Cada día somos más pobres por el estatismo dominante, pero para desterrar al sangrante estatismo y progresar es urgente explicar esta puñetera realidad a la gente y, sobre todo, persuadirla para que elija a políticos capaces y decididos a liquidar la corrupción y proteger la propiedad privada, el Estado de Derecho, la separación de poderes y la economía de mercado, pero siempre desconfiando de la clase política como haría un buen liberal.
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