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martes, 1 de abril de 2008
Aznar y sus compinches con viento en contra
El palanganero José María Aznar intentó revivir en la ciudad argentina de Rosario sus “gloriosos” días al frente del gobierno español cuando contra la voluntad del 90% de sus conciudadanos, envió tropas a Iraq para congraciarse con el amo
Nidia Díaz de Cubarte (Para Kaos en la Red)
El palanganero José María Aznar intentó revivir en la ciudad argentina de Rosario sus “gloriosos” días al frente del gobierno español cuando contra la voluntad del 90% de sus conciudadanos, envió tropas a Iraq para congraciarse con el amo. Eran los días de defender, por mandato de Washington, el recorte de las libertades individuales y someter la política exterior de su país a intereses foráneos con el objetivo de ser reconocido como un sumiso servidor de “los valores” occidentales.
En nombre de esos valores, a saber, las torturas en Abu Graihb, los vuelos secretos de aviones- cárceles, la persecución de la izquierda como en los peores tiempos del franquismo y la defensa a la necesidad de retrotraer a Latinoamérica a los tiempos del colonialismo español, Aznar, cinco expresidentes y un sinnúmero de representantes de la fauna ultraderechista continental, “desembarcaron” en Rosario con el malsano objetivo de encontrar estrategias comunes para hacer abortar los procesos liberadores que hoy avanzan en Latinoamérica y el Caribe.
Más de 20 mil rosarinos los repudió en las calles, las mismas que vieron crecer al Che Guevara y que la sola presencia de tales personajes, constituía una afrenta a su memoria y a sus ideales.
“En la encrucijada en la que se encuentra América Latina entre el populismo revolucionario más alocado y la democracia liberal es necesario unir a los que compartimos los mismos valores frente a los enemigos de la libertad, de un socialismo caduco que hoy se presenta como el del siglo XXI”, dijo el retaco falangista. Una vez más, el imperio encuentra a algunos que por migajas le hagan el trabajo sucio.
La reciente reunión cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo confirmó la señal de alarma que ha sonado para el gobierno de los Estados Unidos y sus acompañantes de la ultraderecha política y el neoliberalismo económico, razón por la cual se produjo el llamado urgente, a retomar la ofensiva política e ideológica e intentar, con aspiraciones de éxito, volver a meter en el redil a los pueblos y gobiernos rebeldes.
Ese, y no otro, fue el objetivo del evento que convocaron en Rosario entre los días 26 y 28 de marzo, presidido por el escritor Mario Vargas Llosa mediante su llamada Fundación Libertad, y contando con el generoso y siempre maléfico financiamiento de las FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), del español José María Aznar, quien, realmente fue el protagonista principal de la cita.
No sin razón, el patético Vargas Llosa lo calificó de haber sido “un extraordinario jefe de gobierno”.
Aportaron también a los fondos del convite ultraderechista, la USAID y la NED (Nacional for Endowment of Democracy) del gobierno de Washington, acompañadas de centros de estudios ultraconservadores y simbólicos del conservadurismo más pedestre de Norteamérica, cual son la Heritage Foundation, la Atlas Economic Research Foundation o el Cato Institute.
Tampoco es casual que hayan escogido Rosario, la ciudad natal del Che—, cuando el gobierno de la presidenta Cristina Fernández enfrenta los embates de la oligarquía, los grandes medios de prensa y la derecha política.
Las firmes posiciones del actual gobierno argentino con respecto a la integración latinoamericana, sus estrechos vínculos con Venezuela y su negativa a sumarse al carril proyanki le han ganado el repudio de Washington, que desde los tiempos de la campaña electoral articuló todo tipo de conjuras e intrigas para evitar el triunfo de la candidata peronista.
Fue tal el rechazo a la reunión de marras que el reaccionario Mauricio Macri, actual alcalde de Buenos Aires, uno de los organizadores locales de este seminario, al que han titulado “Los desafíos de América Latina:entre las falencias institucionales y las oporunidades de desarrollo”, no asistió a la cita en la que estuvo representada todo “lo que más vale y brilla” de la ultraderecha latinoamericana, particularmente de Sudamérica.
No estuvieron ausentes algunos “fósiles del anticastrismo profesional”,— como les ha llamado el periodista argentino Miguel Bonaso—, y pájaros de cuenta como Roger Noriega, exsecretario de Estado yanki para América Latina y hoy próspero consejero del American Enterprise Instituto.
También el IRI (Instituto Republicano Internacional) y la Pan American Develment Foundation (PADF) junto a la Fundación Friedrich Naumann (de los socialcristianos alemanes), contribuyen al financiamiento de la cita de Rosario que tan nutridas invitaciones ha hecho llegar a cuanto cabecilla de la más pura reacción proyanki sea susceptible de atraer a esta maniobra desesperada, como Vicente Fox y Manuel Espino (México); Jorge Quiroga (Bolivia); Luis Alberto Lacalle (Uruguay) y Francisco Flores (El Salvador).
Como ha señalado Antonio Peredo Leigue en Rebelión, todo apunta a la organizaciópn de “una estructura conspirativa continental”, inspirada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos y ejecutada sobre el terreno por José María Aznar, con las bien abastecidas arcas de su FAES, haciendo llegar dinero e influencias a los más reaccionarios políticos latinoamericanos y a medios de prensa orgánicos del neoliberalismo y el capital transnacional.
Tampoco hay que olvidar que en el escenario regional en estos momentos hay muchas cosas en juego: las constituyentes en Bolivia y Ecuador; las elecciones regionales en Venezuela, las presidenciales en Paraguay, las relaciones cada vez más sólidas entre Brasil, Venezuela y otros vecinos y el avance de un nuevo modelo de integración que deja de lado los condicionamientos y la dependencia con respecto a la Casa Blanca, sin contar con la extensión gratuita de la educación y la salud en la región como parte de ese proceso de cooperación.
La intención verdadera de Bush, Aznar y sus compinches, es organizar una entente antipopular y contrarrevolucionaria que actúe como punta de lanza contra los procesos democráticos, nacionalistas, populares y progresistas o contra cualquier tendencia que, en cualquier país de América Latina y el Caribe, apunte hacia esos objetivos.
A los reunidos en Rosario, Aznar se lo dijo en el último minuto “remamos con viento en contra”. Al menos, eso sí lo saben.
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