Este artículo, aparecido en El Mundo y reproducido por Google, ha suscitado infinidad de comentarios en las redes sociales. Su autor es el académico de la Real Academia Española y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, Luis María Anson. Lo publicamos a continuación.
Fidel Castro y Lula da Silva pusieron en marcha en 1990 el Foro de Sao Paulo para evitar que la extrema izquierda comunista, tras el fin de la Unión Soviética, se derrumbara en Iberoamérica. Cuba, México, Argentina, Venezuela, Nicaragua son algunos de los países que alientan el Foro, con ramificaciones en España.
Para los años 2019 y 2020, el Foro, al que pertenecen más de cien partidos y agrupaciones, ordenó los siguientes objetivos: someter los poderes legislativo y judicial al ejecutivo; modificar los mandatos constitucionales para manejar el dinero de los presupuestos del Estado; desmitificar la religión, introduciendo elementos que confundan sus principales celebraciones con leyendas y frivolidades; incrementar el manejo de los medios de comunicación; defender a ultranza la relatividad de los valores establecidos; controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político; introducir en el Ejército a personas afines al partido.
Conforme a lo que establece la agenda del Foro de Sao Paulo, estos son los objetivos para 2021 y 2022: control de las redes sociales; magnificar la “corrupción” de los sectores neoliberales; perseguir a los grandes empresarios para que huyan del país; control total de internet; multiplicar los gastos de la Administración, creando puestos en favor los miembros de la izquierda comunista; establecer estructuras paralelas para diluir las administraciones públicas hostiles; control de los Bancos, de los cambios y las divisas.
La etapa tercera del Foro de Sao Paulo especifica en su agenda para 2022 y 2023 lo siguiente: expropiaciones masivas de terrenos y empresas otorgando su gestión a los líderes de la extrema izquierda comunista; reparto de las viviendas en favor de los afiliados; reforma de las Constituciones y de las leyes electorales para garantizarse la reelección; colocar en manos del Estado todos los bienes de producción, y, finalmente, sí al trabajo, fuera el capital.
No se trata de especulaciones. Este es el programa escrito de la ultraizquierda comunista para los próximos cuatro años. Los sectores liberales pueden mirar hacia otro lado y pensar que aquí no pasa nada. La España sanchista está ya de hecho en la letra del Foro de Sao Paulo. Y la que se avecina, lo que nos espera, salvo que el liberalismo democrático ponga freno, aparece claramente especificado en el programa del extremismo comunista.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
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