El Estado español ha ido a paso de tortuga, tentándose la ropa de manera acomplejada, cediendo toda la iniciativa a los golpistas
Soy un español insignificante, uno más, pero creo que recojo el sentir de millones de mis compatriotas si digo que este mediodía me he sentido profundamente humillado e indefenso ante lo que ha sucedido en el Parlamento de Cataluña. Vulnerando todas las leyes de nuestra democracia se acaba de aprobar “la constitución de la República catalana como Estado independiente y soberano”. Sí, ya sé que no tiene validez jurídica alguna, que el Tribunal Constitucional lo suspenderá en breve, que la justicia se pondrá en marcha para que los golpistas rindan cuentas. Pero la pregunta incómoda sique ahí:¿Cómo se ha permitido semejante oprobio? ¿Por qué la justicia no evitó este golpe de Estado? ¿Por qué no se emitió una sencilla orden judicial ordenando la detención de los rebeldes sediciosos?
Qué vergüenza, señor Rajoy, señor Sánchez, señores jueces. ¿Cómo han tolerado que una facción sediciosa haya llegado tan lejos? Cuando en el futuro se estudie la historia de España, los libros consignarán que el 27 de octubre de 2017 el Parlamento catalán aprobó la independencia mientras el Estado español iba a paso de tortuga, tentándose la ropa de manera acomplejada, cediendo toda la iniciativa a los golpistas.
¿Se podía haber evitado esta declaración de independencia que ha humillado a todos los españoles y ha dejado hecho un guiñapo el prestigio de nuestro país? Por supuesto que sí. Era tan sencillo como que el TC hubiese suspendido la sesión de hoy del Parlament (he consultado con juristas y me explican que resultaba perfectamente posible). Pero jueces acobardados no han estado a su altura (sí lo están para las prebendas del cargo). Tampoco el presidente del Gobierno y su segunda han cumplido con los españoles. Primero fallaron a la hora de evitar el referéndum del 1 de octubre y esta vez no han sabido parar un acto golpista anunciado con todo detalle. Especialmente lacerante el papel del PSOE y el PSC, que todavía un par de horas antes de que se consumase el golpe presentaban mociones para ablandar la aplicación del Artículo 155.
Pobre España, que no ha tenido quien la defendiese. Tengan por seguro que franceses, alemanes, italianos o británicos habrían puesto medios para evitar de antemano la bofetada que acabamos de recibir. Uno de los países más prósperos del mundo, un Estado democrático de 47 millones de habitantes, ha sido incapaz de parar a una facción que ni siquiera es mayoritaria en votos en su región. Si esta noche Puigdemont, Junqueras y Forcadell no duermen en la cárcel España tiene un problema más que serio.