Pareciera que los líderes israelíes creen que su “ventana de oportunidad” estratégica, militar, diplomática y política para hacerle la guerra a Irán se está cerrando rápidamente. Las dirigencias israelí y estadounidense están unidas en torno al objetivo estratégico de destruir a Irán – igual que lo estuvieron para destruir a Irak, Libia y Afganistán – mas no están de acuerdo respecto de cuál es el mejor camino táctico para hacerlo.
EE. UU. prioriza la opción de ejercer más presión económica y diplomática, junto con continuar sus operaciones clandestinas dentro de Siria para hacer colapsar el gobierno de Assad, y entonces sí encargarse de Irán. Israel, en cambio, prefiere lanzar un ataque militar unilateral contra Irán ya mismo.
Sea como sea, esta semana bien puede estar marcando los últimos días de negociaciones intensivas entre líderes estadounidenses e israelíes. La semana pasada, el presidente israelí Shimon Peres y su secretario de Asuntos Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, viajaron a Washington para presionar al gobierno norteamericano. Luego, este lunes el presidente Barack Obama recibió al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca y le aseguró que “los Estados Unidos siempre protegerán las espaldas de Israel.” Y que mientras que Estados Unidos “no permitirá que Irán tenga la bomba atómica”, agregó que sin embargo “creemos que aún hay una ventana de oportunidad que permitiría una resolución diplomática a este tema.”
Ha habido mucha tensión entre ambos países últimamente. Cuando el general estadounidense Martin Dempsey pidió moderación en torno a Irán, el señor Netanyahu lo acusó de ser un “sirviente de Irán”.
Sea lo que sea que vaya a pasar, tendrá que ocurrir pronto porque Israel, EE. UU. y el Reino Unido saben muy bien que, al igual que el proverbial muchacho que gritaba “lobo” tantas veces que ya nadie le creía, tampoco ellos pueden seguir gritando “vamos a atacar a Irán para que no fabrique una bomba atómica”, y luego no hacer nada al respecto.
Las reuniones entre ambos países la semana pasada resultaron particularmente importantes. Se vio al presente Obama visitar por enésima vez la sede del poderoso lobby proisraelí AIPAC – American Israeli Public Affairs Committee (Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos) – una organización que ejerce enorme poder en los planos político, económico, financiero, mediático y militar dentro de los EE. UU. Tanto que a veces pareciera que AIPAC y la intricada red de organizaciones prosionistas que integra literalmente manejan el país. Pues AIPAC funciona como el canal de transmisión a través del cual los objetivos e intereses israelíes son impuestos sobre el gobierno estadounidense, el Congreso y sus poderosos multimedios; y lo suelen hacer de manera inequívoca y decisiva.
Cualquiera que ose criticar a AIPAC se verá inmediatamente fulminado por algún rayo olímpico, y se le colocará al trasgresor el sambenito de “antisemita”, que es lo peor que le puede ocurrir a cualquier político, diplomático, militar, académico o periodista en los Estados Unidos de Norteamérica.
Entre quienes fueron alcanzados por estos rayos están el ex presidente Jimmy Carter, su asesor de seguridad nacional e ideólogo de la Comisión Trilateral, Zbigniew Brzezinski, y los profesores universitarios Stephen Walt de la Facultad Kennedy de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago.
En 2006, el expresidente Carter escribió un libro titulado “Palestina: ¿Paz o apartheid?” en el que enfatizaba las groseras similitudes de injusticia racial que existen entre la limpieza étnica que Israel hoy impone sobre Palestina y el oprobioso régimen del Apartheid que durante décadas rigió en Sudáfrica. Eso obviamente lo colocó en la línea de fuego de AIPAC.
A su vez, en 2007 los profesores Walt y Mearsheimer publicaron un libro con el título de “El Lobby Israelí y la politica exterior de los EE. UU.”, que se centra en el excesivo poder e influencia que los lobbies proisrael como AIPAC tienen sobre la política exterior estadounidense, lo que también les atrajo las consabidas iras israelíes.
Estos dos autores describen al Lobby como “un núcleo de organizaciones cuyo propósito declarado es el de promover que el gobierno estadounidense y el público le brinden apoyo material a Israel y apoyen las políticas de su gobierno, como así también a individuos influyentes para quienes estas metas conforman máxima prioridad”, agregando que “la coalición informal que integra este Lobby detenta considerable influencia sobre el Poder Ejecutivo”.
A su vez, adopta medidas para asegurarse que “el punto de vista del Lobby sobre Israel, se refleje ampliamente en los grandes multimedios”, agregando que AIPAC opera como una verdadera “mano de hierro sobre el Congreso de los EEUU”, debido a su “capacidad para recompensar a legisladores y candidatos al Congreso que apoyan su agenda y para castigar a quienes no lo hagan”.
Considerando que el sionismo es básicamente una ideología politica, los autores explican que aunque “la mayor parte del Lobby lo integran judíos norteamericanos, hay muchos otros que no forman parte del Lobby… el cual también incluye a muchos sionistas cristianos”.
A su vez, escribiendo en la revista “Foreign Policy” (26/3/06), Brzezinski opinó que “Mearsheimer y Walt aportan una gran cantidad de evidencia fáctica que demuestra que a lo largo de los años Israel ha sido beneficiaria privilegiada – en verdad, altamente preferencial – de asistencia financiera, totalmente desproporcionada respecto de lo que Estados Unidos brinda a cualquier otro país. La asistencia masiva que recibe Israel significa una gigantesca subvención que sirve para enriquecer a los relativamente prósperos israelíes a costas del contribuyente norteamericano.”
Walt y Mearsheimer explican que “Ningún lobby ha logrado desviar la política exterior de los EEUU en tan grande medida como para lograr alejarla de los ejes del interés nacional estadounidense, al tiempo que el Lobby Israelí ha logrado convencer a los norteamericanos que los intereses de EEUU e Israel son básicamente idénticos. Lo que coloca al lobby pr-oisrael en un rubro aparte es su extraordinaria efectividad.” Los autores arguyen que los lobbies proisrael ponen gran énfasis sobre la necesidad de “controlar el debate” en el mundo académico estadounidense, según indicarían algunas iniciativas de policía del pensamiento como la organización “Campus Watch”.
Ambos concluyen que cuando el Lobby logra establecer la política exterior de EEUU para Medio Oriente, entonces “los enemigos de Israel se ven debilitados o depuestos y a Israel se le da mano libre contra los palestinos, mientras que Estados Unidos aporta la lucha armada, los muertos, la reconstrucción, y paga todas las facturas.”
En momentos en que pareciera que las negociaciones entre EEUU e Israel se agotan y estaría por desatarse la guerra, Netanyahu enfatizó que “Israel debe mantener su capacidad de defenderse sola contra cualquier amenaza.” A renglón seguido le agradeció al presidente Obama por afirmar en su discurso ante AIPAC que – como él mismo lo aseveró, “Israel tiene el derecho soberano de tomar sus propias decisiones.” Según el diario The New York Times del día lunes, funcionarios israelíes interpretaron que esto significa que Estados Unidos no tratará de bloquear un ataque unilateral “preventivo” de Israel contra Irán.
¿Habrá guerra entonces? Todo el mundo espera que no sea así, pero la verdad es que hay nubarrones muy oscuros y pesados en el horizonte.
Quizás solo sea una casualidad, pero resulta interesante observar como en años recientes los grandes enemigos de Israel han sido destruidos por EEUU y el Reino Unido en fechas que coinciden con el aniversario de la fiesta hebrea de Purim, que se celebra el día 14 del mes hebreo de Adar. Según el Libro de Ester en el Antiguo Testamento, Purim celebra la matanza de 75.000 enemigos de los judíos en todo el antiguo imperio persa (¡el moderno Irán!).
Año a año, Purim cae en distintas fechas en nuestra calendario occidental: en el año 1991 se celebró el 1 de marzo (en realidad a la caída del sol del 28 de febrero) que fue exactamente el día en que la administración de George Bush padre declaró la victoria en Irak. En 2003, Purim coincidió con el 19 de marzo, fecha en la que George Bush hijo invadió Iraq por segunda vez. El año pasado, nuevamente Purim cayó el 19 de marzo, fecha en la que la OTAN realizó su primer ataque masivo contra Libia.
Este año, Purim se celebra el 8 de marzo. ¿Entrarán Estados Unidos e Israel en “modo de guerra” esta semana?
Adrian Salbuchi para RT Español
Artículo completo en: http://actualidad.rt.com/mas/blogs/salbuchi/blog_37126.html?rc=1
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