La Mansión Villa Paula es
una magnífica mansión de 1920, de estilo neo-clásico, con un distintivo sabor
cubano en su diseño y decoración interior. Cuenta con diez habitaciones, dos
baños, techos de 18 pies de alto, baldosas y columnas toscanas pintadas a mano.
La Villa fue construida con ladrillos amarillos, y estuco blanco importados de
Cuba. La Mansión está ubicada en el corazón de Little Haiti, en el 5811 de
North Miami Avenue, en Miami, Florida.
Villa Paula fue construida
en 1925 para ser sede del primer Consulado de Cuba en Miami, por el Oficial
Consular Superior don Domingo Milord, y su esposa, Paula, cuyo nombre se le dio
a esta mansión; 6 años después de que la feliz pareja se trasladó ahí, Paula
murió por complicaciones tras la amputación de una pierna.
El residente siguiente de
esta casona fue Reardon Muriel, que vivió en ella durante más de 30 años.
Después de tener una variedad de propietarios, la Mansión se convirtió en un
ancianito. En 1974, la mansión ya se encontraba en mal estado y se había
convertido en un hogar para vagabundos. Afortunadamente, se rescató Villa Paula
mediante la compra de la propiedad, por parte del Departamento de Vivienda y
Desarrollo Urbano. Luego de invertir miles de dólares en la restauración de
esta mansión, se logró recuperar su grandeza original.
Al poco tiempo de su
restauración, se descubrió que existía más de una manifestación paranormal en
la Mansión:
Constantemente llaman a la
puerta de entrada de la mansión, de forma intermitente, para luego no encontrarse
a nadie quien lo provoque.
Existe también una
"personalidad espiritual" que odia a los gatos. Tres gatos domésticos
han sido asesinados deliberadamente por una puerta de hierro que los golpeó. No
había viento para que la puerta golpeara casualmente a los gatos, por lo que se
cree que una presencia invisible esperó el momento en que un gato pasaba por la
puerta, para luego cerrarla violentamente, como una trampa (se sabe que uno de
los antiguos propietarios, Reardon Muriel, realmente odiaba a los gatos, ¿será
él?)
La puerta de la habitación
que perteneció a Paula tiende a cerrarse también violentamente, según un
anciano vecino de la Mansión, Paula en vida acostumbraba hacerlo cuando ella
interpretaba melodías en su amado piano.
Se suele oler un fuerte
aroma de café cubano proveniente de la cocina, así como el olor fragante de las
rosas en el comedor, durante la temporada cuando las rosas no están en flor.
También se ha oído sonidos de tacones altos en el camino de piedra en el patio
trasero de la Villa.
Además, en el pasillo que
da a las habitaciones, se ha llegado a ver a una mujer de apariencia cubana, de
pelo negro recogido en un moño, y que recorrió el pasillo silbando alegremente,
luciendo un vestido de cuerpo entero,... pero notándose claramente que tenía
sólo una pierna, antes de que se esfumara en el aire,...
Algunas de las
manifestaciones de la villa han demostrado ser agresivas: en una oportunidad,
al parecer un fantasma "habría tenido una rabieta2, ya que tiró todos los
platos y cubiertos por toda el área de la cocina. Además, una araña del porche
de repente se soltó inexplicablemente, y se estrelló en el suelo.
En una sesión de
espiritismo, realizada en 1976, celebrada por un ministro espiritualista,
reveló que no sólo Paula se manifiesta en la Mansión, sino también otros 4
espíritus más:
Según el espiritista, Paula
era demasiado tímida para decir quién era ella, pero dijo que ella amaba a
moler el café colombiano, que adoraba a tocar música de "Carmen" en
el piano, y poniendo rosas alrededor de la mansión, como le gustaba el olor de
ellos.
También se percibió un
hombre delgado, que llevaba un sombrero de copa, una señora bastante pesada,
que lucía un vestido rojo, una mujer llorando porque estaba preocupada porque
había perdido una medalla en el jardín, y había ahí el espíritu de una mujer
joven, muy desdichada, que estaba buscando el lugar de sepultura de su hijo
ilegítimo, que se encontraría sepultado en algún lugar o cerca del recinto de
Villa Paula. Tal vez había sido criada en la Villa, o habían vivido en las
inmediaciones.
La villa quedó libre de
avistamientos, ruidos y disturbios por algunos años, después de la sesión de
espiritismo 1979, lo que calmó los ánimos y permitiendo lograr vender la
mansión.
Sin embargo, en los '80 's,
la actividad fantasmal volvió con fuerza, incluyendo actividad poltergeist y
las apariciones de Paula,... además, los gatos volvieron a ser liquidados por
la infame "puerta de la muerte". En 1989, The Miami Herald nombró a
Villa Paula como la casa más embrujada de Miami. A principios de los 90 s, la
mansión ya no era una residencia privada, convirtiéndose en el consultorio de
un doctor, hasta la fecha; esto deja a la Villa en poder de sus habitantes
fantasmales durante las horas de la tarde, lo que al parecer ha sido un cambio
bienvenido por los espectros de la villa.
Fuente: http://cronicasmundosocultos.blogspot.com.es/
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