Eduardo Galeano: En la isla de Vancouver, cuenta Ruth Benedict, los indios celebraban torneos para medir la grandeza de los príncipes.
Los rivales competían destruyendo sus bienes. Arrojaban al fuego sus
canoas, su aceite de pescado y sus huevos de salmón; y desde un alto
promontorio echaban a la mar sus mantas y sus vasijas. Vencía el que se despojaba de todo.
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