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miércoles, 22 de agosto de 2007

Del Abrazo de Vergara al Pacto de Ardales



Desde el abrazo que, refrendando el Covenio de Oñate, se dieron en Vergara el 31 de agosto de 1839 los generales Espartero y Maroto, cerrando la primera guerra carlista, que no se conocía otro tan fraternal como el de los concejales de Izquierda Unida –Los Verdes (Juan Calderón) y Falange Auténtica (Francisco Ortiz) en la localidad malagueña de Ardales, para defenestrar a un tal Salvador Pendón, del PSOE, que, parece ser algo "pendejo", a tenor de cómo le juzgan los aquí mentados, claro…

Por una parte, unos; y por otra parte, otros, (me refiero a las huestes de “las dos Españas”) han despotricado contra el "acuerdo de los maestros", algo muy significativo. Nada ocurre por casualidad...: Izquierda Unida, sobre todo en Andalucía, Extremadura, Murcia y las Castillas (allá donde no actúa el nacionalismo disgregador) viene a ser la izquierda auténtica como lo es la Falange idem respecto a su idem franquista

En Ardales han pactado los maestros… Esto es una señal republicana. En tiempos de la tricolor, por el tesón de Marcelino Domigo y Fernando de los Ríos, la República aquella fue llamada “de los Maestros”. Derribada ésta por Juan March (en realidad, fue este mallorquín quien se la cargo) surgió (como surgieron CCOO de los Sindicatos Verticales) del nuevo Régimen alguna política educativa nada desdeñable, como la que desarrolló Villar Palasí, dando acceso a la universidad a los mayores de 25 años.

Que los señores Calderón y Ortiz no son los espadones Maroto y Espartero, capaces de fusilar por un quítame allá esas pajas a cualquiera, seguro… Son dos maestros que piensan aplicar un programa de mejoras para su pueblo, y se acabó el drama. No hay nada más. Y esto no tendría por qué ser noticia, sino algo corriente.

En plena guerra civil era frecuente el encuentro en tierra de nadie de delegados de uno y otro bando para intercambiar cosas: papel de fumar, tabaco, cartas, de casi todo… Y, a buen seguro de en la mayoria de las ocasiones, ni los que salían de las trancheras republicanas al encuentro de los “nacionales” eran versados en Marx y Engeles, ni los que surgían de las filas franquistas estaban preocupados por la grandeza del Imperio o por las bondades del régimen corporativo. Todo fue una terrible mojiganga con cientos de miles de muertos.

Si Izquierda Unida y Falange Auténtica han pactado, qué quieren que les diga yo… Pues, viva España sin estridencias! y , ¡a trabajar todo el mundo!…


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