La campaña ¿Quién debe a quién?, en la que participa Ecologistas en Acción, valora muy negativamente la cumbre del G8 por no haber alcanzado ningún compromiso real de lucha contra el cambio climático y haber avanzado en la militarización mundial. Pero encuentra esperanzador que la resistencia a las políticas antisociales e insostenibles gocen de buena salud en el mundo.
La campaña ¿Quién debe a quién? considera que la reunión del G8 del año 2007 no va a pasar a los anales de la historia, ya que se ha limitado a ser una cumbre vacía de contenidos reales para hacer avanzar a la humanidad hacia la sostenibilidad y el final de la pobreza.
El cambio climático, una vez más, ha sido el gran tema a nivel mediático, pero el gran ausente en la toma de medidas finales. Para ¿Quién debe a quién? el compromiso “arrancado” al Gobierno de Bush de negociar una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a partir de 2012 en el seno de Naciones Unidas es absolutamente insuficiente por varias razones:
No plantea ningún plazo ni compromiso real de reducción, con lo cual el acuerdo es fácil que se quede en papel mojado.
Posterga aun más la lucha contra el cambio climático en un escenario en el que nos acercamos progresivamente a un incremento de la temperatura del planeta en 2ºC. Esta cifra ha sido señalada por el panel de científicos de Naciones Unidas marca como muy peligrosa, ya que, a partir de ella, el proceso de cambio climático se podrá acelerar mucho más y alcanzaremos situaciones de irreversibilidad progresivamente mayores, es decir, de no retorno hacia escenarios más habitables para la mayor parte del planeta.
Ningunea el sufrimiento de millones de personas que ya están padeciendo las consecuencias del cambio climático en la escasez de agua, la subida del nivel del mar, la menor productividad de sus cosechas, el embate de fenómenos meteorológicos extremos (huracanes, sequías, lluvias torrenciales...) o la proliferación de plagas y enfermedades de transmisión por mosquitos.
Además, los compromisos hacia un mundo más justo y sostenible que emanan de las últimas cumbres del G8 son sistemáticamente incumplidos. El mejor ejemplo es la promesa de la cumbre de Gleanagles de 2005 de incrementar en un 100% la ayuda a África, que sólo ha supuesto el aumento de poco más del 2% sin que exista ningún plan para que este compromiso se cumpla realmente.
Sin embargo, el aspecto en el que sí parece que se han producido avances reales en la cumbre es el relacionado con la construcción de un escudo antimisiles por parte de EEUU y sus aliados europeos. El acuerdo podría incluir a Rusia en este proyecto. Para ¿Quién debe a quién? el escudo antimisiles no sólo está suponiendo un gasto de recursos ingentes para un objetivo absolutamente injustificable, sino que también está contribuyendo al incremento de la inseguridad mundial. Para la campaña, la seguridad mundial se alcanzará cuando desarrollemos instrumentos para que las personas vivan armónicamente con sus congéneres en base a que tengan sus necesidades cubiertas y no por la imposición de desigualdades en el mundo mediante la fuerza militar.
Esta imposición por la fuerza de una forma de ver y de hacer en el mundo es lo que se ha reflejado, desde el punto de vista de ¿Quién debe a quién?, en las numerosas protestas que se han producido en Alemania y el resto del mundo a la cumbre. La campaña participó en los exitosos bloqueos del balneario donde se realizó la cumbre y realizó acciones en varias ciudades del Estado español. Por ejemplo en Madrid organizaron una ruta en bici por todas la embajadas del G8 denunciando a todos y cada uno de los gobiernos (los textos se adjuntan) y un partido de fútbol entre el G8 y el resto del mundo. Pero también hubo acciones en Barcelona, Córdoba, Murcia y Asturias que como pasacalles o representaciones teatrales sobre el cambio climático.
La campaña, por último, quiere denunciar la antidemocrática actuación de la policía alemana que actuó con una brutalidad injustificada contra manifestaciones, en su gran mayoría, pacíficas. Además el Gobierno alemán ha puesto en marcha un sistema de juicios rápidos que impiden que las personas acusadas puedan defenderse.
Como conclusión del análisis de la cumbre, ¿Quién debe a quién? considera que el G8 debe desaparecer porque fomenta un mundo más insostenible, más injusto, más militarizado y más totalitario.
Fuente: Ecologistas en Acción/Rebelión
http://www.avanti-projekt.de/images/G8-Slide/index.html
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