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domingo, 9 de mayo de 2010
ASPARTAMO: “el dulce veneno”, aditivo químico difundido en la alimentación tóxica de una sociedad enferma y alienada
Lo light lleva aspartamo, un veneno”: entrevista a Marie-Monique Robin
“El 90% de las enfermedades crónicas están ligadas al medioambiente y al ESTILO DE VIDA TÓXICO que llevamos. El director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de Lyón dice que en los últimos 20 años se ha duplicado el cáncer. En la India no hay casi cánceres, porque no comen basura, no consumen en plástico, no usan pesticidas (excepto Punjab)”
“La preocupación medioambiental que sacude Francia y Alemania no ha llegado a España. Ahora trabajo en la relación entre la exposición a productos químicos que entran en la cadena alimentaria (herbicidas, pesticidas, plásticos, aditivos) y el cáncer, la esterilidad, el párkinson, la obesidad… ¡Está totalmente confirmada! Y España es el país con más cáncer de testículos asociado a los pesticidas”
Marie-Monique Robin
Marie-Monique Robin, periodista especializada en agroalimentación y autora del libro “El mundo según Monsanto” es una de las personas que más activamente están trabajando para advertir a la población de los graves riesgos de nuestra alimentación y estilo de vida actual.
No cesa de conceder entrevistas e impartir conferencias sobre el documental del mismo título que el libro.
Hace unos meses ya publicamos su fuerte crítica a los cultivos transgénicos en “¿Tu comerías insecticida?, que es respaldada por otros expertos como Seralini o Vandana Shiva, y activistas en todo el mundo, y ahora analizamos una reciente entrevista en El Periódico titulada “Lo light lleva aspartamo, un veneno” en la que amplía su radio de denuncia y nos advierte sobre el bisfenol A en plásticos, el edulcorante aspartamo, los herbicidas, pesticidas, aditivos y en general los 80.000 químicos con los que convivimos desde la II Guerra Mundial y de los que sólo se ha estudiado un 8%.
Marie-Monique Robin no es simplemente una aguafiestas que nos quiere amargar nuestra artificial y empaquetada comida, le preocupa de verdad lo que comemos porque es hija de campesinos de Gourgé, un pueblo cercano a Poitiers (Francia) y tiene también tres hijas a las que “NO QUIERE ENVENENAR”.
La autora sostiene en sus charlas que estamos realmente dormidos y no queremos ver las dimensiones e implicaciones de nuestra alimentación, tanto en términos de salud (más bien enfermedad) y de control del mundo.
Ninguna de las afirmaciones de esta entrevista son gratuitas o carentes de documentación seria.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones sobre transgénicos y tóxicos, destacando los libros “Nuestra contaminación interna” y “Peligro, los aditivos alimentarios“, y respecto al aspartamo y bisfenol se puede encontrar abundante bibliografía:
* ASPARTAMO: aquí, aquí y en los documentales que colgamos abajo: “Aspartame: Sweet Misery” y “Nutrición y comportamiento” del Dr. Rusell Blaylock en el que analiza los efectos secundarios del azúcar, aspartamo y otros productos en la violencia social
* BISFENOL A: aquí y aquí
* TRANSGÉNICOS: todos los documentales y estudios científicos aquí
Y no hay que exiliarse a ninguna isla desierta u otro planeta para mejorar nuestra alimentación y dejar de contaminarnos. Como explica esta experta, y tantos otros autores, la clave está en lo ecológico y en tomar decisiones como consumidores conscientes.
Y si no lo hacemos por nosotros, que “ya estamos acabados” según sus propias palabras, al menos por las generaciones futuras, porque nuestros hijos nos acusarán…
Estas son las palabras de Marie-Monique Robin:
No se ha demostrado que los transgénicos sean nocivos.
No se ha podido. El doctor Arped Pusztai, del Instituto Rowett, de Aberdeen, descubrió que las ratas alimentadas con patata transgénica desarrollaron defectos en el sistema inmunológico. ¡Desmantelaron el laboratorio! Pasó algo parecido con Manuela Malatesta, en Italia, que estudiaba la soja transgénica.
Su demonizado Monsanto sí ha hecho estudios.
Son estudios realizados durante tres meses, un plazo adecuado para valorar la toxicidad aguda. Pero para medir la toxicidad crónica hay que emplear al menos dos años de trabajo y 10 millones de euros. Aun así, Europa está en contra de los transgénicos, excepto España.
¿Por qué España es diferente?
Cómo decirlo para no ofender…
Suéltelo sin más.
España se encuentra en una situación similar a la de Francia hace 30 años, cuando llegó la llamada revolución verde. La modernidad para ustedes es importante, y creen que es moderno el uso de transgénicos.
Estamos atrasados, vaya.
Digamos que la preocupación medioambiental que sacude Francia y Alemania no ha llegado aquí. Ahora trabajo en la relación entre la exposición a productos químicos que entran en la cadena alimentaria (herbicidas, pesticidas, plásticos, aditivos) y el cáncer, la esterilidad, el párkinson, la obesidad… ¡Está totalmente confirmada! Y España es el país con más cáncer de testículos asociado a los pesticidas.
Visto el panorama, ¿qué no se lleva usted a la boca?
Una cola light, por ejemplo. En toda la comida light, desde los yogures al chicle sin azúcar, hay aspártamo, que es un auténtico veneno. Se ha demostrado que en animales provoca leucemia y tumores cerebrales.
Más hallazgos para no dormir.
Hay que evitar envases que contengan bisfenol A, una hormona sintética que se inyecta en el plástico para endurecerlo. Su uso es frecuente en biberones, botellas de agua, fiambreras, en el interior de las latas de maíz… ¡Dentro de un año se hablará mucho de esta molécula! Es un perturbador endocrino peligroso, en especial para las embarazadas.
¿Cómo de peligroso?
Los residuos de la hormona sintética atraviesan la placenta –que no es la barrera inexpugnable que creíamos– y el feto las absorbe. Durante la formación de los órganos, la hormona sintética usurpa el lugar de las naturales, y activa el crecimiento, pero mal. De modo que el niño nace bien, pero a la larga sufre cáncer, obesidad, diabetes. Y están también los herbicidas…
No sé si preguntarle más.
Unos 80.000 productos químicos fueron puestos en el mercado tras la segunda guerra mundial. En España, el franquismo funcionó como barrera protectora; pero el resto de países abrazó con alegría la vida moderna. No fue hasta finales de los 50 cuando toxicólogos de la OMS empezaron a estudiar aditivos y pesticidas y trazaron el código alimentario.
La dosis hace al veneno.
Eso dijo Paracelso en el siglo XVI, y en función de esta premisa se trazó la reglamentación de químicos. Pero ahora sabemos que las hormonas sintéticas actúan a un nivel que nunca se había testado. Puede ser que con uno no pase nada y con una milésima resulte letal. Además, de los 80.000 químicos solo se ha estudiado un 8%. Los toxicólogos deben trabajar en otro paradigma.
Y mientras tanto, ¿qué hacemos?
Repensarlo todo. El 90% de las enfermedades crónicas están ligadas al medioambiente y al estilo de vida tóxico que llevamos. El director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de Lyón dice que en los últimos 20 años se ha duplicado el cáncer. En la India no hay casi cánceres, porque no comen basura, no consumen en plástico, no usan pesticidas (excepto Punjab).
Seamos positivos. ¿Qué comemos?
¡Solo orgánico!
¿No será todo esto un pasatiempo de ricos? ¿Un sustituto ideológico?
Hay demasiados datos científicos que demuestran lo que digo.
Lo orgánico es más caro.
Nunca se calcula el precio real de la agricultura intensiva. El equipo es caro, el suelo muere a base de fertilizantes, y luego están las semillas, el transporte, el impacto en el medioambiente. Desde hace poco el Banque Agricole, reacio a todo esto, apuesta fuerte por los agricultores orgánicos. Mire, usted y yo estamos acabadas, pero no hay que hipotecar a las generaciones futuras.
De:
http://liberacionahora.wordpress.com/2010/04/09/aspartamo-el-dulce-veneno-aditivo-quimico-difundido-en-la-alimentacion-toxica-de-una-sociedad-enferma-y-alienada/
http://2012press.blogspot.com/2010/03/el-futuro-de-la-comida.html
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