23 de octubre.- A propósito del asesinato de un taxista ocurrido este fin de semana, aprovecho para dar el pésame a los compañeros del sector y para abrir un debate sobre este servicio público.
Ante la escasez de taxis en las calles a partir de una determinada hora, yo que los utilizo de forma habitual por mi trabajo, he preguntado a bastantes de ellos a qué es debido y me responden que es por la inseguridad.
"No compensa. Se sube mucha gente borracha. No te pagan. Si les dices algo te amenazan...", han sido algunas de las justificaciones que he escuchado.
Si es cierto que la falta de protección empuja a muchos taxistas a quedarse en sus casas, las autoridades competentes deberán tomar medidas. El taxi es un servicio público, muy necesario especialmente por las noches, en una ciudad que no es Barcelona donde el metro si abre, y donde subirse a un autobús nocturno constituye también una aventura, por el personal que lo utiliza de madrugada.
Los ciudadanos nos merecemos un servicio de calidad y últimamente me he encontrado con que hay muchos conductores nuevos, incapaces de moverse por la ciudad sin consultar el GPS y que cuando les dices que te lleven a sitios tan normales como IFEMA, te ponen cara de póker.
Se habla de que la Comunidad estudia instalar cámaras de vigilancia y de que habrá más policías en zonas conflictivas. Ya que se trata de un servicio que no es barato, señores políticos, intentemos que esta vez las promesas no queden en papel mojado. Que haya más vehículos en la calle, con mayor calidad en la atención al usuario y, por supuesto, más seguridad para los conductores. ¿O vamos a esperar a que se cometa un nuevo asesinato?
Ante la escasez de taxis en las calles a partir de una determinada hora, yo que los utilizo de forma habitual por mi trabajo, he preguntado a bastantes de ellos a qué es debido y me responden que es por la inseguridad.
"No compensa. Se sube mucha gente borracha. No te pagan. Si les dices algo te amenazan...", han sido algunas de las justificaciones que he escuchado.
Si es cierto que la falta de protección empuja a muchos taxistas a quedarse en sus casas, las autoridades competentes deberán tomar medidas. El taxi es un servicio público, muy necesario especialmente por las noches, en una ciudad que no es Barcelona donde el metro si abre, y donde subirse a un autobús nocturno constituye también una aventura, por el personal que lo utiliza de madrugada.
Los ciudadanos nos merecemos un servicio de calidad y últimamente me he encontrado con que hay muchos conductores nuevos, incapaces de moverse por la ciudad sin consultar el GPS y que cuando les dices que te lleven a sitios tan normales como IFEMA, te ponen cara de póker.
Se habla de que la Comunidad estudia instalar cámaras de vigilancia y de que habrá más policías en zonas conflictivas. Ya que se trata de un servicio que no es barato, señores políticos, intentemos que esta vez las promesas no queden en papel mojado. Que haya más vehículos en la calle, con mayor calidad en la atención al usuario y, por supuesto, más seguridad para los conductores. ¿O vamos a esperar a que se cometa un nuevo asesinato?