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miércoles, 2 de enero de 2013

2013 PUEDE SER UN GRAN AÑO

Desembalamos el envoltorio anual, en papel regalo y todavía huele a nuevo. Con ilusión, también con preocupación, nos preguntamos, ¿cómo será este 2013?. ¿Nos traerá alguna alegría? O, por el contrario, ¿nos añadirá más desazón y angustia?. En lo perEssonal, el futuro siempre es insondable. Nunca podemos predecirlo. Se presenta sin previo aviso en la puerta de nuestras vidas y se cuela en ella sin pedir permiso. Siempre se comporta así. Para bien o para mal. Esas son las leyes de la vida, levemente condicionadas por nuestras actitudes. Como animales sociales que somos, las formas de vida, los hábitos de consumo, las relaciones con los demás, no dependen sólo de nuestra voluntad. Hay unas superestructuras, jerarquizadas y organizadas en la sociedad, que son las que determinan qué lugar debemos ocupar en ella, cómo debemos comportarnos y qué funciones debemos realizar. Pero siempre, sujetos a unas reglas rígidas y preestablecidas, que nos inculcaron en la escuela. De manera que toda nuestra educación está disciplinada, sin ningún estímulo a la creatividad ni a la autonomía del pensamiento. El gobierno, es sólo una apariencia del Poder. Pero no es el Poder. Es sólo su representante, su testaferro. Aparenta gobernar defendiendo el interés general de toda la sociedad. En realidad, es un instrumento utilizado por el Poder Económico (grandes empresas, bancos..) para administrar sus intereses, en perjuicio de los trabajadores y de las capas populares. En un sistema democrático, como el nuestro, el gobierno pretende hacer creer a la ciudadanía que tiene el poder de decidir, porque así lo determinó una mayoría de ciudadanos, expresada en unas Elecciones. Sin embargo, impone, autoritariamente, medidas que atentan gravemente los intereses de los ciudadanos, en derechos sociales y libertades, arguyendo que cuenta con la legitimidad para hacerlo, porque fue votado por una mayoría de ciudadanos. El sistema capitalista, es el más viejo del mundo. Como dice Rousseau, desde que un listillo alambró una parcela de tierra y dijo : “ Esto es mío”. Y sus vecinos, tontamente, así lo creyeron. El sistema capitalista ha sobrevivido desde entonces. Bajo una forma u otra. Ha creado un sistema de aparente libertad, cuando se ha visto amenazado. Como a un perro, alargó la cuerda para hacernos creer que éramos libres. Ahora, seguro de sí, acorta la cuerda hasta casi ahogarnos. No olvidemos quién es nuestro enemigo. No nos distraigamos increpando al gobierno y a sus ministros, cada vez que abren la boca. ¿Qué podemos esperarnos de estos energúmenos? Esta gentuza es tan miserable y tan inútiles, que se sienten importantes porque les despreciamos. Que nuestra rabia no nos haga dependientes de ella. Que no necesitemos un chute de cabreo cada día. ¿Cómo podemos pedir que dimita esa chusma corrupta o que ese rey abdique?. No seamos ingenuos. Nunca lo harán hasta que no les echemos a todos a patadas. Preparemos nuestra alternativa. Obliguemos a los partidos de izquierdas, a los sindicatos obreros, a los movimientos sociales y a todos los millones de ciudadanos que aman la Libertad y la Justicia a que se pongan de acuerdo en dirigir esta rebelión. Por un cambio real. Es necesaria una alternativa. Déjense los partidos de izquierdas, de sectarismos excluyentes. O de denuncias inútiles. Trabajemos todos para conseguir organizar una gran fuerza. Porque somos mayoría. ¿A qué esperamos? ¿A las próximas elecciones?. Seamos sensatos. Hagamos realidad lo imposible. 

Manuel Ortega

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