La soja es una legumbre
emparentada con las judías y los guisantes, y que en occidente no
conoceríamos sino fuera porque es un cultivo que en EEUU ha sabido
rentabilizarse muy bien, dado que es una planta todoterreno que no solo
acepta las modificaciones genéticas sino que crece muy bien a pesar de
que sean terrenos de poco regadío.
Sus granos se utilizan para casi todo y a
pesar que puedas pensar que no es un ingrediente en tu dieta
habitual, prácticamente todos los alimentos procesados la contienen en
su composición, ya sea en forma de lecitina como aditivo E322 o E471 como
mono o diglicéridos. Las cantidades que se usan como aditivos son
relativamente pequeñas y normalmente son derivados de soja transgénica.
Pero consumir soja de forma habitual puede no ser una buena idea y
finalmente para nuestra salud no sea el alimento tan saludable que nos
han vendido, veamos porque:
¿Es tan beneficiosa como nos venden?
En 2004 en “The Journal of the American Medical Association” informaba sobre que las isoflavonas no mejoran los niveles de colesterol, función cognitiva o la densidad mineral ósea.
En 2005 se revisaron 200 estudios sobre la soja
y se encontraron evidencias muy limitadas para los supuestos beneficios
para la salud. Reducía un poco el LDL y un pequeño porcentaje de
mujeres sentía mejoría con los sofocos de la menopausia. Nada
estadísticamente importante.
En 2006 la “American Heart Association” reconoció que estaban equivocados
en sus anteriores recomendaciones sobre los beneficios de tomar soja
cuando, revisando 22 ensayos, no existían pruebas sólidas de que la soja
tenga beneficios específicos para la salud del corazón o para disminuir
el colesterol LDL (apenas un 3%). En la prevención del cáncer de mama,
endometrio y próstata, no se garantiza la eficacia o la seguridad de
usar isoflavonas pero si advierten de sus posibles efectos adversos.
Tampoco hay evidencias que ayude en la pérdida de peso. Por lo tanto
concluyeron que no se recomienda el uso de alimentos o suplementos de
isoflavonas dado que no hay datos que demuestren su eficacia para tratar
enfermedades o condiciones médicas.
Efectos adversos: Problemas hormonales
Las famosas isoflavonas de la soja son compuestos vegetales (fitoestrógenos) que imitan el estrógeno (hormona sexual femenina).
Las mujeres pueden tener problemas o incluso dejar de menstruar si
consumen soja a diario durante años. Su consumo en hombres supone menor cantidad de tetosterona, con un descenso importante en la libido.
La soja es un alimento goitrógeno, su consumo promueve el agrandamiento de la tiroides y formación del bocio. Esto significa que ralentiza la función de la tiroides (inhibe la peroxidasa tiroidea) y
muy a menudo se desarrolla hipotiroidismo de tipo inmune y además en
este caso da igual que sea soja fermentada o sin fermentar. La formación de bocio afecta en mayor grado a personas mayores.
Quien toma soja intentando perder peso
debería saber que cuando se altera el normal funcionamiento de la
tiroides, ralentizándolo como en este caso, se gasta menos energía, lo
que supone mayor dificultad para perder peso y normalmente se ganan unos
kilos adicionales comiendo la misma cantidad y mismos alimentos.
Para evitar futuros problemas (hipotiroidismo, asma y alergias) es aconsejable no alimentar a los niños con leches o papillas que contengan soja. Niñas alimentadas con fórmulas con soja,
por su alto contenido en hormonas vegetales, tienen antes la primera
menstruación, lo que supone un mayor riesgo de cáncer de mama, asma y
enfermedades cardiovasculares. Sus reglas tendrán mayor sangrado, dolor o molestias, parto prematuro y mayor dificultad para concebir. Se ha asociado el consumo de soja durante el período de desarrollo con futuros problemas en el aparato reproductor (tumores y anomalías).
Además estos productos suelen tener mayor cantidad de cadmio, manganeso y aluminio que las leches materna o de vaca, el exceso de manganeso se relaciona con el déficit de atención.
Problemas digestivos
La soja tiene uno de los niveles más
altos de ácido fítico. Contiene inhibidores de la proteasa que bloquean
la acción de la tripsina y otras enzimas necesarias para la digestión de
proteínas. Lo que provoca molestias gástricas graves y al reducir la
digestión de las proteínas puede provocar deficiencias en la absorción
de aminoácidos y la formación de colágeno. Los fitatos que contiene
bloquean la absorción de minerales esenciales, como por ejemplo hierro, calcio o zinc (necesario para el desarrollo y funcionamiento del cerebro y sistema nervioso).
Cáncer
Las evidencias negativas más estudiadas
sobre la soja son las relacionadas con el cáncer, en especial el cáncer
de mama. Con tomar solo 4 gramos de soja al día incrementamos un 120% el riesgo de padecer cáncer de próstata. Incremento de un 15% en cáncer de ovarios. La soja aumenta la tasa de crecimiento de células en el cáncer de mama porque aumenta la actividad de la progesterona. Los fitoestrógenos más abundantes en la soja, daidzeína y genisteína aumentan un 17,6 y un 16,5% el riesgo de cáncer de mama.
Si nos paramos a pensar quien nos ha
convencido que la soja es un alimento beneficioso, nos daremos cuenta
que tras esas falsas aseveraciones siempre hay un intento de vendernos
algún producto, suplemento, yogur…etc. Y a pesar de la gran cantidad de
evidencias científicas en contra, la soja es un negocio que mueve
billones y levanta economías como la de Argentina.
He omitido de forma deliberada los estudios con animales por razones obvias. El que las ratas adelgacen comiendo soja
no significa que tu lo vayas a hacer…. bueno salvo que tengas el
metabolismo de una rata, pero entonces sería realmente raro que
estuvieras leyendo esto……
No hay comentarios:
Publicar un comentario