ALERFA, UNA ORGANIZACIÓN MILITAR SECRETA FRENTE A LA PASIVIDAD DE LA CÚPULA MILITAR
Para el general Manuel Fernández-Monzón Altolaguirre: “La situación actual en Cataluña debería considerarse un acto de alta traición que impondría la aplicación del estado de guerra”.
El coronel Manrique piensa que hace tiempo que debía haberse enviado a la región catalana efectivos militares. “Su misión principal lo pide. Pero debería haberlo hecho ya y, sobre todo, debería haber hecho primero uso de la disuasión: una advertencia seria de la Institución Militar (incluso la hoy destrozada) habría evitado el problema en gran medida. Incluso podría hacerlo aun. Y, por cierto, no haría falta desplazarse de Madrid, pues la raíz del problema está en los organismos e instituciones del Estado”.
El general Fernández-Monzón nos recuerda que “el 6 de octubre de 1934, en pleno apogeo de la Segunda República, nada más producirse la incorporación de tres nuevos ministros de la CEDA al gobierno de Alejandro Lerroux, tras desatarse la huelga revolucionaria convocada por los socialistas, Luis Companys proclamó el Estat Catalá, tras acusar al nuevo gobierno español de “monarquizante y fascista”. El presidente Lerroux actuó de forma rápida, declarando el estado de guerra y asegurando que “estaba en un momento de lucha y que estaba dispuesto a vencer” y el general Batet, prácticamente con un capitán, cuatro soldados y dos cañones situados en la Plaza de Sant Jaume, dominaron la situación. Ya está bien de cachondeo. Esto es un desprecio y humillación a España y a los españoles”.
Los militares llevan días esperando una intervención de el Rey que por fin se ha producido para no decir nada: nada de nada. El descontento en los cuarteles se palpa con sólo pisar sus patios y las conversaciones, en las salas de armas, giran todas en torno a lo mismo: España está ante una situación límite.
La Tribuna de Cartagena ha hablado con numerosos militares. Sólo tres darán sus nombres: los tres se encuentran en situación de reserva y poseen un ejemplar historial militar: el general Fernández-Monzó Altolaguirre estuvo al mando de la Brigada Mecanizada Maestrazgo nº 3 y fue gobernador militar de Cartagena y Murcia. Ocupó la Inspector general del Arma de Infantería y la subdireccción de la Escuela Superior del Ejército. También ocupó posiciones de mano de equipos de inteligencia de la OTAN en Pakistán y Afganistán. El general Piñar Gutiérrez, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, fue subdirector de Doctrina del Ejército de Tierra y su carrera, en la última etapa, ha estado presidida por enfrentamientos y arrestos con la cúpula militar. Desarrolla una importante labor como escritor y conferenciante. Y el coronel Manrique García también ha sido un militar molesto y sancionado por el alto mando castrense. Diplomado de Estado Mayor, también es prolífico escritor y colabora con diferentes medios de comunicación.
Mientras tanto, el malestar continúa en los cuarteles y una organización militar en la sombra (la primera que se conoce en los cuarenta últimos años) comienza a hacer sonar el ruido de sables bajo el misterioso nombre de Alerfa. Vayan familiarizándose con este nombre que, en los cuarteles y salas de armas, ya empieza a formar parte de los corrillos, las conversaciones entre oficiales y jefes y los mensajes en los grupos de guasaps de militares de España.
La situación de Cataluña es absolutamente insostenible.
General Fernández-Monzón
Para el coronel Manrique, lo que sucede ahora mismo en Cataluña “es una revolución posmoderna, secuela de la del 11-M. Por revolución, en acepción vulgar, se entiende el cambio político político brusco y violento; eso es lo que se está produciendo y a lo que se ha llegado, tras la traición del Sáhara, el desmantelamiento ilegal-traidor-antidemocrático del Régimen del 18 de Julio, y la guerra subversiva-terrorista de ETA-GRAPO-FRAP-TerraLluire-MPAIAC, es decir, la primera Transición. Una revolución adaptada a los tiempos y al dominio de los poderosos medios de comunicación por la plutocracia sionista instalada entre las élites sajonas y en las sociedades secretas. El 11-M abrió las puertas a la segunda, que está a punto de culminarse con la secesión, aunque sea tibiamente encubierta con un federalismo-commonwealth. Recordemos,añade el coronel Manrique, para calibrar la profundidad y origen inmediato del problema, pues la destrucción de España, por manos y dineros anticatólicos fundamentalmente, es algo que comienza tras su reunificación con los Reyes Católicos y los primeros Austrias, que durante los debates parlamentarios de la aprobación de la que sería Constitución de 1978, los senadores Villar Arregui (PSOE) y González Seara (UCD) afirmaron que el término nacionalidades, incluido en el texto se debía a compromisos tomados en Munich en 1962”.
Para el general Piñar la situación es absolutamente inarbordable. “Los catalanes tienen derecho a decidir porque así se les ha hecho creer durante 40 años. Si les has dado competencia y les has tratado como una nación, les has empujado a esta secesión. La responsabilidad de que hayamos llegado a esta situación es de las altas magistraturas del estado y sobre todo la más alta de todas, del Jefe del Estado. Felipe VI no es que no ha cumplido con su obligación de detener esta situación sino que, y lo que aún es mucho peor, de alguna manera, la ha propiciado. Seamos completamente claros, esto no se habría producido si hace tiempo no se hubiera hecho esa entrega de los estatutos de autonomía entregando unas competencias a las que jamás debía haber renunciado un Estado. Estamos recogiendo lo que hemos sembrado”.
Coronel Manrique
El general Piñar cree, por el contrario, que la reacción debe salir del pueblo: “La reacción tiene que salir del pueblo. Recuerde que hay millones de españoles que juraron defender la unidad de la patria hasta la última gota de su sangre y nadie les ha eximido de ese juramento.La única reacción posible a la situación actual debe salir del pueblo, de la gente, fuera del propio pueblo no existe ninguna solución porque los propios poderes del estado en lugar de enfrentarse con los separatistas se han enfrentado con quienes defienden la unidad de España y han dado instrucciones a los propios mandos de las fuerzas de seguridad del estado para que no se produzcan detenciones de los sediciosos. Habría de ponérsela cosa muy mal para que se produzca una reacción en los militares, en la cúpula militar”.
General Piñar Domínguez
El coronel Manrique entiende que la reacción del Jefe del Estado llega tarde: muy tarde. “El Jefe del Estado, por cierto, ya no es el jefe de todos los Ejércitos. En el camino de desmantelamiento apenas soterrado de la Constitución (separación de poderes, derecho a la vida, servicio militar, igualdad ante la ley, déficit público, etc.) prácticamente le ha privado, sin ningún problema por parte de la Corona, de ese Mando, recayendo en el Jefe de Gobierno. La responsabilidad de la Monarquía, por muy irresponsable que sea el Rey, es total y gravísima. Con ella está firmando su destino no lejano, incluso por lo infumable de un reino de una España rota quizá unido federalmente a una república catalana (y las que vengan).
Pero volvamos a esa secreta organización militar que comienza a ganar, cada vez más adeptos, entre jefes y oficiales, tanto del ejército de tierra, como de la marina y de aviación.
El nombre tan misterioso, Alerfa, nos hace acudir a varios diccionarios hasta que encontramos la definición que podría ser la causante de la elección de este nombre. Alerfa: “en operaciones con aeronaves, palabra clave utilizada para designar una fase de alerta”. Y es que, según hemos podido conocer con carácter de exclusiva, desde La Tribuna de Cartagena, el origen, o al menos el principal grupo impulsor de esta organización militar secreta, nació, hace menos de un año, en la Base Aérea de Zaragoza extendiéndose rápidamente a las Unidades de Mando de Combate Aéreo de Torrejón, Chinchilla, San Javier y Canarias y de ahí dio el salto a oficiales del ejército de tierra y de la armada.
Durante estos últimos días, desde La Tribuna de Cartagena hemos hablado con diversos jefes y oficiales en activo (cuyos nombres, obviamente, no vamos a hacer públicos) hasta tener la seguridad de que Alerfa es una organización estructurada y no del deseo de un grupo de animosos soldados. Hemos mantenido conversaciones privadas, cibernéticas y telefónicas (obviamente desde teléfonos anónimos ya que tenemos el completo convencimiento, por una confidencia que nos ha llegado desde la propia policía, de que los teléfonos de los redactores y del director de este periódico están siendo ilegalmente intervenidos). Nuestros interlocutores han sido, todos ellos, jefes y oficiales jóvenes: tres tenientes coroneles del ejército de tierra (dos de infantería y uno de caballería) y dos capitanes de fragata, cuatro comandantes del ejército de tierra (dos de infantería, uno de artillería y otro de intendencia), dos comandantes del ejército del aire y un capitán de corbeta y tres capitanes (uno de infantería, otro de intendencia y otro de la guardia civil), dos capitanes de aviación y un teniente de navío. Precisamente el capitán de la guardia civil ha sido nuestro principal contacto y quien nos ha introducido.
No ha sido mucha la información obtenida pero sí la suficiente como para sostener que Alerfa es un grupo real y dinámico que existe y que cada vez va cobrando más adeptos entre los militares descontentos con la deriva de la nación y la política de ascensos del ministerio de Defensa.
Hasta donde hemos podido conocer, Alerfa no cuenta con una jerarquíay se trata, sobre todo, de un grupo de opinión dentro de las Fuerzas Armadas; eso sí, un grupo de opinión de militares altamente cualificados, muchos de ellos, prácticamente todos, con experiencia en operaciones internacionales, con tropa a sus mandos y que, en algún momento, se han planteado pasar de la mera difusión de mensajes de descontento entre sus miembros a alguna acción contundente si la patria se encontrara ante una situación límite.
Para el coronel Manrique, “antes que la disciplina está el honor, se dijo, y muy bien dicho, como resumen de la deontología no solo militar. España está antes que la Constitución del 78 y de la de La Pepa. Las leyes pueden ser inmorales e incluso antinaturales (y de eso hay muchos ejemplos hoy en día) y lo mismo las órdenes, siendo, por lo tanto, incumplibles moralmente. Y no digo nada que ningún insumiso demócrata no entienda. Incluso muchos de nosotros, no solo militares, y pienso en muchísimos obispos, tenemos el deber moral insuperable de cumplir el 4º Mandamiento (del que emana el patriotismo) y el juramento solemne”.
El general Piñar dice: “Yo no soy ningún representante del Ejército, yo soy un general retirado sin ninguna responsabilidad en las Fuerzas Armadas. Los ejércitos han sido anulados completamente, la institución militar ha sido cambiada en muchos aspectos negativos, el artículo VIII de la Constitución Española no se ha desarrollado en absoluto, se ha hecho todo lo posible para que las Fuerzas Armadas no puedan cumplir con su misión.Pero todavía quedan oficiales y suboficiales, eso que forma parte del pueblo español del que les hablaba y donde se encuentra la única solución que veo, pero no dirigidos pos sus jefes porque el ejército, como institución, está totalmente anulado. Pero sí puede haber una movilización del pueblo militar, es decir de la tropa, de los suboficiales y de los oficiales (como ha pasado en otras épocas de España). Los mandos intermedios tienen muchas posibilidades que no necesariamente sea desobedecimiento de las órdenes recibidas, se puede presionar desde la base del Ejército a los mandos porque, no lo olviden, hay unos mandos más dispuestos a cumplir su juramento con la patria que otros. Un regimiento no funcionan sin los capitanes, no sólo es el coronel el que lo manda; una brigada no es solo el general el que la manda, son los jefes de la brigada los que de alguna manera pesan, y dentro de una compañía los oficiales y los suboficiales tienen un peso enorme, porque sin el respaldo de la base no se podrían tomar decisiones con el ánimo que se tienen que tomar en estos momentos”.
El general Fernández-Monzón afirma que “cuando se elaboró la Constitución del 78, también se contempló un “documento denominado S.A.M.” (Supuesto Anticonstitucional Máximo) que recoge los deberes y obligaciones en el caso de producirse la rebeldía de una de las regiones. Pero es que, además, las Fuerzas Armadas (FF.AA.), según el artículo 8 de la Constitución, tienen perfectamente definidas sus obligaciones. Si la actuación es en defensa de la unidad territorial de la patria y de la legalidad vigente, cualquier actuación militar estaría –a mi juicio- sobradamente legitimada contara, o no, con el apoyo explícito de sus mandos”. Y nos recuerda el general Monzón: “El 18 de julio de 1936, de todos los generales, no se sublevó ninguno. Jefes y oficiales tienen mucho que decir todavía… Cada cual habrá de asumir su responsabilidad para con la patria y para con la historia. La Constitución española está clarísima. Para mí, el Artículo 116 de la Constitución lo regula todo. Y no creo que dé para interpretaciones personales. El texto constitucional es meridianamente claro. Muchos compañeros de armas tienen una actitud servil cuando están en activo y otra muy diferente cuando son destinados a la Escala B”.
Somos conscientes de la repercusión que tendrá esta publicación y asumimos nuestra responsabilidad periodística que no es otra que la de informar de aquello que sucede y que otros no quieren que se sepa, y con nuestra responsabilidad como patriotas que, ante un momento definitivo para la continuidad de España como nación, priorizamos el amor a la patria y concentramos todos nuestros esfuerzos en conocer cualquier tipo de salida a la actual situación límite. Así lo estamos haciendo con profesores universitarios, con especialistas en todas las disciplinas académicas y con dirigentes políticos. Y aunque en España cualquier información que afecte a las Fuerzas Armadas se convierte en un tema tabú, para nosotros resulta también imprescindible saber qué piensa la milicia y qué puede ofrecer en estos difíciles momentos para la nación.
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