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domingo, 26 de agosto de 2007

Las dificultades para vender los pisos provocan un cierre en cascada de inmobiliarias


El 40% de los negocios de intermediación de Málaga ha cerrado sus puertas en los dos últimos años Los elevados precios, la competencia y la falta de confianza de los inversores, principales causas

26.08.07 - IGNACIO LILLO
Cualquiera que tenga un piso a la venta puede dar fe. La vivienda tarda mucho más en salir. Hay mucho donde elegir, los precios siguen muy por encima de la capacidad de los bolsillos y los compradores se lo piensan durante meses antes de decidirse. La situación se ha vuelto insoportable para muchos negocios y está dando lugar a un cierre en cascada de las inmobiliarias de la provincia, que, dos años después del fin del boom, ya alcanza al 40% de los negocios, según diversas voces del sector.

Razones hay para todos los gustos. Y la primera es la saturación de negocios de compra-venta. Óscar Martínez es el presidente de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI) y trabaja en el sector desde hace 32 años. «Hay mucha competencia, se ha cuadruplicado el número de agencias en los últimos cuatro años. Ahora el mercado cae y muchos no están preparados para invertir en publicidad, medios e ideas, porque no les hizo falta en los años boyantes», explica.

El colectivo vaticinó a principios de año que tres de cada diez empresas de intermediación cerrarían a finales de este año. A su juicio, los cálculos se han quedado cortos, y esta cifra podría alcanzar a la mitad de los negocios. En la actualidad, según el INE, unos 12.700 locales están censados como inmobiliarias en la provincia. En toda España, el pasado año cerraron sus puertas casi 9.000 entidades de intermediación inmobiliaria.

Precios abusivos

Otro elemento que permite comprender lo que está sucediendo son los precios. «La gente se cree que tiene un castillo y quiere ganar una fortuna por algo que le costó una cuarta parte de lo que ahora piden», explica un agente inmobiliario que pide preservar su identidad. A su juicio, la oferta está sobredimensionada, porque muchos pisos que están en el mercado tienen un coste que nadie está dispuesto a pagar.

Para Nicolás Delgado, gerente de Inmobiliaria Roda, el ambiente creado por las informaciones negativas sobre el sector han contribuido a ralentizar el mercado. «Los que pueden comprar se lo piensan ahora más». La imagen que, a su juicio, tienen muchos usuarios sobre estos negocios tampoco ayuda. «La inmobiliarias nos mantenemos como podemos, la gente piensa que somos millonarios, que nos llevamos mucha comisión, pero a los que trabajamos bien y pagamos impuestos y empleados nos da para vivir. Una inmobiliaria legal tiene muchos gastos», afirma.

No obstante, reconoce que muchas oficinas han tenido que cerrar o han reducido el número de sucursales, sobre todo de «empresarios oportunistas». «Han desaparecido, el profesional es el que se mantiene, aunque si esto sigue parado mucho tiempo va a llegar un momento en que sólo se mantendrá el que tenga un soporte financiero», remacha.

No obstante, asegura que las familias siguen necesitando viviendas asequibles, y rechaza que se produzca una fuerte caída en los precios. «No se vende la especulación pero sí la necesidad, hay productos que están bien de precio y se pueden comprar. La gente espera porque piensa que se van a vender chollos pero no es cierto, porque antes de malvender el propietario alquila y espera. Abaratar más no es posible». A lo que se suma la recurrente subida de las hipotecas, que aleja del mercado a las personas interesadas, sobre todo, en una segunda residencia.

Marbella

Las decisiones judiciales también tienen su parte de culpa en la recesión que vive el mercado inmobiliario. «Marbella ha sufrido mucho con el 'caso Malaya', no se vende un piso ni de cachondeo», indica Delgado. Algo que sabe muy bien el francés Guy Stencel, propietario de Riviera Properties, de Manilva. «Trabajaba con ingleses e irlandeses y ya hay pocos que compren. Lo de los alcaldes y los notarios en la cárcel, en Inglaterra todo el mundo lo sabe. No hay confianza, no se pueden fiar ni del promotor ni del abogado. Les da miedo perder su inversión. Hay que dar confianza de nuevo a los ingleses».

Ante este panorama negro, ¿cuál es la salida? El experto Óscar Martínez apuesta por la diversificación, por ampliar la cartera de servicios a la búsqueda de hipotecas para los clientes y a la gestión de alquileres y el mantenimiento de propiedades. «Debemos ser empresas de servicios a la vivienda, siempre hay alternativas».

Al tiempo, aboga por la unión del sector y por hacer una regulación y unas normas de trabajo. «En las inmobiliarias tiene que haber un control y una seguridad para el cliente, debemos darle confianza. No se pueden sobrecargar los precios, y por ejemplo, anunciar y aplicar una comisión máxima del 3%», propone Martínez.

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