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jueves, 21 de mayo de 2015

EL CASO DE CIUDADANOS


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Hasta ahora nos hemos centrado en lo que parece ser el ascenso prediseñado de Podemos y de su líder, Pablo Iglesias.
Pero cualquier consideración de manipulación que hagamos sobre Podemos, palidece ante el flagrante caso de Ciudadanos y de su líder, Albert Rivera, que representan, posiblemente, el caso más sonrojante de fabricación de un líder artificial de la historia de la democracia española y probablemente, europea.
De hecho, el nivel de manipulación de masas que rodea a la figura de Albert Rivera y su partido son tan desvergonzados, que probablemente despierten admiración y envidia en las élites de otros países, donde los poderes fácticos no deben ni creerse que pueda llegar a existir una población tan sumamente manipulable como la española.
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Como indicábamos en el artículo ASÍ SE FABRICA A LOS FUTUROS LÍDERES
Es realmente difícil de justificar la omnipresencia mediática de Albert Rivera como figura política.
Albert Rivera ha sido invitado y entrevistado en todas las grandes cadenas de radio y televisión, como si de un gran líder nacional se tratara: Cuatro, La Sexta, Antena 3, Televisión Española, Telecinco, 13 TV, Intereconomia, Cadena Ser, Onda Cero, cadena COPE…
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Sin embargo, su relevancia mediática es inversamente proporcional a su peso político real hasta la fecha.
Cuando se inició su promoción mediática masiva en toda España, su partido, Ciudadanos, solo gozaba de representación en un parlamento autonómico, el de Cataluña, donde alcanzaba la “portentosa” cantidad de 9 diputados sobre 135 en total que tiene el parlamento catalán, la “astronómica” cantidad de 275000 votos y la “inconcebible” cantidad de 7 concejales en total en todo el territorio catalán, sobre más de 9000 concejalías posibles.
Así pues, la promoción gratuita e injustificada de la que disfruta en estos momentos Albert Rivera como líder político, no tiene precedentes en los poco más de 30 años de democracia española.

Estos comentarios hacían referencia a la promoción mediática actual de Rivera y de su partido en toda España.
Sin embargo, donde realmente se pueden detectar mejor las evidencias de que Albert Rivera y su partido han sido pre-fabricados e impulsados por los grandes poderes fácticos del país, se encuentra en sus primeros pasos políticos en Cataluña…
…si hay algo que resulte aún más sospechoso que su actual irrupción mediática a escala nacional española, es su aparición inicial como figura política autonómica.
Pocas veces se ha visto en Cataluña una promoción mas generosa de un partido y de un líder político que la que tuvo Albert Rivera en 2006.
Recordemos que ni él ni su partido Ciudadanos jamás se habían presentado a comicios de ningún tipo, ni a nivel nacional, ni regional, ni tan solo municipal.
Su experiencia, pues, era nula y podríamos decir que “no los conocía nadie”.
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Ciudadanos era uno de los muchos movimientos políticos que aparecen por doquier y de los que los grandes medios jamás se hacen eco.
Sin embargo, Rivera fue entrevistado por los grandes medios catalanes: TV3, Catalunya Radio, RAC 1 (del grupo Godó) y pudo dar a conocer, de forma gratuita y bien patrocinada, todo su ideario político, sin que ello, sorprendentemente, levantara la mas mínima sospecha entre los votantes.
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Quizás, como en el caso de Pablo Iglesias, se deba a su extraordinaria capacidad oratoria o a su combinación de juventud y buena presencia.
O quizás se deba a que formaba parte de los servicios jurídicos de La Caixa, la gigantesca entidad financiera que representa el auténtico poder en Cataluña y que tiene como empleada a la Infanta Cristina, hija del Rey de España.
Esa misma Caixa fue la que, amablemente, le concedió a Albert Rivera una excedencia para que pudiera presentarse a las elecciones autonómicas de 2006.

Como vemos, la promoción mediática gratuita e injustificada de la que ha disfrutado Albert Rivera desde sus inicios es más que evidente y roza el límite de la vergüenza. Y más si la comparamos con los centenares de partidos políticos del país, aparecidos de la nada como en su momento lo fue Ciudadanos y que jamás han disfrutado ni de la más mínima presencia mediática.
Pero que nadie se engañe.
Dejémonos de hipocresías.
La fuerza que ha impulsado a Albert Rivera (aparte de los medios derechistas y las entidades bancarias), ha sido su posicionamiento político ante el independentismo catalán.
Si Pablo Iglesias apareció oportunamente en el momento de mayor rechazo ciudadano contra el gobierno, para aprovecharse de esa indignación y vehicularla en su propio beneficio, Albert Rivera apareció oportunamente en el momento de mayor fulgor independentista en Cataluña y pudo aprovecharse, con ello, del sentimiento de rechazo anti-independentista de los nacionalistas españoles.
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De hecho, Ciudadanos y particularmente Albert Rivera, se alimentan casi en exclusiva del sentimiento anti-independentista (y en algunos casos, anti-catalán), de gran parte de la población española; es el combustible que impulsa el motor de Ciudadanos.
Y eso nos lleva a extraer conclusiones interesantes.
Si nos fijamos con atención, Ciudadanos y Rivera, han estado en “barbecho” durante meses.
Durante sus primeros años, la presencia mediática de Ciudadanos se ha limitado básicamente a Cataluña; incluso en sus primeros meses de presencia a nivel nacional, nadie, excepto los medios más ultra-conservadores, le han prestado demasiada atención a Rivera y a su partido.
Teniendo en cuenta que la figura de Rivera se alimenta del fuerte sentimiento anti-independentista que se vive en gran parte de España, uno podría haber esperado que se le promocionara a nivel español mucho antes, como alternativa a los grandes partidos (PP y PSOE), coincidiendo así con el mayor fulgor de las manifestaciones independentistas de Cataluña, que le habrían servido de impulso.
De haber sucedido eso, Rivera habría podido promocionar su partido como alternativa nacional, al mismo tiempo que lo hacía Pablo Iglesias con Podemos y entonces, muy probablemente Podemos no habría alcanzado el nivel de seguimiento y popularidad que le permitió vehicular la indignación de las masas y se habría visto obligado a compartir parte de sus “ganancias” en popularidad y votantes con Ciudadanos desde el principio.
Sin embargo, inicialmente, los medios de comunicación apostaron exclusivamente por Podemos.
Y eso nos lleva a reforzar, aún más, los argumentos que venimos exponiendo en este artículo.
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Podemos, por sus propias características sociales, era el único partido que podía acaparar y reconducir toda esa indignación para abortar el posible estallido social incontrolado.
Si Ciudadanos hubiera sido promocionado mediáticamente a la vez que Podemos, su presencia habría debilitado al partido de Pablo Iglesias, habría generado confusión y Podemos habría fracasado en su misión de reunir al “rebaño indignado”.
Las masas cabreadas posiblemente no habrían tenido un referente claro al que aferrarse, no habrían dispuesto de un proyecto ilusionante por el que abandonar la acción inmediata y por lo tanto, el peligro de un estallido popular incontrolable, no se habría disuelto.
Por lo tanto, se hace evidente que Ciudadanos y Albert Rivera han sido mantenidos “en reserva” hasta que Podemos ha cumplido con su misión.
Ha sido entonces, cuando, cumplida la función de Podemos y llegada la hora de cortarle las alas al partido de Iglesias, se ha sacado de la nevera a Albert Rivera, se le ha puesto en el microondas y se le ha servido a la población bien calentito a través de los medios de comunicación de masas, desplazando a Podemos a un lado.
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Como vemos, los tempos y la elección de los momentos, son esenciales para manipular a las masas.
Y es que todo el mundo puede verlo con sus propios ojos.
Parece como si, de repente, las tertulias televisivas y radiofónicas hayan recibido la orden de promocionar a Albert Rivera y a Ciudadanos, de la misma forma que en su momento pareció que recibieran la orden de promocionar a Pablo Iglesias y a Podemos.
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Con ello, no solo han conseguido desplazar al partido de Iglesias, una herramienta que ha dejado de ser útil para los grandes poderes, sino que además, Ciudadanos se convierte en el salvavidas de los dos grandes partidos del país.
¿Por qué razón?
Porque es previsible que las dos grandes mafias políticas del país, PP y PSOE, pierdan votantes, a causa de sus innumerables casos de corrupción y de la putrefacción política de sus líderes.
El PP está inmerso en una corrupción rampante, en una oleada incesante de mentiras y en una maratón de políticas represivas hacia la población, más propias de una dictadura que de una democracia.
Por su parte, el PSOE también está inmerso en escandalosos casos de corrupción y por si eso fuera poco, está liderado por un payaso con la misma personalidad que un maniquí de El Corte Inglés.
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Por lo tanto, centenares de miles de votos de ambos partidos que tan bien sirven al sistema, podrían perderse o acabar en “malas manos”.
Y ahí es donde aparece Albert Rivera como salvador de la situación.
Ciudadanos vehicula su éxito principalmente a través del sentimiento anti-independentista y nacionalista español, una característica que comparte plenamente con el PP y el PSOE y es precisamente esa característica compartida, la que permite que los votantes desengañados de ambos partidos (y de buena parte de la ultra-derecha), acaben desembocando en la formación de Albert Rivera.
Como vemos, estamos ante un conjunto de maniobras políticas muy simples, pero perfectamente diseñadas, cuya función, es básicamente, mantener el sistema intacto, a la vez que se convence a la población a través de los medios, de que las cosas están cambiando y que todo se está moviendo.
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