De: http://laeradelposgilismo.blogspot.com/
Desde hace meses, tras la victoria del PP en Marbella, asistimos a una regresión o marcha atrás en la cruzada anticorrupción iniciada tras la disolución del Ayuntamiento de la ciudad. Comenzó primero con el anuncio de miles de demoliciones. Poco a poco, políticos que reculan, jueces dubitativos y una sociedad permisiva con la corrupción le han dado la vuelta a la tortilla: lo que se anunciaba como un escarmiento pasó a una fase de comprensión paternal con la intención de legalizar construcciones, la negociación con promotores imputados, la suspensión cautelar por parte del TSJA de las demoliciones anunciadas y ahora la suspensión general de todas las sentencias hasta que se apruebe el PGOU. Ahora ningún partido solicita demoliciones, ni IU, así que la primera fase de este borrón y cuenta nueva tiene visos de culminarse pronto.
Pero si este akelarre político-mediático-social suena a chufla, siempre apelando a los terceros de buena fe, aún peor es la sensación de impunidad que señorea sobre los delitos contra la ordenación del territorio. Ahora, los jueces cansados de tanto condenar a Julián Muñoz y a los otros comparsas de esa orquesta, van y negocian una salida pírrica en cuanto a condena de estos. Buen mensaje para los delincuentes. NO PASA NADA.
Para finalizar esta involución del derecho, no podemos más que asistir atónitos a cómo va dulcificándose el proceso Malaya, como se rebajan fianzas, se aceptan recursos y se levantan imputaciones, todo desde que se fue el juez Torres.
la sensación es de que en Marbella y en España el delito urbanístico es tan relativo, tan politizado, tan poco delito que nuestra ciudad se ha convertido por méritos propios en ejemplo de fracaso del sistema. Todavía queda mucho terreno por construir.
Escribe el resto de la entrada aquí (Ya completo...)
Desde hace meses, tras la victoria del PP en Marbella, asistimos a una regresión o marcha atrás en la cruzada anticorrupción iniciada tras la disolución del Ayuntamiento de la ciudad. Comenzó primero con el anuncio de miles de demoliciones. Poco a poco, políticos que reculan, jueces dubitativos y una sociedad permisiva con la corrupción le han dado la vuelta a la tortilla: lo que se anunciaba como un escarmiento pasó a una fase de comprensión paternal con la intención de legalizar construcciones, la negociación con promotores imputados, la suspensión cautelar por parte del TSJA de las demoliciones anunciadas y ahora la suspensión general de todas las sentencias hasta que se apruebe el PGOU. Ahora ningún partido solicita demoliciones, ni IU, así que la primera fase de este borrón y cuenta nueva tiene visos de culminarse pronto.
Pero si este akelarre político-mediático-social suena a chufla, siempre apelando a los terceros de buena fe, aún peor es la sensación de impunidad que señorea sobre los delitos contra la ordenación del territorio. Ahora, los jueces cansados de tanto condenar a Julián Muñoz y a los otros comparsas de esa orquesta, van y negocian una salida pírrica en cuanto a condena de estos. Buen mensaje para los delincuentes. NO PASA NADA.
Para finalizar esta involución del derecho, no podemos más que asistir atónitos a cómo va dulcificándose el proceso Malaya, como se rebajan fianzas, se aceptan recursos y se levantan imputaciones, todo desde que se fue el juez Torres.
la sensación es de que en Marbella y en España el delito urbanístico es tan relativo, tan politizado, tan poco delito que nuestra ciudad se ha convertido por méritos propios en ejemplo de fracaso del sistema. Todavía queda mucho terreno por construir.
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