NUEVA YORK (The New York Times).- En la meditación, las personas se sientan tranquilamente y se concentran en su respiración. A medida que el aire les pasa por la nariz, prestan atención a cada sensación. A medida que pensamientos indeseados acuden a su mente, los dejan ir. Respiran. Dejan ir. Respiran. Dejan ir.
De acuerdo con un estudio publicado ayer en la edición electrónica de la revista PloS Biology, tres meses de riguroso entrenamiento en este tipo de meditación conducen a un profundo cambio en cómo el cerebro adjudica la atención.
Parece ser que la capacidad de liberar los pensamientos que surgen en la mente libera al cerebro para prestar atención a cosas rápidamente cambiantes y a acontecimientos que suceden en el mundo que nos rodea, afirmó el principal autor del trabajo, Richard Davidson, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad de Wisconsin en Madison. Los meditadores expertos, dijo, son mejores que otras personas para detectar esos estímulos en rápido cambio, como las expresiones faciales.
Ron Mangun, director del Centro para la Mente y el Cerebro, de la Universidad de California en Davis, que no estuvo involucrado en el estudio, evaluó el trabajo como "excitante".
"Ofrece evidencia neurocientífica que explica cambios en los mecanismos del cerebro a través del entrenamiento -afirmó-. Sabemos que podemos aprender y mejorar nuestras capacidades de todo tipo a través de la práctica. Pero demostrarlo en el contexto de la meditación es interesante y novedoso."
Investigaciones recientes mostraron que la meditación es buena para el cerebro. Parece aumentar la materia gris, mejorar el sistema inmunológico, reducir el estrés y promover una sensación de bienestar. Pero Davidson dijo que éste fue el primer estudio que analiza de qué modo la meditación afecta la atención.
En el experimento, un grupo de voluntarios meditó entre 10 y 12 horas diarias durante tres meses, mientras el grupo de control hacía lo mismo durante 20 minutos diarios.
Los registros electroencefalográficos indicaron que, cuando se les mostraban rápidamente dos números, los meditadores menos experimentados tendían a ver el primero y no el segundo; en cambio, los más experimentados veían ambos. Se pensaba que ese efecto del cerebro era una propiedad del sistema nervioso, pero este estudio muestra que se puede cambiar con la práctica.
Fuente: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=46532
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