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viernes, 2 de octubre de 2009

Un Sistema Financiero esclavista y manipulador.



Texto del libro “La Semilla. Un libro para recordar”

Fíjense en los que han manejado las finanzas de los países más poderosos
del Mundo y en los que manejan la economía y el comercio mundial. Y
busquen el último eslabón. Encontrarán a personajes como David
Rockefeller, Henry Kissinger, Donald Rumsfeld o la familia Rothschild,
situados en la cúspide de aquellos que dirigen el cotarro.
El sistema financiero nació a partir de los antiguos prestamistas o usureros
con el propósito de lucrarse a costa de las necesidades de los demás. Éstos
usureros eran personas adineradas. Cuando llegaba alguien que necesitaba
dinero, le daban un papel con su sello donde escribían una cantidad de
dinero. Todos sabían que los usureros eran gente con gran poder
adquisitivo y que representaban una garantía de pago, así que, cuando
alguien llegaba con un papel del usurero, les daban los útiles o víveres que
necesitaran y se quedaban con el papel en garantía de pago. Los usureros se
dieron cuenta de que, mientras circulaban los papeles, la gente no venía con
ellos a retirar el dinero al mismo tiempo. Fue entonces cuando dejaron de
emitir papeles sólo por el dinero que tenían y empezaron a emitir muchos
más papeles, los cuales representaban mucho más dinero del que tenían. De
esta forma, seguían enriqueciéndose con los intereses del dinero que
prestaban, los cuales, no eran los intereses de su dinero, sino los intereses
de un dinero ficticio que representaba las necesidades de la gente. Estos
personajes, ávidos ellos, sabían que cuanto más dinero necesitara la gente,
más se lucrarían ellos y más poder tendrían sobre esa masa empobrecida.

Así que se dedicaron también a la manipulación mental, creando
continuamente nuevas necesidades.
Las entidades financieras actuales son las herederas del sistema de aquellos
prestamistas. Durante el tiempo transcurrido, han aprendido mucho acerca
de cómo amargarnos más la vida.
El dinero en sí, ese papel que nos dan, no tiene valor. Lo que sí tiene valor
son los productos o servicios que puedes comprar con él. Ellos van jugando
con sus herramientas financieras, con sus leyes e impuestos, de manera que
los pobres sigamos siempre siendo pobres y los ricos sean cada vez más
ricos. Si el precio de esos productos y servicios aumenta, ese papel-dinero
se devalúa, haciendo que perdamos poder adquisitivo. Es por ello que la
clase media-pobre no puede prosperar, ya que el poco dinero que podamos
ahorrar se irá devaluando con el paso de los años.
En la cúspide del sistema financiero se encuentran: La Comisión Trilateral,
El Banco Mundial, El Fondo Monetario Internacional y La Organización
Mundial del Comercio. Estos se encargan, entre otros, de manipular la
oferta y la demanda, de controlar la emisión de las diferentes monedas de
cada país y de crearnos nuevas necesidades. La gente poderosa que maneja
estas entidades, crearon un sistema para esclavizar a las masas. Mediante el
trabajo, los impuestos, las necesidades y sus herramientas financieras, nos
hacen mover el dinero, de manera que ellos siempre aumentan su riqueza y
poder a costa del empobrecimiento de la gran mayoría.



En España, por ejemplo, con la entrada del Euro, nos hicieron perder gran
parte de nuestro poder adquisitivo. Los precios subieron como la espuma y
las viviendas multiplicaron su precio. Al hacer esto, sabían que nos habían
restado mucha capacidad de consumo y que con nuestros sueldos, sólo
teníamos para subsistir de una manera precaria. Así que lo que hicieron, a
través de sus entidades financieras, fue dar facilidades para obtener
préstamos de todo tipo. Con esto hicieron que mucha gente tuviese dinero
para gastar y, por lo tanto, que la demanda de todos los productos
aumentara. Esto hizo que mercados como el inmobiliario, se movieran en
cifras irreales (de sueldos, de precios, etc.) y que otros mercados derivados
se viesen también sobredimensionados, consiguiendo que gastásemos más
y que fuésemos a sus bancos a llenarnos de deudas. Llegado el fin de
nuestra capacidad de endeudamiento en un ciclo en el cual estos
manipuladores se han enriquecido enormemente, empiezan a aumentar los
precios y a aumentar los intereses de todas las deudas contraídas. Con lo

cual empiezan a embargar inmuebles que han utilizado como aval y por el
que han prestado sólo una parte de su valor, de los cuales ya han cobrado
muchos intereses.
Quizás pronto nos encontremos en una situación atípica en la que las
entidades financieras estén embargando bienes que se hayan devaluado por
debajo del valor que estimaron a la hora de prestar el dinero para su compra
y a muchas personas pagando una hipoteca cuyo valor sea superior al
precio del inmueble. En tal caso, lo propio sería dejar que se quedaran con
el bien, para que se lo metieran donde les quepa e irse de alquiler. Y quizás
también estaría bien, antes de que embargaran el inmueble, hacer un
contrato de alquiler a 50 años con un pago de 10 Euros para el inquilino.
Así, a parte de ayudar a otra persona, le dejaríamos un regalo a estos
mercenarios que violan continuamente, con el beneplácito de los
gobernantes, los derechos básicos de las personas. Me parece indignante
que se esté permitiendo el desalojo de familias enteras para el beneficio de
estos usureros.
Estos señores, amos del Mundo, utilizan los medios de comunicación para
manipular constantemente nuestra mente, creándonos constantes miedos y
necesidades y dirigiendo nuestra forma de actuar.
Utilizan las energías básicas para manipular la oferta y la demanda. Ellos
controlan el petróleo y todos los productos se transportan con maquinaria
que utilizan hidrocarburos como medio de combustión. Esto hace que
cuando suben el precio de los carburantes, aumenten los costes de
producción de todos los productos y, por ende, sus precios.
Hace más de cien años que se sabe que la energía eléctrica podía ser
gratuita para todo el mundo, sin necesidad de las costosas instalaciones
terrestres que, además, emiten radiaciones electromagnéticas muy nocivas
para la salud. Pero se dedicaron a destruir a todo aquel que desarrollaba
inventos al respecto. Tal es el caso de Nicola Tesla y otros muchos que
vinieron después.
En la actualidad, las bombonas de gas se pagan al mismo precio y
contienen la mitad de este producto, por lo que pagamos el doble por ellas.
Teniendo el control sobre nuestras necesidades, hacen que nuestros gastos
se disparen y tengamos que estar constantemente acudiendo a sus entidades
financieras para pedir préstamos y poder satisfacerlas.
Estos mismos personajes que se encuentran en la cúspide del sistema
financiero, se dedicaron también a prestar dinero a los gobiernos de los
diferentes países, creando las deudas externas. Es en pagar los intereses de
estos prestamos a lo que se dedica gran parte de los impuestos que
pagamos.

Por supuesto, también son estos señores los que pagan las campañas
políticas de aquellos que nos dirigen, los que dicen qué cantidad de moneda
tienen que emitir los gobiernos, los que manejan los medios de
comunicación y sus noticias, los que pagan las investigaciones de los
científicos, los que dirigen las industrias farmacéuticas…
En definitiva, ellos son los que dictan como pensamos, lo que sentimos, lo
que decimos y lo que hacemos. Son los que manejan nuestras vidas.
Fíjense en las enfermedades mortales con las cuales se lucran las industrias
farmacéuticas (las que dirigen la Organización Mundial de la Salud):
Cáncer, Sida, Ébola… Y últimamente la gripe aviar, la gripe porcina o la
enfermedad de las vacas locas. Nos están contaminando constantemente
(tanto física como mentalmente) para que no paremos de enfermar y sigan
llenándose los bolsillos a costa del sufrimiento y desgracia de la “plebe”.
Cuando dicen que ha habido una mutación de un virus, seguramente se
refieren a que nos han fumigado (chemtrails) con uno de esos virus (guerra
biológica).
Cuando crean una guerra, nos cuentan lo que quieren acerca de lo que está
ocurriendo en esos lugares. Nos muestran las imágenes que quieren que
veamos y nos hacen entender lo que quieren que entendamos. De modo que
terminamos por no enterarnos de nada de lo que realmente está ocurriendo.

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