_168484.html
ÁNGEL VILVOORD.
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