Los profesionales del volante de Alicante exigen medidas eficaces para frenar las agresiones y evitar los robos.
ANDREA VICENTE/ ALICANTE
Los taxistas de Alicante se concentraron el viernes para denunciar la falta de seguridad que sufren en sus vehículos. El último motivo: la agresión esta semana a un compañero, Carmelo Sala, que recibió 17 puñaladas por parte de un joven que pretendía robarle algo menos de 40 euros. Con el lema Taxistas de Alicante. Queremos una seguridad más eficaz , más de un centenar de conductores de las tres compañías de taxis se concentraron en la calle Doctor Rico.
Fue una protesta con los nervios a flor de piel. El presidente de Teletaxi, Leopoldo Aparicio, intentaba poner orden ante una multitud alterada por las circunstancias. Con gritos de “nos están matando”, algunos de los compañeros del taxista agredido que ya se encuentra estable, hacían ver la situación ante la que se encuentran cada noche que salen a trabajar.
En medio de tanto barullo, los taxistas querían ir en caravana hasta la puerta de la Delegación del Gobierno de Alicante. Leopoldo Aparicio, más sereno que los demás concentrados, alertaba de que no tenían permiso para ello: “La mejor solución es que nos dirijamos a las paradas más importantes”, decía a voz en grito. Finalmente, los trabajadores decidieron acercarse a los sitios de parada de taxi más céntricos de la ciudad y permanecer estacionados hasta las 19.00 horas. “Tenemos que explicarle a los clientes por qué no les vamos a llevar, lo que ha pasado con nuestro compañero”, comentaban algunos.
Mientras, el triste protagonista de esta movilización, Carmelo Sala luchaba en el hospital por recuperarse de sus heridas. Los hijos de la víctima, presentes en la concentración, describían a su padre como “una persona muy fuerte” pero que no saben si “se recuperará del susto porque es la segunda vez que le agreden en su coche”.
Sandra y Carmelo Sala, dos de los tres hijos de la víctima, también son taxistas. El primogénito hace poco sufrió un accidente y ha tenido que dejar de trabajar por unos meses. La hija, quien comparte licencia con su padre, se encontraba muy afectada por todo lo que estaba pasando pero satisfecha “por el gran apoyo recibido”.
La situación médica de Carmelo Sala en el Hospital de Alicante no es fácil. Tiene heridas en el cuello, en el brazo y en el pulmón, las más graves de las 17 puñaladas sufridas. Según informaba su hijo, “hay una pequeña manchita en la pleura que hay que seguir observando a ver cómo evoluciona”. A pesar de estar en observación, los médicos han decidido que no es necesario operarle y le subieron ayer a planta, “donde está más tranquilo con su familia”.
Según familiares de la víctima, el agresor parece que buscaba a alguien la pasada madrugada “para matarle”. Al no encontrarlo, se desahogó con el taxista y le robó el poco dinero que tenía encima. Carmelo cuenta con un pedal de ayuda en su taxi que consiguió accionar a la primera puñalada que fue directamente al cuello. “Iba a matarlo”, apunta su hijo, pero al ver que no lo había conseguido siguió “clavándole el cuchillo hasta que se cansó y huyó”. De los profesionales del taxi que se concentraron ayer son muy pocos los que no han sufrido una agresión. No sólo se han visto sometidos a robos o violencia en las noches sino que afirman que “a las doce del mediodía también les han atacado”, denunciaban.
Una representación de los taxistas de Alicante se reunirá mañana con la subdelegada del Gobierno en Alicante, Encarna Llinares. Le van a pedir soluciones para frenar las agresiones. Quieren garantías de que están respaldados y de que su trabajo no les va a costar la vida.
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