Human Rights Watch (HRW) denunció que la cárcel clandestina y el sitio de presuntas torturas bajo el control del primer ministro de Irak, Nouri al-Maliki, continúa funcionando más de un año después de que el Gobierno ordenara cerrarla.
La prisión Camp Honor en la ciudad de Bagdad fue oficialmente clausurada en marzo de 2011 después de que los defensores de los derechos humanos revelaran abundante información sobre las torturas que allí se cometían.No obstante, a partir de octubre de 2011, las autoridades iraquíes llevaron a cabo múltiples redadas masivas de los leales al exdictador Saddam Hussein, en el marco de las cuales fueron arrestados centenares de personas. Otra ola de detenciones de presuntos opositores al Gobierno se produjo en marzo, de acuerdo a HRW.
Entonces, según revela la organización, los agentes de seguridad fueron de puerta en puerta en Bagdad, con las listas de quienes iban a ser arrestados.
Sin juicio alguno
Durante varios meses, el Gobierno mantuvo en secreto la cantidad de personas detenidas y el lugar donde se ubicaban, así como sus nombres y los hechos que se les imputaban."Fuera de la ley, las fuerzas de seguridad iraquíes arrestan a la gente sin ningún juicio ni cargos presentados, tras lo cual la ocultan en sitios de incomunicación", declaró Joe Stork, activista de HRW, quien instó al Gobierno a crear una comisión independiente para que investigue "las continuas denuncias de torturas y desapariciones".
HRW basó su informe en los datos recogidos en entrevistas realizadas en los últimos seis meses a 35 expresos, familiares, abogados, legisladores y funcionarios gubernamentales, que hablaron a condición de guardar el anonimato por temor a represalias.
Mientras tanto, el portavoz de la embajada iraquí en Washington, Raifet Ahmad, transmitió una petición para la confirmación o la negación por parte de Bagdad de las acusaciones de Human Rights Watch. No obstante, las autoridades iraquíes todavía no han proporcionado respuesta alguna.
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