Estudios realizados en Suiza han confirmado que existe una relación directa entre las radiofrecuencias de los móviles y la dramática disminución de la población de abejas en lugares densamente poblados.
La señal del celular provoca confusión en estos insectos, propiciando su muerte prematura.
Las conclusiones de este estudio muestran que las abejas son muy sensibles a las radiofrecuencias provocadas al momento de generarse una llamada, momento en que el móvil genera la mayor cantidad de señales residuales.
Como forma de defensa, las abejas entran en alerta y zumban de forma más intensa, pero la naturaleza de estas señales las confunde de sobremanera, provocando que vuelen de forma errática para luego morir de forma súbita.
En países como Inglaterra y Estados Unidos, la población de estos insectos — parte fundamental en la cadena reproductiva de gran cantidad de flores, plantas y afines — ha caído en un 50% en los últimos 30 años, tiempo similar al que hemos convivido con la tecnología móvil y que muestra la rápida merma en el conteo de abejas en países desarrollados.
Un efecto residual no deseado de la movilidad que, de no ser subsanado a tiempo, podría provocar un severo desajuste en el ecosistema.
Las conclusiones de este estudio muestran que las abejas son muy sensibles a las radiofrecuencias provocadas al momento de generarse una llamada, momento en que el móvil genera la mayor cantidad de señales residuales.
Como forma de defensa, las abejas entran en alerta y zumban de forma más intensa, pero la naturaleza de estas señales las confunde de sobremanera, provocando que vuelen de forma errática para luego morir de forma súbita.
En países como Inglaterra y Estados Unidos, la población de estos insectos — parte fundamental en la cadena reproductiva de gran cantidad de flores, plantas y afines — ha caído en un 50% en los últimos 30 años, tiempo similar al que hemos convivido con la tecnología móvil y que muestra la rápida merma en el conteo de abejas en países desarrollados.
Un efecto residual no deseado de la movilidad que, de no ser subsanado a tiempo, podría provocar un severo desajuste en el ecosistema.
Fuente: Wayerless
LAS RADIOFRECUENCIAS DEL CELULAR ESTÁN ACABANDO CON LAS ABEJAS
Los científicos empiezan a darse cuenta que las redes de telefonía celular dañan el medio ambiente.
En principio fueron rumores, luego investigaron si las redes Wi-Fi dañaban los árboles.
También existieron sospechas si las abejas estarían siendo afectadas nociva y drásticamente por teléfonos celulares, esto por una muerte masiva de colonias enteras que se registraron en Estados Unidos y otros partes del mundo.
Llegaron a la conclusión que las antenas no tuvieron nada que ver con el caso anterior.
Posteriormente un grupo de expertos suizos hizo un estudio de 83 experimentos demostrando que lo anterior es absolutamente falso.
El líder del equipo, Daniel Favre hizo colocar un teléfono móvil en varios estados: apagado, encendido y/o recibiendo/realizando llamadas, debajo de una colmena para observar el comportamiento de las abejas y sus reacciones.
Resultado. Las abejas reaccionaron de forma muy violenta, lanzando chillidos agudos en señal de la reina de abandonar la colonia, cuando el dispositivo recibía una llamada o las hacía, es decir, la emisión y recepción de señales las desorientaba y por consecuencia sentían un ambiente inseguro, pero si esta señal se hacía más intensa o se prolongaba podían morir así sin ton ni son.
Cuando el teléfono estaba apagado o encendido sin actividad, ellas no mostraron esa reacción.
Daniel Favre consideró que los teléfonos y las antenas repetidoras contribuirían a la densidad de población de abejas, razón por la cual pidió hacer más investigaciones para confirmar algunos resultados ya estudiados.Ya es hora de hacer muchas más investigaciones sobre las consecuencias y causas de las señales y dispositivos inalámbricos en su afectación negativa para con los ecosistemas.
La informática y las telecomunicaciones han llegado a un punto máximo de desarrollo, donde las consecuencias comienzan a verse tanto en el comportamiento de los seres humanos, su educación, su vida cotidiana y su convivencia hasta los demás ecosistemas donde esas señales que viajan a través del aire comienzan a hacer efectos negativos en otros organismos.
Ya hemos visto cómo las abejas reaccionan ante ondas celulares fuertes, y peor aún: pudieran llegar a la conclusión que los árboles detengan su crecimiento normal gracias a las conexiones inalámbricas de las redes Wi-Fi.
También existieron sospechas si las abejas estarían siendo afectadas nociva y drásticamente por teléfonos celulares, esto por una muerte masiva de colonias enteras que se registraron en Estados Unidos y otros partes del mundo.
Llegaron a la conclusión que las antenas no tuvieron nada que ver con el caso anterior.
Posteriormente un grupo de expertos suizos hizo un estudio de 83 experimentos demostrando que lo anterior es absolutamente falso.
El líder del equipo, Daniel Favre hizo colocar un teléfono móvil en varios estados: apagado, encendido y/o recibiendo/realizando llamadas, debajo de una colmena para observar el comportamiento de las abejas y sus reacciones.
Resultado. Las abejas reaccionaron de forma muy violenta, lanzando chillidos agudos en señal de la reina de abandonar la colonia, cuando el dispositivo recibía una llamada o las hacía, es decir, la emisión y recepción de señales las desorientaba y por consecuencia sentían un ambiente inseguro, pero si esta señal se hacía más intensa o se prolongaba podían morir así sin ton ni son.
Cuando el teléfono estaba apagado o encendido sin actividad, ellas no mostraron esa reacción.
Daniel Favre consideró que los teléfonos y las antenas repetidoras contribuirían a la densidad de población de abejas, razón por la cual pidió hacer más investigaciones para confirmar algunos resultados ya estudiados.Ya es hora de hacer muchas más investigaciones sobre las consecuencias y causas de las señales y dispositivos inalámbricos en su afectación negativa para con los ecosistemas.
La informática y las telecomunicaciones han llegado a un punto máximo de desarrollo, donde las consecuencias comienzan a verse tanto en el comportamiento de los seres humanos, su educación, su vida cotidiana y su convivencia hasta los demás ecosistemas donde esas señales que viajan a través del aire comienzan a hacer efectos negativos en otros organismos.
Ya hemos visto cómo las abejas reaccionan ante ondas celulares fuertes, y peor aún: pudieran llegar a la conclusión que los árboles detengan su crecimiento normal gracias a las conexiones inalámbricas de las redes Wi-Fi.
fuente: muy buenas nueva.
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