El
derecho de una nación a la soberanía y a autogobernarse ya no es un
elemento que la política de Occidente tome en consideración, según
Charlie McGrath, fundador del sitio web estadounidense de noticias Wide
Awake News.
“Basta
con ver lo que ha pasado en los últimos meses. Un Gobierno
legítimamente electo de Ucrania fue derrocado con la ayuda de Occidente y
de la camarilla bancaria que domina la política occidental”, comentó McGrath a RT en referencia a la destitución del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, y enfatizó el papel de EE.UU.
en la situación actual que vive el país. “Tenemos más de 60 programas
financiados por agencias cuasi gubernamentales o con dinero público que
han sido destinados a desestabilizar Ucrania y de hecho provocar un
golpe de Estado que llevó a este desastre que tenemos ahora”,
puntualizó.
Ucrania está en llamas desde el pasado mes de noviembre. La primera
ola de disturbios antigubernamentales públicamente apoyados por EE.UU.
y países europeos surgió cuando el Gobierno de Víktor Yanukóvich se
negó a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. El 22 de
febrero el mandatario fue depuesto y el Gobierno autoproclamado liderado
por Alexánder Turchínov llegó al poder y convocó elecciones
presidenciales anticipadas para el próximo 25 de mayo.
Varias zonas del este y el sur de Ucrania no reconocieron la legitimidad del nuevo Gobierno de Kiev y comenzó la segunda ola de protestas multitudinarias. La península de Crimea, la base principal de la Flota del Mar Negro rusa, convocó un referéndum y votó a favor de volver a ser un territorio ruso, como había sido hasta mediados del siglo XX. Kiev se negó a reconocer los resultados de la consulta popular y los países occidentales en señal de apoyo anunciaron una serie de sanciones contra Rusia.
Los disturbios en los territorios orientales y meridionales de Ucrania fueron en aumento, protagonizados por la población rusohablante que denunciaba el deterioro de sus derechos y demandaba la federalización del país. Para aplacar las protestas en la región, el nuevo Gobierno envió al Ejército y el conflicto tomó la escala de guerra civil. El 11 de mayo dos regiones, Donetsk y Lugansk, llevaron a cabo sendos referendos de autodeterminación, donde la población optó por la creación de repúblicas independientes. Tanto el Gobierno central ucraniano como Washington se apresuraron a comunicar que los resultados de la consulta popular carecen de efecto legal. Los sangrientos combates en la zona continúan.
“Es repugnante y vergonzoso. ¿Y si hubiéramos escuchado a los británicos hace años cuando decidimos romper con ellos, celebrar un referéndum y tener un voto de independencia? Es vergonzoso, cuando la secretaria de prensa de EE.UU. aparece ante las cámaras de todo el mundo y dice que la elección de la gente por la autodeterminación (…) y el voto libre y justo es ilegítima. (…) Es realmente lamentable que la gran mayoría de los estadounidenses se trague esa basura. (…) Los estadounidenses debe despertarse y darse cuenta de lo que está pasando, porque esto está pasando en nuestro nombre”, insiste McGrath.
Varias zonas del este y el sur de Ucrania no reconocieron la legitimidad del nuevo Gobierno de Kiev y comenzó la segunda ola de protestas multitudinarias. La península de Crimea, la base principal de la Flota del Mar Negro rusa, convocó un referéndum y votó a favor de volver a ser un territorio ruso, como había sido hasta mediados del siglo XX. Kiev se negó a reconocer los resultados de la consulta popular y los países occidentales en señal de apoyo anunciaron una serie de sanciones contra Rusia.
Los disturbios en los territorios orientales y meridionales de Ucrania fueron en aumento, protagonizados por la población rusohablante que denunciaba el deterioro de sus derechos y demandaba la federalización del país. Para aplacar las protestas en la región, el nuevo Gobierno envió al Ejército y el conflicto tomó la escala de guerra civil. El 11 de mayo dos regiones, Donetsk y Lugansk, llevaron a cabo sendos referendos de autodeterminación, donde la población optó por la creación de repúblicas independientes. Tanto el Gobierno central ucraniano como Washington se apresuraron a comunicar que los resultados de la consulta popular carecen de efecto legal. Los sangrientos combates en la zona continúan.
“Es repugnante y vergonzoso. ¿Y si hubiéramos escuchado a los británicos hace años cuando decidimos romper con ellos, celebrar un referéndum y tener un voto de independencia? Es vergonzoso, cuando la secretaria de prensa de EE.UU. aparece ante las cámaras de todo el mundo y dice que la elección de la gente por la autodeterminación (…) y el voto libre y justo es ilegítima. (…) Es realmente lamentable que la gran mayoría de los estadounidenses se trague esa basura. (…) Los estadounidenses debe despertarse y darse cuenta de lo que está pasando, porque esto está pasando en nuestro nombre”, insiste McGrath.
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