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jueves, 21 de junio de 2012

Está claro que solo los niños y los locos dicen la verdad.


Casi todos conocemos la fábula del Rey Desnudo, aquel antiguo cuento en el cual dos pillos se presentan en un reino haciéndose pasar por sastres, unos sastres que harán un traje tan magnífico a su rey que solo serán capaces de verlo aquellas personas que sean inteligentes; los tontos no tendrán la capacidad de percibirlo.

Llega el día en el que el "traje" está "terminado" y, al presentárselo al rey y él no ver nada, y ante el temor a ser tomado por tonto, asegura que el traje es precioso; eso mismo decían todos los adultos del reino aunque veían a su rey pasearse desnudo, por miedo a ser calificados de tontos. Esta situación del rey paseándose en pelotas se mantuvo hasta que un niño gritó ¡ el rey está desnudo!, entonces, el resto de los súbditos perdieron su miedo a ser tomados por estúpidos y gritaron la verdad: ¡el rey está desnudo!.

Algo parecido sucede con la situación actual de comienzo del declive de la producción de petróleo, solo que esta vez los silenciosos no callan por miedo a ser tomados por tontos sino por puro interés.

- Callan las petroleras, temerosas de que sus acciones se hundan si trasciende que su negocio tiene los días contados; que solo son capaces de mantener la producción comprando a sus competidores más pequeños; profundizando cada vez más para seguir extrayendo el preciado líquido - siempre de peor calidad- ; teniendo que recurrir a carísimas tecnologías para mantener el ritmo; perforando en los lugares más inhóspitos del planeta en busca de los últimos yacimientos, aquéllos de los que extraerán un petróleo carísimo; reabriendo pozos abandonados por baja rentabilidad ya que, a los precios actuales, vuelven a ser rentables...

- Callan los analistas bursátiles, ¿ Qué porvenir les espera en unos mercados que, indefectiblemente, serán bajistas?; ¿Qué sentido tienen sus "sabios" consejos?.

- Calla el sector del automóvil; ¿ Quién comprará un vehículo sabiendo que el litro de gasolina pronto costará varios euros?.

- Lo mismo hace la banca; ¿ A quién le endosarán un hipoteca a varias décadas a sabiendas que los tipos de interés no dejarán de subir para intentar -inútilmente- subyugar la inflación?.

- Mantienen silencio las constructoras; ¿ Cómo venderán sus zulos si se conoce que al acusarse el agotamiento del petróleo, la vida en las ciudades será durísima?

- ¿ Y los políticos?, ¿Cómo le dicen a sus posibles votantes que les van a recortar las prestaciones sociales, que les van a subir los impuestos, que son impotentes para detener la escalada del paro...?

- ¿ Y los empresarios?, ¿ A quién venderán sus productos si los consumidores comienzan a ahorrar férreamente en previsión de los duros tiempos que se avecinan?

La lista de interesados silentes es extensísima.

Como en la fábula, ya ha habido un "niño" que ha dicho la verdad, que el petróleo se agota: Chávez. Lo malo es que Chávez está considerado aquí como loco - o afiebrado, que dicen por aquellas latitudes-. Pero el resto de los mandatarios mundiales no se atreven a secundarlo, por cobardía e interés.

Está claro que solo los niños y los locos dicen la verdad.


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