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martes, 21 de agosto de 2007

¡Bienvenida, mafia rusa!

Víctor A. Cheretski
En una nota publicada en Libertad Digital hace tres años adelantábamos unos datos que, hoy en día, son evidentes hasta para los que fracasaron en la escuela. La todopoderosa mafia rusa aprovecha la ampliación de la UE para hacer su triunfal entrada en Europa. Tiene ciertos problemas con el presidente Putin y, al parecer, pretende instalarse definitivamente en Europa aprovechando el infantilismo de los políticos europeos. Hacer grandes "negocios" en países donde las cárceles parecen unos sanatorios de lujo, desde el punto de vista moscovita, es el sueño de cualquier mafioso ruso y, por eso, no escatiman dinero para realizar sus planes.



El último ejemplo está en Lituania, teóricamente uno de los países más preparados para compartir el año próximo el destino común europeo. Al parecer, la mafia decidió comprar esta república báltica para que le sirva de "caballo de Troya" en Europa. Financió la campaña electoral del presidente, Rolandas Paksas, y le aseguró la victoria. Para compensar a sus donantes, el presidente, según los datos de la comisión parlamentaria que ha investigado este caso de corrupción, se comprometió a nombrar al mafioso ruso, Yuri Borisov, consejero presidencial o hasta primer ministro. Para eso le otorgó hace poco la nacionalidad lituana. Asimismo, le suministraba información privilegiada de carácter económico.

Se dice que detrás de Borisov está, ni más ni menos, que el mismísimo Ansori Kikalishvili, uno de los principales capos de la mafia post-comunista. Este último también tenía una pequeña "petición" para el mandatario lituano: la cabeza del jefe de la Policía, Miachis Laurenkus. No, no le quería matar. Pretendía que le destituyeran del cargo y le mandaran de embajador a España. Algo no funcionó. Laurenkus no quiso ir a España y armó una bulla. El "negocio" fracasó provocando un gran escándalo que ha culminado con el proceso de destitución del presidente.

El periódico liberal ruso "Grani", normalmente muy bien informado, opina que el caso lituano no es nada típico. En el resto de los países del Este, candidatos a la entrada en la UE, la mafia rusa tiene posiciones muy fuertes y no permite ningún escándalo público. Han invertido mucho dinero en los negocios, tanto legales como ilegales, han adquirido permisos de residencia o nacionalidad, han contratado para sus necesidades a parlamentarios, ministros y presidentes. Así que están listos para ser europeos.

¿Qué va a pasar si un día, aburrida de la triste vida en Europa del Este, que le sirve de trampolín, la mafia rusa decide mandar también en algún país occidental? ¿En España, por ejemplo? ¡Imposible! No tan imposible como parece. Ya están en eso. Hoy en día, no se limitan a comprar palacios en Marbella, limusinas y barcos como hace un par de años. Invierten millones en la construcción, en la hostelería, en el comercio. Nadie se opone a este fenómeno. Así que no se descarta que mañana inviertan en la campaña electoral de algún político español.

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