40 chóferes despedidos el pasado miércoles por la Dirección del Parque Móvil de Estado han decidido abrir la boca para desvelarnos las excentricidades y abusos de nuestras ministras a la hora de utilizar unos coches oficiales que nos cuestan a todos los españoles 15 millones de euros, y no precisamente a causa de los mileuristas sueldos que cobran estos trabajadores, también escandalizados por el elevado coste del mantenimiento de los 490 vehículos oficiales de los altos cargos socialistas.
Pues bien, la medalla de oro del uso indebido del coche oficial parece que, por unanimidad, los chóferes se la otorgan a la ex ministra Bibiana Aído, con la que ninguno de ellos quería trabajar, puesto que utilizaba su vehículo para salir de copas por la zona de Huertas de Madrid, incluyendo el servicio de esperarla hasta altas horas de la madrugada y recoger a sus amiguitas en sus domicilios. ¿Será ésta una nueva forma de predicar igualdad entre todos los españoles?
La plata es, sin duda, para la también ex ministra Teresa Fernández de la Vega, que obligaba a sus chóferes ir a 190 kilómetros por hora, dada su costumbre de llegar siempre tarde a los actos oficiales. Delictiva práctica de la que, cómo no, el responsable era el conductor de turno, a uno de los cuales le quitaron 6 puntos del carné en un viaje a Valencia, ante lo que la jefa no hizo nada para ayudarle, y el colmo es que ni siquiera sabe cómo se llaman.
Y el bronce es para Elena Salgado, que, por lo visto, se pasa el día mandando a sus conductores a por bombones a Embassy en el Paseo de la Castellana, y, aunque el actual lo niega por miedo a que lo echen, en la famosa pastelería lo confirman. Pero sus usos indebidos del vehículo oficial se extienden además a asistir a clases de Pilates, a la peluquería o a pedir un coche auxiliar cargado de modelitos para elegir en una sesión fotográfica con Vanity Fair, a lo cual evidentemente los conductores se negaron.
Pero, por lo visto, el colmo de la desfachatez en el mal uso del coche oficial lo ostenta el ex ministro de Trabajo y actual presidente de la Fundación Ideas, Jesús Caldera, cuya fama de tratar con la punta del pie a sus conductores es tal que llega incluso a comunicarse con ellos poniendo a sus escoltas como intermediarios, y es que dirigirle la palabra a los chóferes es cosa del vulgo.
Aunque los excesos en este ámbito son de los más variado. Hay directoras generales que piden sillitas para acomodar a sus pequeños cuando los chóferes los recogen de la guardería o del colegio, y hay una ministra que tiene un Peugeot oficial a disposición de su cocinera particular para que vaya a hacer la compra todos los días al mercado. Menos mal que Trinidad Jiménez es educada y no utiliza su vehículo oficial en fin de semana. González-Sinde parece que tampoco. En fin, ver para creer en tiempos de crisis… y los a los funcionarios les bajan el sueldo…
Publicado el 2 Diciembre 2010 por carris --- 15 de noviembre de 2010 /// Granada Hoy
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