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martes, 1 de diciembre de 2009

EL LADO OSCURO...

El lado oscuro del ser humano

En la escena del juicio a la protagonista de la película “The Reader” se muestra, aunque de forma muy ligera, el asunto de la obediencia a la autoridad.

Cuando oímos hablar de las atrocidades que los nazis realizaron en los campos de concentración contra los judíos y otras minorías éticas solemos pensar que los que llevaron a cabo semejantes actos eran poco menos que monstruos sin alma, personas muy diferentes a nosotros, sin ninguna ley ni moral. Ninguna persona con un mínimo de ética podría aceptar el tipo de órdenes inhumanas que provenían de las autoridades nazis. Pero, ¿estamos tan seguros de esta afirmación? ¿Es el hombre bueno por naturaleza?

El psicólogo Stanley Milgram se hizo esta misma pregunta a comienzos de los años sesenta a raíz del juicio al teniente coronel de las SS Adolf Eichmann, por sus crímenes contra la humanidad. Milgram procedió entonces a hacer unexperimento que tenía como objetivo el responder a la pregunta de cuánto daño sería capaz de infligir una persona normal a otra inocente cuando recibía instrucciones de una autoridad.

Si alguien nos preguntara cuánta descarga eléctrica, de entre 0 y 450 voltios, una persona normal sería capaz de suministrar a otra en un experimento científico, ¿cuánto diríamos? (Téngase en cuenta que al nivel máximo de 450 voltios una persona podría morir).

A priori diríamos que la media de todas las respuestas a esta pregunta se situaría en un nivel que no suponga un peligro físico para el sujeto (sobre unos 100 voltios por ejemplo), y todos pensaríamos que sólo algunas personas sádicas aplicarían el voltaje máximo.

Pues bien, lo que Milgram descubrió revolucionaría la manera de pensar que se tenía sobre la “bondad” del ser humano. Hoy día este experimento aún sigue siendo parte de los estudios de psicología social en las universidades.

Es sorprendente y desconcertante, pero el experimento demostró que el 65% de los voluntarios (2 de cada 3) eran capaces de suministrar el voltaje máximo de 450 voltios a otra persona tras recibir órdenes de que debían hacerlo. Pero no sólo eso, sino que ninguno de ellos se negó rotundamente a seguir con el experimento antes de alcanzar los 300 voltios (en este punto la "víctima" experimentaba convulsiones previas al coma).

¿Cómo es posible esto? ¿Acaso todos somos sádicos en potencia? Desde luego los resultados de este experimento dicen mucho sobre los aspectos oscuros de la naturaleza humana.

Aunque muchos quizá piensen que personas como Eichmann no tenían sentimientos, en el juicio dijo que él no encontraba ningún tipo de placer mórbido en perseguir a los judíos; sólo obedecía órdenes de sus superiores.

Personas que lo conocieron afirmaron que no era ningún tipo de monstruo, sino que era un ser humano como cualquier de nosotros; salvo que actuaba bajo la sujeción de un sistema en extremo autoritario. En cierto sentido, personas como él son también víctimas... víctimas de un sistema perverso, al igual que también consideramos que son víctimas aquellas personas que han sido sometidas a un lavado de cerebro, o a una lobotomía.

Creemos que somos personas razonables, sensatas. Durante la mayor parte del tiempo actuamos según nuestros criterios morales, de la justicia y la legalidad, pero cuando confiamos ciegamente en una autoridad y nos sometemos a ella, entonces dejamos la carga moral y la responsabilidad sobre otros. Y entonces seríamos capaces de cometer cualquier tipo de atrocidad; como Eichmann y otros nazis hicieron.

Es para preocuparse, ¿verdad?

Libro recomendado:
EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

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