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domingo, 30 de noviembre de 2008

LA VERDADERA ESTRUCTURA DEL PODER MUNDIAL


EL COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS (CFR): La CARA OCULTA del PODER GLOBALIZADO

Como funciona el gobierno mundial invisible ... El Council on Foreign Relations (CFR) conforma una organización discreta, de muy bajo perfil público, y de alta efectividad, integrada por unos 3.600 miembros del más alto nivel, prestigio e influencia en sus respectivas disciplinas y ámbitos de poder, tanto en EEUU como en Europa. Reúne a los más altos directivos de instituciones financieras, colosos industriales y medios de comunicación social, investigadores, académicos, oficiales militares de máxima graduación, políticos, funcionarios públicos, decanos de universidades y centros de estudios. Un verdadero gobierno mundial invisible.

Por Adrian Salbuchi
10/06/03/
El Council on Foreign Relations (CFR) es una organización poco conocida pero muy influyente en los asuntos internacionales que ha ido creciendo en poder, prestigio y amplitud de ámbitos de acción, hasta tal punto que ya en nuestros días podemos decir que conforma el auténtico “cerebro del mundo” que direcciona el rumbo complejo e incierto hacia el que se empuja y arrastra al planeta entero.

No existe pueblo, región o segmento económico, social, o político que pueda extraerse a su influencia y es, precisamente, el hecho de haber logrado permanecer “detrás del telón” lo que le otorga al CFR su inusitada fuerza e influencia. Hoy, el CFR conforma una organización discreta de muy bajo perfil público y de alta efectividad, integrada por unos 3.600 miembros del más alto calibre, prestigio e influencia en sus respectivas disciplinas y ámbitos de poder.

De esta manera, reúne a altos directivos de instituciones financieras, colosos industriales y medios de comunicación social; a investigadores y académicos; a oficiales militares de máxima jerarquía; y a políticos, funcionarios públicos y decanos de universidades, facultades y centros de estudios.

Sus objetivos fundamentales consisten en identificar y evaluar amplios conjuntos de factores políticos, económicos, financieros, sociales, culturales y militares que abarcan a toda faceta imaginable de la vida pública y privada de los Estados Unidos, de sus Aliados y del resto del mundo.



Hoy, gracias al enorme poder de Estados Unidos, el ámbito de análisis del CFR abarca al planeta entero. En rigor de verdad, el CFR conforma un poderoso centro de análisis y planeamiento geopolítico y estratégico.

Sus investigaciones y evaluaciones son realizadas por distintos investigadores y grupos de trabajo conformados dentro del seno del CFR, que se dedican a identificar amenazas y oportunidades del entorno mundial, evaluar las fuerzas y debilidades de los intereses agrupados dentro del CFR, y realizar amplios planes estratégicos, tácticos y operativos en todos los ámbitos a los que nos hemos referido.

Aunque estas intensas, profundas y efectivísimas tareas se realizan dentro del ámbito del CFR, la clave para comprender su accionar radica en el hecho de que el CFR jamás opera por sí misma, sino que son sus miembros individuales los que lo hacen.

Y ello siempre desde sus ámbitos formales de acción y poder, que son las empresas multi y transnacionales, los bancos internacionales, las instituciones multilaterales internacionales, los gobiernos, las universidades, las fuerzas armadas y los medios de comunicación social. Esos mismbros del CFR jamás invocan o siquiera aluden a su pertenencia dentro de la institución, ni mucho menos la invocan.

Los ámbitos naturales de poder de cada uno de sus miembros a los que nos referimos son, por demás, muy poderosos ya que hoy encontramos que son miembros del CFR buena parte de los presidentes, gerentes y accionistas de las empresas Fortune 500[1] que en su conjunto manejan casi el 80% de la economía estadounidense, emplean a más de 25 millones de personas, y en su conjunto tienen un valor de mercado que equivale a dos veces y media el PBI de los Estados Unidos.

Pero también son miembros del CFR los máximos directivos de los grandes bancos como el Chase Manhattan de la familia Rockefeller que acaba de fusionarse con el banco J P Morgan, el Bank of America y el actual número, CitiGroup, cuya capitalización hoy excede los 250.000 millones de dólares; los directivos y formadores de opinión de los ocho monopolios multimedia mundiales; los rectores y decanos de las grandes universidades y facutades como Harvard, MIT Massachussets Institute of Technology, Columbia, Johns Hopkins, Princeton, Yale, Stanford, y Chicago; y – factor clave en esta verdadera rueda de poder planetario -, los 150 puestos clave del gobierno estadounidense incluyendo los cargos más relevantes en sus fuerzas armadas.

MIEMBROS ENCUMBRADOS DEL CFR

En otra obra hemos brindado amplia información al respecto[2]; aquí mencionamos a tan sólo unos pocos encumbrados y podersosos miembros del CFR como David Rockefeller, Henry Kissinger, Bill Clinton, Zbigniew Brzezinski, George H.W. Bush, la ex-secretaria de estado Madeleine Albright, el especulador internacional George Soros, el juez de la corte suprema Stephen Breyer, Laurence A. Tisch (presidente de la cadena Lowes/CBS), el secretario de estado Gral. L. Colin Powell, Jack Welsh (presidente de General Electric Company), W. Thomas Johnson (presidente de CNN y hoy director de Aol/Time-Warner), Katherine Graham (recientemente fallecida presidenta del grupo Washington Post / Newsweek / International Herald Tribune); Richard Cheney (vicepresidente de EE. UU., ex-secretario de defensa de George Bush (padre), y ex-presidente de la petrolera Halliburton), Samuel “Sandy” Berger (asesor del presidente Clinton en seguridad nacional), John M. Deutch (ex-director de la CIA del presidente Clinton), Alan Greenspan (gobernador del Banco de la Reserva Federal), Stanley Fischer (ex-director gerente del Fondo Monetario Internacional y actual director del CitiGroup), Anne Krueger (actual vicedirectora del FMI), James D. Wolfensohn (presidente del Banco Mundial), Paul Volcker (presidente del CS First Boston Bank y ex-gobernador de la Reserva Federal), John Reed (director y ex-presidente de CitiGroup); los economistas Jeffrey Sachs, Lester Thurow, Martin Feldman y Richard N Cooper; el ex-secretario del Tesoro, ex-presidente de Goldman Sachs y actual co-Chairman de CitiGroup, Robert E. Rubin, el ex-secretario de estado del presidente Reagan y “mediador” en el conflicto de Malvinas, Gral. Alexander Haig, el “mediador” en el conflicto de los Balcanes, Richard Holbrooke, el presidente de IBM, Louis V. Gerstner, el senador demócrata por el estado de Maine, George J. Mitchell, el diputado republicano, Newt Gingrich, y la asesora del presidente Bush en seguridad nacional, Condoleeza Rice, el representante comercial de Bush Robert Zoellick, Elliot Abrams, William Perry, Mark Falcoff, Paul Wolfowitz, Richard N. Perle, y Richard Armitage, entre muchos otros.

Aquí, entonces, hallamos la clave de la alta efectividad del CFR, por cuanto aquellas decisiones y planificaciones que se realizan y acuerdan durante sus reuniones, conferencias, y grupos de trabajo a puertas cerradas, son luego ejecutadas por sus diversos miembros desde sus ámbitos formales de poder. ¡Y qué ámbitos de poder que son éstos!

Resulta lógico inferir que si dentro del CFR se diseña un conjunto de planes respecto de, digamos, la globalización de la economía y las finanzas, o cuales regiones del planeta tendrán paz y prosperidad, y cuales se hundirán en sangrientos conflictos, y se las decide llevar a cabo, entonces ¿que duda puede haber que la acción coordinada de personalidades como el presidente de la nación, sus secretarios de estado, defensa, comercio y tesoro, de los principales banqueros y financistas, capitanes de industria, directivos de medios de difusión, militares y académicos, habrá de conducir a resultados concretos, efectivos y, por cierto, irresistibles?

En verdad, para comprender cómo funciona realmente el mundo actual, resulta preciso diferenciar el poder formal del poder real.
Lo que los medios de difusión nos transmiten con altísimo perfil público a diario en los noticieros de televisión y en los periódicos no es otra cosa que los resultados visibles y concretos de las acciones de las estructuras del poder formal: especialmente los gobiernos nacionales y la reacción de los mercados ante las decisiones sualmente unilaterales de la estructura tecnocrática y supranacional de las finanzas y las empresas.

Pero el poder real es aquél que de manera menos visible, planifica y decide qué va a ocurrir cuándo, dónde, y quienes lo ejecutarán.


EL ROL ESPECIAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA

Dado que Estados Unidos es hoy la única superpotencia del planeta, resulta razonable suponer que la estructura de poder mundial – pues de ello se trata – que administra el gobierno mundial, lo hace transitoriamente desde el propio territorio y estructura política y económica de los Estados Unidos.

Ello no implica que el pueblo estadounidense necesariamente forme parte de este esquema, sino más bien que lo conforman sus elites y clase dirigente; el así llamado Establishment. Se trata, entonces, de poderes que operan dentro de Estados Unidos (como también lo hacen dentro del Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, España, Argentina, Brasil y Corea), pero no necesariamente pertenecen a los Estados Unidos (como sus contrapartidas en otras naciones tampoco representan a esos pueblos, ni obedecen necesariamente a sus intereses).

Para comprender como funciona realmente Estados Unidos, conviene recordar que sus políticas – especialmente su política exterior – se administran desde Washington DC (ellos mismos se refieren a su gobierno como “The Administration”) que es la sede del poder formal.

Sin embargo, el verdadero gobierno estadounidense impera desde Nueva York, sede del poder real.
Ello es comprensible puesto que el poder real requiere de una sólida e ininterrumpida continuidad y consistencia para poder llevar a cabo complejas estrategias en el espacio y el tiempo que abarcan a todo planeta y se proyectan a través de décadas enteras.

Estos centros de poder rápidamente comprendieron hace ya muchas décadas que no hay nada más ineficiente e ineficaz para la continuidad y consistencia en el diseño y ejecución de estrategias políticas, económicas, financieras y sociales, que el sistema democrático que con su alto perfil público y periódicos recambios obliga a dirigentes a dar permanentes explicaciones al demos a cada paso.

Cuánto mejor resulta operar discretamente, desde lo que formalmente es un mero gentlemen’s club[3] como el CFR, del que hombres poderosos e influyentes son miembros, directivos o incluso presidentes durante décadas enteras sin tener que rendirle cuentas a absolutamente nadie, fuera de sus pares dentro de la propia organización.

Así, 3.600 poderosas personas pueden ejercer una influencia gigantesca sobre incontables miles de millones de seres humanos en todo el planeta.

Se trata, en rigor de verdad, del eje central de una verdadera red de hombres y mujeres poderosos, ya que el CFR es complementado por otras organizaciones análogas tanto estadounidenses como internacionales especializadas en el estudio de asuntos geopolíticos internacionales y promover el actual modelo global:
The Hudson Institute, The RAND Corporation[4], The Brookings Institution, The Trilateral Commission[5], The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.

Todos estos think tanks o bancos de cerebros como se los denomina en el país del norte, reúnen a los mejores hombres en sus respectivos campos a condición de que estén claramente alineados con las premisas básicas de los objetivos políticos de los globalizadores:
la creación de un gobierno mundial privado, la erosión sistemática de las estructuras de todos los estados-nación soberanos (aunque no de todos de la misma manera ni al mismo tiempo, se entiende), la estandarización sociocultural, la imposición de un sistema financiero globalizado especulativo-usurario, el alineamiento de la opinión pública mundial a través de una poderosa acción psicológica a nivel planetaria, y la administración de un sistema de guerra global que mantenga la cohesión de las masas a través del permanente azuzamiento contra algún “enemigo”, sea éste real o imaginario.[6]


LOS PRIMEROS TIEMPOS

Corría el mes de Mayo del año 1919, cuando un grupo compacto de influyentes banqueros, abogados, políticos y académicos – todos ellos participantes de las conversaciones entre los Aliados vencedores y las Potencias Centrales derrotadas en los campos de batalla europeos -, reunidos en el Hotel Majestic de París tomaron una decisión trascendental: formar dos “bancos de cerebros” o logias para defender los intereses mundiales anglonorteamericanos.

Desde estas instituciones que hoy han crecido hasta formar el centro de planeamiento geopolítico y geoeconómico más importante del planeta, se ha venido diseñando a lo largo de ochenta años un nuevo orden mundial que se acomoda a los intereses colonialistas anglo-norteamericanos y de sus aliados de entonces y de hoy.

La estrategia consistía en fundar dos entidades: uno en Londres que habría de denominarse el Royal Institute of International Affairs (RIIA – Instituto Real de Relaciones Internacionales), y otro en los Estados Unidos que tomaría el nombre de Council on Foreign Relations (CFR), con sede en la ciudad de Nueva York.

Ambas organizaciones portaban el claro sello ideológico del socialismo gradual como eje de control colectivo que ya hacia fines del siglo XIX fuera propugnado por la Sociedad Fabiana financiada por el Round Table Group del magnate sudafricano, Cecil Rhodes y la familia de financistas cosmopolitas Rothschild. Al CFR también le darían su apoyo y financiación las más pudientes y poderosas familias estadounidenses como Rockefeller, Morgan, Mellon, Harriman, Aldrich, Schiff, Kahn, Warburg, Lamont, Ford y Carnegie (ésta última, particularmente a través de una organización precursora del CFR, la Carnegie Endowment for International Peace).

Desde su creación, el CFR contó con un importante vocero que, aún hoy, sigue siendo la publicación más prestigiosa e influyente de los Estados Unidos en materia de análisis geopolítico: Foreign Affairs, del que se dice que “lo que hoy se publica en “Foreign Affairs” se transforma mañana en la política exterior oficial de los Estados Unidos”.

Entre los fundadores y primeros directivos del CFR, hallamos a hombres de la talla de Allan Welsh Dulles, uno de los mayores exponentes de la comunidad de planeamiento, inteligencia y espionaje estadounidense que consolidaría la estructura de la CIA, central de inteligencia estadounidense; al periodista Walter Lippmann director-fundador del semanario The New Republic y agudo estratega en acción psicológica; a los banqueros Otto H. Kahn, y Paul Moritz Warburg,[7] éste último nacido en Alemania y emigrado a los Estados Unidos dónde en 1913 diseñó y promovió la legislación que desembocaría en la creación del Federal Reserve Bank, el banco central privado estadounidense que hasta nuestros días ejerce el control sobre toda la estructura financiera de esa nación.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y como parte del “nuevo orden mundial” de la posguerra, el Banco de la Reserva Federal se vería complementado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, también creaciones de miembros del CFR.

Estas tres instituciones en su conjunto controlan el sistema financiero globalizado actual. Conviene aquí señalar que la única verdadera globalización que hoy se aprecia en el mundo es la del sistema financiero que ha escapado a todo control nacional, pues los sistemas económico y político hoy siguen transitoriamente centrados en torno al ámbito nacional.[8]

Entre los fundadores del CFR, hallamos por ejemplo al geógrafo y presidente de la American Geographical Society, Isaiah Bowman, quien tendría a su cargo el equipo angloestadounidense que redibujaría el mapa de Europa tras la Primera Guerra Mundial y que – Tratado de Versalles mediante -, tantos trastornos habría de traer en las décadas subsiguientes. Fueron dos economistas del CFR, Owen D. Young y Charles Dawes, quienes durante los años veinte diseñarían e impulsarían los planes de “refinanciación” de la deuda de guerra impuesta a Alemania por ese mismo Tratado.

Fueron miembros del CFR quienes como altos directivos del Banco de la Reserva Federal generarían las distorsiones y astringencias monetarias que ayudaron a desatar la crisis financiera de 1929.
Fueron miembros del CFR quienes presionarían sobre la opinión pública – a través de los poderosos medios de difusión bajo su control como las cadenas radiales NBC y CBS y los periódicos Washington Post y New York Times, para quebrar la neutralidad estadounidense ante la nueva guerra desatada en Europa a partir de 1939.


LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Durante esta contienda en la que Estados Unidos recién participaría formalmente hacia fines de 1941, miembros de alto rango dentro del CFR conformaron el War & Peace Studies Project que se integró lisa y llanamente al Departamento de Estado norteamericano[9] diseñando sus políticas hacia el Japón y Alemania, y luego preparó otro “nuevo orden mundial” para después de la previsible victoria Aliada.

De esta manera, el CFR diseñó y promovió la creación a partir de 1945 de la Organización de las Naciones Unidas como instancia de administración política mundial y algunas de sus agencias económicas clave como el FMI y el Banco Mundial, a través de sus miembros Alger Hiss[10], John J. McCloy[11], W. Averell Harriman, Harry Dexter White[12], James Lovett[13], Dean Acheson[14], George Kennan[15], Charles Bohlen[16] y otros, como así también a través de las conferencias de Dumbarton Oaks (para crear la ONU), Bretton Woods (para crear el FMI, Banco Mundial y el GATT/OMC), Teherán y Yalta (conferencias en las que se acordó la división del mundo en esferas de dominio entre Estados Unidos y la URSS).

Terminada aquella contienda, el Presidente Harry S. Truman instauraría la conocida “Doctrina Truman” de seguridad nacional que toma como punto de partida la doctrina del containment – contención del expansionismo soviético - propuesta por otro miembro del CFR a la sazón embajador en Moscú: George Kennan, en un conocido artículo aparecido en las páginas de Foreign Affairs y firmado “X”, como así también la directiva NSC68 del National Security Council redactado por Paul Nitze, del CFR. Otro tanto fue el caso del así-llamado “Plan Marshall” diseñado por un grupo de trabajo del CFR y ejecutado por W. Averell Harriman entre otros.

De manera que para comprender al mundo contemporáneo, bien vale la pena evaluar y analizar lo que hace, dice y propaga el CFR, pues muchas de sus actividades no son secretas sino meramente discretas.

Cualquier persona que visite su sede en la residencial Park Avenue esquina calle 68 de la ciudad de Nueva York, como lo ha hecho el autor de la presente nota, podrá obtener un ejemplar de su Memoria y Balance en el que figuran descripciones oficiales de sus actividades y la nómina de sus más de 3.600 miembros.

De manera que la información está disponible para quien quiera tomarse el trabajo de pedirla y luego procesarla, analizarla y tomarse el trabajo de correlacionarla con otros datos relacionadas con esas mismas personas.

Preciso es investigar la manera en que a lo largo de este siglo el CFR - sólo o en coordinación con otras organizaciones hermanadas - ha ejercido determinante influencia sobre la más amplia gama de corrientes ideológicas, eventos políticos, guerras, fenómenos de acción psicológica, crisis económicas y financieras, encumbramientos y defenestraciones de personalidades de alto relieve y otros hechos impactantes – muchos claramente inconfesables – que han marcado el rumbo de la humanidad a lo largo del tumultuoso siglo que acaba de terminar.

Es que pareciera que nos tienen a todos demasiado ocupados y fascinados como espectadores pasivos de los vertiginosos eventos y hechos que a diario se suceden en todo el mundo, como forma de asegurarse que a nadie – o al menos a pocos -, se les ocurra fijar la atención en otro lado, para identificar ya no tanto los efectos y resultados impactantes de muchas decisiones y acciones encubiertas, sino más bien los orígenes reales y concretos de esas mismas decisiones y acciones.

Para el éxito de este gigantesco fenómeno de acción psicológica colectiva – pues de ello se trata –, los medios masivos de comunicación social cumplen un rol vital y esencial. Pues son ellos los instrumentos cuyo objetivo consiste en propiciar la anulación de la capacidad de pensamiento independiente y creativo entre los pueblos.

Para ese fin parecieran estar CNN, CBS, NBC, The New York Times, The Daily Telegraph, Le Figaró, The Economist, The Wall Street Journal, Le Monde, The Washington Post, Time, Newsweek, US News & World Report, Business Week, RTVE, todos dirigidos por personeros del CFR y/o de sus organizaciones hermanas en otras naciones.
Luego la información y opiniones que propagan son repetidas ad nauseam por todos los medios “serios” en todos los países del mundo.

En verdad, estos medios, la industria del entretenimiento y las estructuras educacionales conforman una suerte de continuum que contiene implícitamente un conjunto de ejes de acción psicológica colectiva.
Podríamos decir que, en términos generales, una de las estrategias más importantes de dicha acción psicológica se centra en ocultar o al menos soslayar y disimular, tres realidades fundamentales que para las fuerzas globalizadoras resultan muy poco conveniente que sean debidamente conocidas y comprendidas por la opinión pública mundial y en cada país.

Cómo funciona realmente el mundo. La opinión pública ha de pensar que el mundo funciona según lo que indican los medios de difusión; ha de creer que los gobernantes realmente gobiernan y que son elegidos por la voluntad soberana del pueblo. La realidad es muy diferente.

Que la situación de las distintas naciones puede que sea difícil pero que todo se terminará resolviendo a medida que el proceso de la globalización se enraíce. Ello conlleva implícita la idea de que la felicidad de las naciones se halla íntimamente ligada al nivel de alineamiento a las pautas y exigencias del proceso globalizador.

En el caso de la Argentina, se pretende hacernos creer que las cosas están mal pero que van a mejorar; que es sólo cuestión de renegociar (¡una vez más!) los pagos de la deuda externa, que es sólo cuestión de flexibilizar alguna legislación, privatizar más empresas y reformar el Estado para que todo se resuelva como por arte de magia.
La realidad es muy diferente.En el caso de la Argentina, estamos ante la probable desaparición lisa y llana de la Argentina dentro del Leviatán globalizador.

Que, nos guste o no, no existen opciones a la globalización; que la misma es irresistible, indetenible; que su poder es invulnerable y sus exigencias inapelables. Pero aquí también la realidad resulta ser muy diferente. La globalización no es tan poderosa e invulnerable como se nos la presenta. Tiene importantes contradicciones internas algunas de las cuales abordaremos en el presente ensayo y – lo más importante –, existen opciones y alternativas al modelo rígido y único que ofrece al mundo


¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN, ENTONCES?

Llegados a esta instancia, se plantea una pregunta esencial que es definir qué es la globalización a la luz de esta realidad que observamos. Aventuramos una definición en el sentido de que el proceso de la globalización conforma una ideología que tiene claros objetivos e intereses políticos y económicos.

El vocablo “globalización”, no es más que un eufemismo que encubre una realidad más profunda que los propios mentores del sistema han definido desde hace casi un siglo como “nuevo orden mundial”: así denominaron el mundo tras la primer guerra mundial, lo hicieron nuevamente tras la segunda guerra mundial y, más recientemente, tras el colapso del imperio soviético, según lo definió el entonces presidente George Bush, padre del actual presidente electo.

La característica principal del fenómeno de la globalización es que aunque sustenta su poder sobre lo económico y especialmente lo financiero, en el planeamiento de sus intereses globales, conforma un proceso auténticamente político.
Como nos enseña el politólo germano Carl Schmitt, el ámbito natural de la política distingue entre amigos y enemigos, siendo la definición que da de enemigo la clásica: no tanto un inimicus, el enemigo personal de cada uno de nosotros sino más bien en el sentido de hostis, que es el enemigo de la comunidad, del grupo, de la institución, o de la nación.

Así, deviene en hostis todo grupo, nación, ideología, credo, empresa, gobierno, ejército u otra organización o fuerza que activa o pasivamente se oponga a los objetivos e intereses del proceso de globalización.

Dentro de este marco conceptual, el principal hostis que los planificadores de la globalización han identificado desde hace ya muchas décadas es el concepto de lo nacional y el Estado-nación soberano como su instrumento ejecutor. En pocas palabras, para defender y promover sus intereses planetarios que prevé un modelo reingenierizado del mundo, los promotores de la globalización no tienen otra opción que combatir las raíces de lo nacional en todo el mundo y a todos los Estado-nación soberanos; cada uno según sus características, historia, fuerza relativa y permeabilidad a alinearse al modelo globalizador.

En las elocuentes palabras de Richard Gardner, uno de los pensadores del CFR, “....En pocas palabras, la ‘casa del orden mundial’ tendrá que ser construida desde abajo para arriba.....impulsando una carrera final alrededor de la soberanía nacional, erosionándola pedazo a pedazo, con lo que se logrará mucho mas que con el anticuado método del asalto frontal” (el resaltado es nuestro). [17]

El modelo planetario propugnado por el CFR podríamos describirlo como la conformación de una suerte de “fábrica” planetaria creadora de bienes y servicios, con su contrapartida de un “supermercado” planetario de consumo de esos bienes y servicios. En ese modelo, la “góndola” que le toca a la Argentina es la de mera exportadora de commodities y los servicios de apoyo táctico asociados con ellos. Es un modelo de una Argentina de no más de 12 a 15 millones de personas....

En ese modelo planetario, no hay lugar para el Estado-nación soberano, por cuanto es un modelo sustentado eminentemente sobre conceptos económicos y financieros; es un proyecto ideado y alineado con un conjunto de poderosísimos intereses privados.

En rigor de verdad, hoy podríamos decir que la gran privatización que se ha dado en el mundo y por cierto en la Argentina no se limita a tal o cual empresa de servicios públicos o a un determinado segmento del mercado. La gran privatización que se está produciendo en el mundo y que se ha producido en la Argentina es la privatización del poder.

Ello se refleja elocuentemente en la última Memoria y Balance del CFR correspondiente al año 1999, en la que el vicepresidente del CFR, Maurice Greenberg[18] nos anuncia que en el mundo actual ya no se trata de diseñar tan solo una geopolítica sino que el eje de poder hoy conforma una auténtica “geoeconomía”, que no es más que el blanqueo de esta realidad que es la privatización del poder.

Según Greenberg, “En política exterior ha llegado el momento de cambiar nuestro principio organizador central de la geopolítica a la geoeconomía; de las preocupaciones tradicionales del equilibrio de poder a los conceptos económicos y de seguridad.....En mi opinión, la mayor amenaza para la seguridad estadounidense provendría de un colapso económico mundial.”[19]



[1] Las “Fortune 500” son las 500 mayores empresas de los Estados Unidos según el ranking que anualmente publica la revista “Fortune”.

[2] Ver el ensayo El Cerebro del Mundo: la cara oculta de la Globalización (Ediciones del Copista, Córdoba, 1999, 404 págs.)

[3] Así se refiere al CFR el historiador Peter Grose en su breve obra sobre los orígenes del CFR, “Continuing The Inquiry” (Council on Foreign Relations publications, Nueva York, 1996). Grose es él mismo miembro del CFR.

[4] Banco de cerebros de la Fuerza Aerea estadounidense, y creadora de la Internet, formado a poco de finalizar la segunda guerra mundial entre la Fuerza Aérea estadounidense y el Douglas Aircraft Company (hoy Boeing Airplane Co.).

[5] Fundada en 1973 por David Rockefeller. La Trilateral agrupa a intereses de Estados Unidos/Canadá, Europa Occidental y Japón. Su ideólogo es Zbigniew Brzezinski, profesor de Georgeton University y Columbia University y ex asesor de seguridad nacional del Presidente James Carter (también CFR y Trilateral),

[6] Entre los “enemigos” de las últimas décadas podemos señalar al fascismo, el nazismo, los japoneses, el comunismo, la contaminacion ambiental, el terrorismo, Saddam Hussein, Slobodan Milosevich, el fundamentalismo musulmán, el militarismo, el antisemitismo, la narcoguerrilla (a pesar del reciente abrazo del presidente de la Bolsa de Nueva York Richard Grasso con el jefe de finanzas de las FARC colombianas, Ricardo Reyes)entre muchos otros.

[7] Warburg era una prestigiosa y poderosa familia de banqueros judeo-alemanes, íntimamente ligada a los Rothschild y a los Schiff de la casa Kühn Loeb & Co. de Nueva York, de la que Paul Warburg era socio y director. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, circunstancias elocuentes hicieron que un Warburg – Paul – estuviera en la mesa negociadora de Versalles del lado de los Aliados vencedores, mientras que otro Warburgo, - su hermano Max – estaba del lado de los alemanes vencidos. Ya Jakob Schiff, socio de Paul Warburg, había financiado a los japoneses en 1905 contra el Imperio Ruso y habría de brindarle generosa financiación a los revolucionarios que preparaban la Revolución Bolchevique.

[8] Prueba de ello lo conforma el hecho de que el comercio internacional conforma tan solo entre un 12 y un 15 por ciento del Producto Bruto acumulado de todas las naciones del planeta. O sea, el 85% de la actividad económica mundial aún se centra en las economías internas de los países. No así las finanzas que se hallán globalizadas como sistema. Es más, podría decirse que si el sistema financiero se halla globalizado gracias a las tecnologías de la informática y las telecomunicaciones y se corresponde, por así decirlo, al paradigma del siglo XXI, hallamos entonces que el sistema económico mundial hoy se centra en torno al ámbito de las naciones, o sea al paradigma nacional del siglo XX. Por último, el sistema político por el que hoy se rigen los estados proviene del paradigma liberal democrático del siglo XVIII y XIX. En estas asimetrías hemos de hallar buena parte de los graves conflictos del mundo actual y futuro: un sistema financiero del siglo XXI; un sistema económico del siglo XX; y un sistema político del siglo XIX.

[9] Lo harían a partir de mediados de septiembre de 1939.

[10] Destacado miembro del equipo que diseñó la estructura de la Organización de las Naciones Unidas, presidente de la Conferencia de San Francisco que inauguró la ONU, luego condenado en los Estados Unidos como espía soviético.

[11] Presidente del Chase Manhattan Bank a partir de 1953, Alto Comisionado en Alemania.

[12] Destacado miembro del equipo que diseñó la estructura de la Organización de las Naciones Unidas

[13] Secretario de Estado Adjunto y luego Secretario de Defensa del presidente Harry S. Truman

[14] Secretario de Estado del presidente Truman

[15] Embajador en la Unión Soviética del presidente Truman.

[16] Asesor del departamento de Estado

[17] Richard Gardner, “The Hard Road to World Order”, artículo publicado en “Foreign Affairs”, abril 1974, pág. 558. Gardner es miembro del CFR y de la Trilateral Commission.

·Hasta fines de los años noventa fue embajador estadounidense en España;

·fue embajador en Italia (durante la administración de Jimmy Carter 1977-81);

·fue subsecretario de estado para asuntos de organización internacional (bajo los presidentes

Kennedy y Johnson, 1961-65);

·es profesor de Leyes y Organización Internacional de la Universidad Columbia de Nueva York.

[18] Maurice Greenberg, presidente de American International Group, el mayor grupo asegurador de los Estados Unidos (Fortune 500: ranking Nª 17), director del Federal Reserve Bank of New York, director de la Asia Society, director de The Starr Fondation.


La ciencia confirma la Profecí­a Maya


Por: Felipe Miranda
La ciencia confirma la Profecí­a Maya El cumplimiento de las detalladas predicciones que la antigua cultura maya hizo para el periodo que media entre los años 1992 y 2012 de nuestro calendario plantea un profundo misterio y una pregunta inquietante: ¿nos encontramos realmente viviendo el final de una era cósmica y veremos dentro de siete años el amanecer de una con signo muy distinto? Los científicos no saben qué está sucediendo con el Sol. El 20 de enero de este año, una sorpresiva tormenta solar alcanzó la Tierra con su máximo de radiación sólo 15 minutos después de iniciarse la serie de explosiones, cuando lo habitual son 2 horas. Según Richard Mewaldt, del California Institute of Technology, fue la más violenta en los últimos 50 años. También ha sido la más misteriosa. Los científicos creían que dichas tormentas se producían en la corona solar por las ondas de choque asociadas a eyecciones de plasma. Sin embargo, en este caso parece haberse originado extrañamente en el interior del Astro Rey, según afirmó el profesor Robert Lin, de la Universidad de California. Los astrónomos expresaron su perplejidad. El profesor Lin 'principal investigador del satélite Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager (RHESSI) 'concluyó su declaración con una frase muy significativa: «Esto significa que realmente no sabemos cómo funciona el Sol». En resumen: el insólito fenómeno del 20 de enero ha pulverizado los modelos predictivos de nuestra ciencia. Pero además, ¿por qué se produce una actividad tan intensa y anómala en este momento? El pico de máxima actividad de nuestra estrella 'en su ciclo principal de 11 años' tuvo lugar en el año 2000. En 2004 los físicos solares observaron una ausencia total de manchas, algo que siempre anuncia la proximidad de un mínimo de actividad.


Dicho mínimo debía producirse entre 2005 y 2006, unos 4 años antes del nuevo máximo, previsto para el año 2010 o 2011, precisamente en vísperas de la fecha para la cual los antiguos mayas profetizaron el final de la era correspondiente al «Quinto Sol» y el comienzo de otro ciclo cósmico, llamado «Sexto Sol». ¿Sabían algo los mayas que nuestra ciencia actual ignora? ¿Podrían ayudar sus textos sagrados a los científicos, desconcertados por el extraño e inquietante comportamiento del Astro Rey? Y sobre todo: ¿por qué motivo prestó aquella antigua cultura tanta atención a la actividad solar de nuestros días en tiempos tan remotos? El calendario maya finaliza abruptamente el sábado 23 de diciembre de 2012, 5.125 años despúes de iniciarse la era del «Quinto Sol». Según sus profecías, la causa física desencadenante es que el Sol recibiría un rayo proveniente del centro de la galaxia y emitiría una inmensa «llamarada radiante» que transmitiría esa radiación a la Tierra y al resto del sistema solar. Este evento precedería al comienzo de un nuevo ciclo cósmico. Según su cómputo, habrían tenido lugar ya 5 ciclos de 5.125 años, completando una serie de 25.625 años, periodo muy próximo al de «la precesión de los equinoccios », conocido como «Año Platónico » o «Gran Año Egipcio », correspondiente a un ciclo completo formado por 12 eras astrológicas ( 25.920 años). Según los mayas, en la Tierra cada ciclo de 5.125 años habría sido el escenario de la aventura de un Humanidad '«una raza » en su concepto 'y habría acabado con su destrucción, seguida por la regeneración que trae el siguiente ciclo o «Sol». Al comienzo de éste se produce una sincronización de la «respiración » de todas las estrellas, planetas y seres. El 11 de agosto de 3.113 a.C. los mayas fijaron el nacimiento del «Quinto Sol» 'la era actual' cuyo final llegaría en 2012. La Era del Agua habría acabado con el Diluvio, la posterior a ésta con un diluvio de fuego y la nuestra, llamada «del Movimiento », finalizaría con violentos terremotos, erupciones volcánicas y huracanes devastadores. La mitología de las culturas antiguas más diversas recoge la memoria de inundaciones catastróficas que tuvieron lugar hace unos 12.000 años y de misteriosas lluvias de fuego, hace algo más de 5.000 años, que investigadores como Maurice Cotterell asocian a un gran cometa que rozó la atmósfera terrestre. La predicción maya también describe los 20 años anteriores al primer día del «Sexto Sol » con cierto detalle. Este ciclo menor, que ellos denominaban Katum, ya ha consumido casi dos tercios de su duración total. Ello nos permite verificar hasta qué punto se han cumplido sus profecías hasta este momento y, en consecuencia, decidir si su nivel de aciertos merece suficiente credibilidad como para prestarles atención. El último Katum 'denominado por ellos «el tiempo del no tiempo»' habría empezado en el año 1992 de nuestro calendario, después de un eclipse de Sol que esta cultura pronosticó para el 11 de julio de 1991 y que se cumplió puntualmente. En el concepto maya se trataría de un periodo de transición, caracterizado por profundos cambios cósmicos, telúricos e históricos. Es curioso observar que en septiembre de 1994 se produjeron fuertes perturbaciones en el magnetismo terrestre, con alteraciones importantes en la orientación de las aves migratorias y cetáceos, e incluso en el funcionamiento de la aviación. En 1996, la sonda espacial Soho descubrió que el Sol no presentaba ya polos magnéticos sino un único campo homogeneizado. En 1997 se produjeron violentas tormentas magnéticas en el Sol. Y en 1998, la NASA detectó la emisión de un potente flujo de energía proveniente del centro de la galaxia que nadie supo explicar. Otra fecha importante de las profecías mayas fue el eclipse total de Sol del 11 de agosto de 1999, que también se verificó puntualmente. Según el Chilam Balam 'un libro sagrado maya', siete años después del inicio del último Katum (1999) comenzaría una era de oscuridad y las convulsiones de la Tierra 'sismos, huracanes, erupciones volcánicas' aumentarían sensiblemente. El 15 de septiembre de 1999, sólo un mes después del mencionado eclipse, una misteriosa explosión proveniente del espacio eclipsó durante horas el brillo de algunas estrellas. Las radiaciones de ondas radio, rayos gamma y rayos X multiplicaron su intensidad por 120. Astrónomos como Richard Berendzen y Bob Hjellming, del Observatorio Radioastronómico de Nuevo México (EE UU), calificaron este fenómeno como un enigma «digno de una investigación detectivesca ». El rayo y la llamarada radiante. Ante estos hechos objetivos cabe preguntarse: ¿podría ser esa misteriosa e inexplicada radiación de 1999 el rayo proveniente del centro de la galaxia que, según los mayas, alcanzaría al Sol antes del año 2012, cuando se dispararan los fenómenos sísmicos? ¿No resulta también evocador de «la llamarada radiante» que, según los mayas emitiría el Sol después de recibir ese «rayo », la igualmente enigmática y anómala explosión solar del 20 de enero de 2005, que ha dejado perplejos y sin respuestas a los científicos? El eclipse del 11 de agosto de 1999 que precedió a la fuerte radiación proveniente del espacio del 15 de septiembre de 2005 inauguró un periodo de cataclismos naturales. El día 7 de ese mismo mes se produjo un terremoto de 5,9º (escala Richter) en Grecia, con 218 muertos; el 8, inundaciones catastróficas en China, con miles de muertos; el 17, un terremoto de 7,4º en Turquía, con 15.000 muertos; el 20, un terremoto de 7,6º en Taiwan, con 2.000 muertos; el 22, una cadena de terremotos menos destructivos 'entre 2º y 5,2º' en todo el planeta; el 30, un terremoto en Oaxaca (México), seguido de grandes incendios debidos a explosiones de gas, con más de 100 muertos; y el 10 de octubre las lluvias produjeron 300 muertos y 500.000 damnificados, también en México. No se trata de una lista exhaustiva de catástrofes ni mucho menos, sino sólo de una muestra de algunos fenómenos muy destructivos, ocurridos tan sólo en los dos meses que siguieron al eclipse de agosto. Incluir los conflictos humanos que estallaron en esos dos meses y otras catástrofes naturales requeriría un abultado volumen. En este mismo número se recogen otros datos sobre el aumento espectacular de los seísmos, erupciones volcánicas y meteoros violentos. La comparación de la intensidad y la cantidad que estos fenómenos tuvieron en los últimos años con periodos anteriores revela que experimentaron un incremento espectacular en este periodo que los mayas denominaron «el tiempo del no tiempo». Después de la potente y anómala radiación emitida por el Sol el 20 de enero de este año se han disparado las erupciones volcánicas, que ya habían experimentado un incremento notable después del eclipse de 1999. En todo 2004 se registraron 31 erupciones significativas. Sólo entre enero y abril de 2005, se han detectado 21. Y si sumamos los informes sobre nueva actividad de los volcanes que experimentaron erupciones significativas desde 1999, la cifra asciende a 43 para los 4 meses iniciales de este año. A esta confirmación de las predicciones mayas debemos añadir otras. Según dichas profecías, a partir del eclipse de 1999 se incrementarían las guerras y la destrucción. El cono de sombra de este eclipse se proyectó precisamente sobre Medio Oriente, Irak, Irán, Afganistán, Paquistán e India, señalando un área sacudida por los conflictos más sangrientos y la amenaza permanente de una confrontación entre Paquistán e India, ambos con arsenal nuclear. Al acercarse el 2012 una ola de calor aumentaría la temperatura del planeta, produciendo cambios climáticos, geológicos y sociales sin precedentes, con una rapidez asombrosa. Estamos inmersos en dicha dinámica. El acelerado derretimiento de los glaciares en todo el mundo y la aparición de zonas verdes en la Antártida es ya un hecho confirmado científicamente. También anunciaron los cambios inesperados de la actividad del Sol que los científicos están verificando. Las profecías mayas pronostican la aparición de un cometa, con alta probabilidad de un impacto contra la Tierra. Curiosamente, también en el Apocalipsis de San Juan se predice la llegada de este cometa llamado «Ajenjo » como signo del «Final de los Tiempos». Otra coincidencia llamativa es que el 11 de agosto e 1999, no sólo tuvo lugar el último eclipse total del milenio, sino la formación de una configuración astrológica muy rara: la Gran Cruz Cósmica, formada en los signos de Tauro, Leo, Escorpio y Acuario, por el Sol, la Luna y tres planetas ( año/cero, 102). Esta Cruz también nos remite al Apocalipsis porque evoca a «los cuatro vivientes custodios del Trono ». El primero es descrito como «semejante a un león» (Leo), el segundo «semejante a un toro » (Tauro), el tercero «con semblante humano» (Acuario, el Aguador) y el cuarto semejante a un águila (Escorpio). Estamos ante un simbolismo complejo que encaja con las profecías mayas del comienzo del «Sexto Sol »: una nueva era que, según su predicción, supondrá «el final del tiempo del miedo » y una Humanidad renovada cósmicamente, que construirá una civilización superior a la actual. Esta convergencia de expectativas, independientes unas de otras, que avalan las profecías mayas es otro hecho a tener en cuenta. ¿Podría este cambio ser activado o favorecido por ese gran evento cósmico que anunciaron las profecías mayas? ¿Podría ese salto vibracional del Universo, transmitido por el Universo al Sol y por éste a la Tierra, estar impulsando «la gran transformación » que, según los mayas, llegará definitivamente a nuestro planeta el sábado 23 de diciembre de 2012? En cualquier caso, todas estas profecías son muy elocuentes respecto a dicho salto cualitativo en la evolución de la conciencia. El cambio cósmico crea las condiciones, pero la transmutación interior sólo puede ser el resultado de una decisión libre y de un trabajo interior individual. En este final del último Katum del calendario maya el Cielo nos pone ante una encrucijada: autodestrucción o transformación. Nos hallamos, por tanto, en una especie de «tierra de nadie»: una fase definitiva que ya no pertenece a la vieja era, pero tampoco a la que amanecerá dentro de siete años, cuando se abra «la puerta » cósmica de un tiempo renovado. En cualquier caso, nos parece evidente que los hechos corroboran las profecías mayas lo suficiente como para tomarlas en serio y examinarlas sin prejuicios a la luz de lo que sabemos del mundo. ¿La evolución biológica y psicoespiritual responde a una programación cósmica inteligente? Este es, sin duda, el gran misterio que se nos plantea". Sábado, 30 de Junio de 2007 12:12

domingo, 16 de noviembre de 2008

¿Quien mató al coche eléctrico?



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Franco, la verdadera historia.


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"Acaso la ambisión fue una de las
caracteristicas más destacadas de aquel general
de escaso carisma que
finalizada la guerra civil española,
conseguiría contra todo pronóstico
instalarse en el poder durante
cerca de cuarenta años."
Fernando García de Cortázar
BREVE HISTORIA DEL SIGLO XX


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sábado, 15 de noviembre de 2008

El mundo entero sufrirá el impacto de la crisis sistémica mundial en seis meses


18 Juny, 2008 - 22:37 — JOSEP VILLAR FERNANDEZ

Alerta del “Global Europe Anticipación Bulletin” LEAP/E2020 - Julio-Diciembre de 2008: El mundo entra de lleno al núcleo de la fase de impacto de la crisis sistémica global
En este número 26 - Especial de Verano de 2008 - del Global Europe Anticipation Bulletin, el equipo de LEAP/E2020 ha decidido lanzar un alerta sobre el período julio-diciembre de 2008. En efecto, nuestro equipo ya está convencido que este período será caracterizado por la entrada de lleno del conjunto del planeta en el núcleo de la fase de impacto de la crisis sistémica global. Los próximos seis meses constituirán el verdadero núcleo del desarrollo de la crisis. Las turbulencias de los últimos doce meses fueron sólo una pequeña introducción.
En efecto, en el curso del próximo semestre venidero es cuando todos los componentes de la crisis (financieros, monetarios, económicos, estratégicos, sociales y políticos) van a converger con su máxima de intensidad (1). Sin por eso reiterar detalladamente las diferentes secuencias ya anticipadas en los anteriores números del GEAB, nuestros investigadores decidieron referirse a la evolución de las diferentes grandes regiones del planeta en los próximos seis meses; para hacerlo, desarrollará ocho importantes fenómenos que van a signar esos seis meses de manera decisiva y que permanentemente orientarán los años 2009 y 2010, a saber:

1. El Dólar en ruina (1 Euro = 1,75 Dólares a finales de 2008): el pánico carcome la psique colectiva estadounidense por el colapso de su divisa y economía.

2. Sistema financiero mundial: Quiebre a causa su imposible subyugación por Washington

3. Unión Europea: la periferia se hunde en la recesión mientras que el núcleo de la eurozona sólo se desacelera

4. Asia: el « doble golpe de bambú » inflación/hundimiento de las exportaciones

5. América latina: aumento de las dificultades, pero un crecimiento sostenido para una gran parte de la región, con México y Argentina en crisis

6. Mundo árabe: los regímenes pro-occidentales a la deriva / 60 % de riesgos de explosión político-social en el eje Egipto-Marruecos

7. Irán: confirmación del 70 % de probabilidad de un ataque en octubre

8. Bancos / burbujas especulativas: La colisión de las burbujas

Paralelamente, el equipo de LEAP/E2020 presenta en este GEAB N° 26 cinco consejos estratégicos dirigido a los bancos centrales, gobiernos e instituciones de control, elaborados los últimos meses y cuyo objetivo es limitar y canalizar las consecuencias graves de la fase de impacto de la crisis.

También en este GEAB N° 26, dirigido a los inversores privados, LEAP/E2020 desarrolla una serie de 10 consejos operacionales para que eviten cometer errores fatales en los próximos seis meses.

En este comunicado público, LEAP/E2020 decidió presentar su anticipación sobre el próximo quiebre del sistema financiero mundial.

La decisión de Washington de aumentar las apuestas en lo que se refiere al plazo para el regreso del « Dólar fuerte », obligando a Ben Bernanke a montar las defensas para ello, conlleva la aceleración del proceso de quiebre del sistema financiero mundial (2).

En efecto, Ben Bernanke es la última muralla antes de la toma de conciencia definitiva, por los principales tenedores de divisas estadounidenses y de activos nominados USD, de que Washington no tiene más los medios para sostener su moneda. Lo que, a principios de 2006 (con fin de la publicación del M3 por FED, anunciada por LEAP / E2020), correspondía a una política deliberada de depreciación del Dólar con el fin de tratar de reducir el déficit comercial estadounidense y de limitar el valor efectivo (para los Estados Unidos) de su deuda mundial (que está formulada en USD), se volvió contra sus impulsores y se ha transformado en una fuga generalizada al exterior de Estados Unidos (fuga de capitales, permanencia de los déficit comerciales, crecimiento de la inflación,…). La carta « Bernanke » es la última carta « psicológica » que puede jugar Washington. Su utilización muestra, según LEAP/E2020, hasta qué punto los dirigentes estadounidenses llegaron a las últimas instancias para tratar de retener a sus socios en el sistema creado después de 1945, fundado sobre la economía de los Estados Unidos y su divisa (3).

Cuando, dentro de algunas semanas (después de las reuniones de G8 y otras instancias), se confirme que es imposible organizar la menor acción de amplitud para estabilizar durablemente la divisa estadounidense (y ni siquiera evocamos la extravagante idea de hacerla que se revalorice) puesto que su economía se hundirá cada vez más profundamente en la recesión y que el mundo está ya « harto » del USDun del que ya nadie sabe cómo desembarazarse, entonces el sistema financiero mundial estallará en diferentes subsistemas que intentarán sobrevivir lo mejor posible hasta que se organice (4) un nuevo equilibrio financiero mundial. Comprometiéndose en esta vía que no lleva a ninguna parte, conscientemente o inconscientemente, voluntariamente o no, Ben Bernanke acaba de firmar el fin del sistema financiero actual. La vuelta al « Dólar fuerte », es un algo así como la « liberación de Irak », deseos piadosos que se transforman en pesadilla.

Por otra parte, si Washington no tenía realmente la intención de tratar de estabilizar el Dólar o más ambiciosamente, de revalorizarlo respecto a las principales divisas mundiales, habría un solo método (5), que constaría de dos partes: un fuerte aumento en las tasas de interés por parte de la FED, y una drástica disminución de la creación monetaria. Si las autoridades estadounidense deciden poner en ejecución esta política, su economía (efectiva y financiera) se para en seco a las siguientes semanas: el mercado inmobiliario caería a cero por falta de créditos asequibles y a causa de una explosión de los intereses en los hogares endeudados a tasas variables, el consumo estadounidense se tornaría negativo (es s decir, retrocedería mes tras mes), las quiebras de las empresas aumentarían de manera exponencial, Wall Street se derrumbaría bajo el peso de sus múltiples deudas, sucumbiendo por completo a la implosión inmediata del mercado de los CDS debido al default generalizados de los co-contratantes...

Estos acontecimientos, absolutamente ciertos en caso de una acción voluntarista de Washington en favor de un Dólar fuerte son, indudablemente, inaceptables para las autoridades estadounidenses. Así, fuera de hablar, y de desacreditarse aún más, no harán nada. El método tradicional de estas últimas décadas ya no es factible: nadie más aceptará comprar masivamente Dólares para salvar la divisa estadounidense sin una acción muy voluntarista (la descrita anteriormente) de Washington. Como ésta no se producirá, el resto del mundo sacará las conclusiones necesarias: desde ahora cada uno para sí. Y no debemos olvidar que a mediados de agosto de 2008, Pekín ya no tendrá más obligación de tener éxito a toda costa para Juegos Olímpicos. Por lo tanto, muchas opciones « brutales » (6), dejadas en suspenso hasta los Juegos Olímpicos, van a resurgir (7).

http://www.leap2020.eu/El-GEAB-N-26-esta-disponible!-Alerta-de-LEAP-E2020-Julio-Diciembre-de-2008-El-mundo-entra-de-lleno-al-nucleo-de-la-fase_a1814.html

Vamos hacia el caos planetário sin remedio



17 Octubre, 2008 - 20:02 — JOSEP VILLAR FERNANDEZ

El cuatro de enero os decía desde estas páginas que nuestro sistema bancario se hundía y que había que tomar medidas de emergencia. No se han tomado, y la crisis ha sido negada sistemáticamente hasta que no se ha podido negar más su evidencia.
Ahora, deprisa y corriendo, se han tomado las medidas CONTRARIAS a las que hubieran podido amortiguar los efectos de esta crisis sistémica, el gobierno de España lo ha hecho al revés, se ha aliado al dólar en su huída hacia adelante, en vez de intentar crear una cesta de monedas con los rusos, los chinos, los indios, los japoneses y los productores de petróleo. No sé si conscientemente o sin saber la gravedad de lo que representarán sus decisiones. Creo que el gobierno de España peca del complejo de "pueblerismo", y al reunirse con gente tan importante como el Sarko y el Brown se han comportado como el pueblerino de manual en la gran ciudad, se han dejado llevar por la pomposidad de los escenarios y por la grandielocuencia de los mentores de la gran solución y han pensado, si ellos lo dicen será verdad, el pueblo español aquí no pinta nada.


La Eurolandia ha inyectado en el mercado financiero la cantidad de dos billones de euros, y los EE.UU. más de un billón, con cargo a la deuda nacional de cada uno. De este modo Eurolandia se ha unido para siempre al dólar, para de este modo intentar curar con inyecciones y aspirinas, ( muy caras por cierto), a un moribundo clinicamente muerto,nuestro sistema financiero.
¿Van a conseguir devolver la confianza al sistema financiero?, no, es absolutamente imposible, entre otras cosas porque deberían cubrir las pérdidas de todo el sistema en su conjunto, y al estar aseguradas casi todas las opcciones, sean de un signo o de su contrario, no hay modo de encontrar la solución inteligente que realmente funcione. El que no lo entienda que lea atentamente mi artículo anterior.
Pero entonces si después de tanta inyección de dinero virtual no se arregla la economía financiera, ¿hacia donde vamos?. Hacia el caos más absoluto, ante tanta inyección de dólares virtuales en el sistema monetario, lo único que van a conseguir es la DEPRECIACIÓN DEL DÓLAR frente a las otras monedas de países que aunque se encuentren en situación mundial de recesión, no tienen problemas de la magnitud de los EE.UU y los de Eurolandia, me refiero a Rusia, China, Japón, India, Brasil, y los países productores de petróleo en el Golfo Pérsico.
Los países con grandes recursos naturales y en vías de desarrollo no van a tener más el dólar como moneda de cambio internacional, lo que provocará su caída, y la del euro junto al dólar, consecuencias de ello, nos vamos hacia LA GRAN DEPRESIÓN MUNDIAL, y hacia una inflación descontrolada, un caos social sin precedentes y quizás un estado de escepción para controlar al personal que sin duda se va a alborotar como nunca lo ha hecho.
En España se van a hundir bancos y cajas, como se van hundiendo en el resto del mundo occidental, las empresas se van a quedar sin financiación, los trabajadores al paro y por millones, los políticos desaparecerán o tendrán que vivir permanentemente protegidos ante los requerimientos del pueblo al ver la inutilidad de éstos, y los impagos, los concursos de acreedores y las subastas de viviendas van a colapsar los juzgados., España finalmente irá a la quiebra como Islandia y el resto de Europa.
Nunca en la historia de España hemos tenido unos políticos tan incompetentes como éstos, y sobre todo nunca hemos visto que un partido que se autodenomina obrero y socialista se dedique a salvar a los banqueros en una especie de aquí todo vale, sin tan solo diferenciar al que lo ha hecho bien del que lo ha hecho mal, con el dinero de los trabajadores.
Ésta es la mayor indecencia jamás cometida por un gobierno respecto al pueblo que lo representa democráticamente, y esto sucede en todos los países llamados occidentales, y demuestra solo una cosa, que carecen del más mínimo sentido de la decencia para con el pueblo.
¿Sabéis cual es la causa del problema en su raiz?, pues cada vez lo tengo más claro, el problema es la actitud deshonesta que los políticos de nuestro mundo occidental tienen hacia el pueblo al que representan.
Todos lo veréis obvio, pero tiene más calado del que parece. No solo representa que nos engañan, es que nos engañan porque han conseguido aborregar tanto al personal, que hagan lo que hagan éste no reacciona, lo que hará que su conducta posterior les permitirá seguir apretendo los tornillos con los que nos tienen sujetos, hasta provocar la respuesta social; en ese momento vendrá el toque de queda y la declaración de estado de emergencia, y luego adiós a las libertades, (las pocas que nos quedan), todos a pasar por el tubo.
Y lo peor es que todos somos culpables POR ACCIÓN, (políticos, afiliados, sindicatos y sindicalistas, colegios oficiales, la Iglesia Católica, pensionistas, inspectores de hacienda, abogados del estado, jueces, militares, policías, funcionarios, médicos, TODOS), O POR OMISIÓN, nosotros que leemos, tampoco vamos a hacer nada para cambiar nada, ni tan solo para exigir que el pueblo español, y el de cada país de Europa pueda decidir sobre cómo quiere el NUEVO MODELO DE CAPITALISMO.
Es penoso y da asco, la amoralidad de nuestros dirigentes nos demuestra que nuestras conciencias están a la altura de las circunstancias, y ése es el peor karma que podríamos tener en este momento de la historia del hombre. Solo cabe la purificación o la extinción, nada va a seguir igual, es nuestra falta de luz la que proyectamos a nuestro alrededor, y eso crea oscuridad, por eso no vemos la salida. ¿lo quéreis más claro?

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Donde esta nuestro dinero?


JOSEP VILLAR FERNANDEZ
ZP aprobará el próximo viernes una medida excepcional para ayudar a que el mercado bancario tenga liquidez, creará un fondo de 30.000 millones de euros, (4.9 billones de pesetas), ampliables a 50.000 millones de euros, (8.3 billones de pesetas), con cargo al Tesoro, para comprar valores seguros a nuestras cajas y bancos. El propósito dice es para inyectar liquidez en el sistema bancario y así conseguir que llegue a los consumidores y empresas. Lo podría hacer directamente utilizando por ejemplo la Agencia Tributaria o las oficinas de correos, pero no, vamos a salvar a los bancos y cajas entre todos, tan malo no será cuando los sindicatos sin saber nada de nada le dan la razón al gobierno, en fin!
Vamos a avalar todos a nuestros bancos y cajas porque sus activos son seguros, ¿entonces por qué no les prestan los banqueros internacionales?
Dada la gravedad del tema y dado vuestro silencio corporativo, me veo en la necesidad de aportaros una idea de cuales han sido los productos donde se ha invertido el dinero de todos los españoles, eso que tan pomposamente los banqueros llaman "altas fnanzas" y de la que nadie sabe casi nada.


Para entender el problema, es necesario comprender que el viejo mundo bancario, en el que instituciones albergadas en grandes edificios de mármol aceptaban depósitos y prestaban dinero a sus clientes de mucho tiempo, ha desaparecido. Fue reemplazado por lo que se conoce como "sistema bancario fantasma".
Lo que sigue es muy largo, pero me ha llegado por mail y no se como haceros llegar este informe sobre los productos financieros de las altas finanzas como no sea copiar y pegar, así que para el que quiera saber donde esta nuestro dinero, les recomiendo paciencia y buena lectura.
Cuando acaben la lectura entenderán que nuestro sistema bancario está expuesto al riesgo de "defeau" como el resto del planeta, por eso reitero que ZP se equivoca, pero esta vez pagaremos todos.
La clase sobre los productos de las altas finanzas, siento que sea tan largo y espero que sirva para rectificar, aun estamos a tiempo.

“Es común encontrar gente que piense que los «genios» de las finanzas son siempre lo suficientemente listos como para generar estructuras inmunes a las tormentas de la economía. Pero esto no es más que una leyenda, alimentada, entre otras razones, por los propios managers financieros, con gran provecho para sus bolsillos”

Sobre la crisis financiera

En los últimos años sectores importantes de la corriente principal han venido sosteniendo que la conversión de casi todas las formas de deuda en activos negociables, que permiten la dispersión del riesgo, era una garantía de estabilidad del sistema financiero.



Consideraban, además, que esta tesis había sido validada en 1998, cuando la crisis asiática y el default de la deuda rusa. También cuando la caída de los precios de las acciones tecnológicas en 2000, la posterior recesión de 2001 en Estados Unidos; el quiebre de algunas grandes empresas como Enron y World.com, en Estados Unidos, y Parmalat en Italia; y el default de la deuda argentina, en 2001.

Por supuesto, admitían que cada uno de estos episodios había cobrado sus correspondientes víctimas: algunos fondos de cobertura, como el LTCM en 1998; los inversionistas que habían apostado a las tecnológicas; las empresas financieras que habían vendido protección contra el riesgo implicadas en Enron y World.com, o los bonistas que habían invertido en la deuda argentina. Pero, sostenían, el sistema de conjunto había resistido exitosamente los embates, gracias a la red de seguridad, tejida por las más sofisticadas e ingeniosas de las ingenierías financieras. El “corazón” de la estructura bancaria y financiera internacional había atravesado las sacudidas con daños despreciables. Las crisis financieras generalizadas podían ser evitadas mediante los amortiguadores provistos por la diversificación en activos.

Sin embargo la actual (2007) crisis financiera socava esta tesis ortodoxa. Grandes bancos están fuertemente expuestos en los mercados de hipotecas subprime y de préstamos apalancados, varios fondos de cobertura están en serias dificultades, y la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón se han visto obligados a inyectar miles de millones de dólares y euros para rescatar al sistema, y a bajar las tasas de interés. Pero a pesar de estos esfuerzos, la crisis financiera ha empezado a repercutir en la economía de Estados Unidos, donde existe la posibilidad concreta de que ocurra una desaceleración de la economía.

Esta crisis ofrece entonces una oportunidad para examinar el funcionamiento del sistema financiero; la manera en que de hecho no ocurrió tal diversificación del riesgo; y las razones de por qué, a pesar de la sofisticación de los instrumentos financieros modernos, los mismos no evita las crisis. Intentamos también introducir a los lectores no especializados y a los alumnos de grado de las carreras de economía política y sociología económica en algunos aspectos del sistema financiero.

Como parte de una serie de trabajos sobre las cuestiones financieras, aquí nos centramos en los mercados de crédito y los mecanismos de diversificación del riesgo. La explicación requiere una dosis de paciencia del lector para seguir la actual ingeniería financiera, pero lo vamos a hacer de la manera más intuitiva posible, aun a costa de incurrir en algunas simplificaciones. Con esto intentamos, romper el cierto hechizo que ejerce la ingeniería financiera mundial.

Es común encontrar gente que piense que los “genios” de las finanzas son siempre lo suficientemente listos como para generar estructuras inmunes a las tormentas de la economía. Pero esto no es más que una leyenda, alimentada, entre otras razones, por los propios managers financieros, con gran provecho para sus bolsillos. Por otra parte, buscamos poner esta crisis en relación con la dinámica de la acumulación del capital en los últimos 15 años.[1][1]

Comenzamos entonces con la presentación de algunos instrumentos financieros básicos, que son esenciales para el análisis de la crisis.

Instrumentos de diversificación del riesgo

Normalmente en los mercados financieros se considera que existen tres tipos de riesgo. En primer lugar están los riesgos de crédito, que derivan de problemas para cobrar los intereses, o no recuperar el principal que se ha prestado, cuando el prestatario se declara en default.

En segundo término están los riesgos de tipos de interés, que ocurren cuando hay descalces en los vencimientos. Por caso, un banco se financia tomando dinero a corto plazo, por el que paga interés; y presta dinero a largo plazo, por el que cobra interés. Una suba de las tasas puede provocar un descalce entre el interés que debe pagar para que los depositantes renueven sus colocaciones, y los intereses que recibe por los préstamos de largo plazo.

Por último están los riesgos de liquidez. Por ejemplo, un banco puede tener sus depósitos respaldados por préstamos libres de riesgos, pero que no son líquidos, de manera que si los ahorristas quieren retirar sus ahorros, el banco se encontrará ante una crisis de liquidez. Se sostiene entonces que las técnicas de titularización, los swaps contra default, los derivados de tasas de interés e instrumentos similares, habrían disminuido notoriamente estos riesgos. Veamos brevemente en qué consisten.

1) Titularización o securitización

La titularización o securitización es una innovación financiera que contribuyó a cambiar el rol de intermediario financiero de los bancos. Tradicionalmente un banco obtenía fondos del público, otorgaba préstamos y los retenía en su cartera de activos, corriendo con el riesgo de los créditos; y recolectaba los pagos con los que pagaba los intereses por los depósitos.

Con la titularización, en cambio, el banco se descarga de su cartera de activos, emitiendo títulos que son comprados por inversores. Para eso el banco origina una cartera, que puede consistir en préstamos a empresas, bonos, préstamos hipotecarios o tarjetas de crédito. Pero en lugar de quedarse con esta cartera, la transfiere a una entidad que se constituye para este propósito especial, llamados conductos; en inglés se la conoce como special purpose vehicle, SPV.[2] El SPV actúa como fiduciario de los flujos de dinero que generan los créditos originales, y emite títulos que son comprados por inversores. Dado que estos títulos tienen como respaldo la cartera original, son conocidos, en términos generales como “títulos respaldados por activos”, o en inglés, asset-backed securities, ABS. De esta manera el riesgo se transfiere desde el banco al inversor en ABS. El SPV permite aislar legalmente los ingresos provenientes de los créditos originarios de la suerte que pueda tener el banco. Por este motivo, en principio se puede estar seguro de la calidad crediticia del ABS, con prescindencia de la calidad crediticia del banco. Es usual que los SPV tengan residencia legal en paraísos fiscales, como las islas Caimán, Bermudas, Luxemburgo, y similares.

Los ABS están constituidos por grandes pools de activos, relativamente homogéneos. Por ejemplo, una emisión de ABS puede estar respaldada en 100.000 créditos hipotecarios. En el caso particular de los títulos hipotecarios, se conocen como mortgage backed securities, MBS. El MBS de Estados Unidos es uno de los mercados financieros más grandes del mundo.

La titularización no sólo es realizada por bancos. También puede ser organizada por entidades financieras dedicadas al crédito hipotecario, o de tarjetas. O por grandes empresas. Por ejemplo, una empresa petrolera puede dar origen a una securitización, que estará organizada por uno o más bancos, especializados en este tipo de operaciones. En este caso se genera también un SPV, que emite títulos que están respaldados por los ingresos obtenidos por la venta de petróleo. Los inversores que compran el título emitido por el SPV son pagados con el flujo de caja generado por el petróleo, a diferencia de lo que sucede con los bonos tradicionales que emiten las empresas –típicamente, las obligaciones negociables–, en que los inversores son pagados con los ingresos generales de la empresa. En otras palabras, con la titularización el inversor no tiene acceso a los activos del vendedor, sino sólo a los activos contenidos en el trust que se ha creado para este fin específico.

2) CDS

Explicamos otro instrumento que también se ha extendido en los últimos años, los swaps por incumplimiento de crédito, o credit default swaps, CDS.

Los CDS permiten desligar el riesgo crediticio y negociarlo por separado. En un contrato CDS el comprador de protección frente a un crédito paga al vendedor de protección una cantidad periódica igual a la diferencia entre el rendimiento del título que puede tener incumplimiento, y el tipo de interés que se considera libre de riesgo. Para entender como funciona, supongamos que una empresa A paga normalmente Libor + 2 puntos por sus créditos, y se considera que ese spread sobre la tasa de referencia (o sea, los 2 puntos) constituyen la prima por el riesgo.[3][3] Supongamos que A toma un crédito del banco B, y que la financiera C vende protección contra el riesgo de incumplimiento a B (o sea, establece un contrato CDS con B). Esto significa que C recibirá un monto periódico del 2% sobre el préstamo, en tanto B, el comprador de protección, se quedará con el flujo de ingreso que corresponde a la tasa Libor. Si A incumple, C deberá entregar a B una suma igual al valor facial de la deuda, en tanto B entregará a C la deuda de A. A partir de ahí C se encargará de intentar cobrar la deuda a A. En consecuencia un CDS es un seguro que protege al banco contra la pérdida derivada del incumplimiento de los préstamos. El mercado de los CDS ha crecido enormemente en los últimos años, y muchos consideran que su liquidez ya es mayor que la del mercado de bonos corporativos. Fue uno de los motivos por los cuales muchos bancos que habían prestado a Enron o WorldCom no se vieron afectados directamente cuando cayeron estas empresas.

3) Crédito estructurado y CDO

Explicamos ahora los instrumentos de crédito estructurado, que han conocido un amplio desarrollo en los últimos años. En este caso los pasivos del SPV, que están respaldados por el pool de activos, se dividen en tramos, lo que se conoce en inglés como tranching. Los pools de activos se venden entonces en tramos a los inversores, y cada tramo tiene diferente grado de riesgo, que está determinado por la prioridad para el cobro en caso de que ocurran problemas con el pago de intereses o default (lo que se llama un “evento de crédito”). Usualmente se establece un primer tramo, llamado equity, que absorbe hasta el 3% de las pérdidas en caso de default o fallas en los pagos; por ejemplo, si el activo subyacente está constituido por créditos hipotecarios, y ocurre default, los primeros en sufrir la pérdida son los inversores en el tramo equity. El siguiente tramo, conocido como mezzanine (entresuelo) absorbe pérdidas hasta el 10%. Luego le sigue el tramo senior, que absorbe hasta el 20%, y el super senior, que absorbe las pérdidas restantes. Se supone que estos dos últimos tramos tienen muy poco riesgo, y por lo tanto pagan un bajo interés. Los flujos de ingresos van primero a pagar las comisiones de administración, y luego se distribuyen en cascada, empezando por los tramos senior. Se trata entonces de un mecanismo con el que se transfiere riesgo. Es común que el banco o la financiera que originaron la titularización conserven para sí el tramo equity. Es que el negocio está en ganar con el spread entre la tasa de interés que se recibe de los créditos originales, y la tasa más baja (por el menor riesgo) que se paga a los inversores en los tramos senior y super senior. Por supuesto, con la esperanza de que no se produzca un “evento de crédito”, porque en ese caso habrá pérdidas seguras para el tramo equity, y muy posiblemente para el mezzanine.

Típicamente los títulos de crédito estructurado son conocidos como obligaciones de deuda colateralizada, collateralized debt obligations, CDO, que son un tipo de ABS, pero que a diferencia de éstos tienen como colateral un pequeño número de activos no homogéneos. Estos activos pueden ser bonos de corporaciones, préstamos, y también CDS. También hay CDO que se emiten a partir de otros CDO, o de ABS.

Los CDO a su vez se dividen en CDO cash, que pagan interés y amortizan el principal a los tenedores de los tramos utilizando los flujos generados por los activos subyacentes. Estos activos pueden ser préstamos, bonos corporativos, ABS. Y están los CDO sintéticos, que tienen como respaldo CDS. O sea, los CDO sintéticos obtienen ingresos no a partir de poseer los activos, sino porque el inversor asume el riesgo de default de otros activos. A igual que en el CDO cash, el riesgo de pérdida en el CDO sintético se divide en tramos, y cada tramo paga periódicamente la prima swap.

Por otra parte, un tramo de un CDO sintético puede estar fondeado o no. Si está fondeado el inversor debe poner fondos por su exposición al riesgo, esto es, debe colocar cierta cantidad de dinero, que se devuelve al momento en que vence el tramo (descontándose las pérdidas en la eventualidad de que las hubiera). Se exigen fondos para los tramos junior, aunque no para los senior, que se supone que están menos expuestos al riesgo. De manera que un inversor en el tramo senior de un CDO sintético ganará dinero sin haber realizado ninguna inversión.

Por otra parte también existen los CDO llamados market, en los cuales los pagos a los inversores provienen tanto del cash de los activos subyacentes como de las ganancias por la compra y venta de los activos subyacentes. O sea, son más tentadores para embarcarse en especulaciones. Si cae el valor de mercado del colateral, se suspenden primero los pagos al tramo equity, y luego a los restantes.

Se sostiene entonces que estas técnicas de titularización no sólo han permitido dispersar el riesgo de crédito, sino también de liquidez, dada la amplitud y profundidad que han alcanzado los mercados para estos títulos.

4) ABCP

Los programas de activos respaldados en papeles comerciales, o asset backed commercial papers, ABCP, son similares a los ABS, pero se constituyen con pools de activos que se compran con los ingresos que se obtienen emitiendo títulos de corto plazo, los papeles comerciales, o commercial papers. El conducto que se constituye para este efecto se conoce como structured investment vehicle, SIV. Ilustramos esta operatoria con un ejemplo. Supongamos que un SPV, que ha organizado el banco A, posee un pool de ABS, que ha colocado entre inversores. Pero a su vez el banco A organiza un SIV, que compra ABS. El SIV financia esta compra emitiendo papeles comerciales, esto es, títulos de vencimiento a 270 días, o menos. Comúnmente el término medio de maduración de los papeles comerciales es de 45 días.

El SIV, a su vez, divide los préstamos en tramos; o sea, cualquier pérdida primero es absorbida por los tenedores de equity (que puede retener el emisor), y luego por los tenedores de los papeles comerciales. El hecho de que los papeles comerciales sean de corto plazo, y tengan prioridad en el cobro, explica que paguen menos tasa de interés. El spread, una vez más, constituye ganancia para el banco organizador del SIV. En septiembre de 2007 el mercado de ABCP en Estados Unidos era de un billón de dólares, lo que representaba la mitad del total del mercado en papeles comerciales.

Por supuesto, también se constituyen SIV que utilizan lo recaudado para comprar otros valores, como deudas de tarjetas de crédito, o cualquier otro valor.

Es de destacar que los programas ABCP dependen crucialmente de que periódicamente se pueda renovar la colocación de papeles comerciales. Si un programa ABCP no puede renovar los papeles comerciales, debe encontrar alguna financiación alternativa o disolverse y vender los ABS subyacentes. Esta circunstancia jugó un rol destacado en la reciente crisis de liquidez.

5) Swaps de intereses

En términos generales un swap es un acuerdo contractual entre dos partes bajo la cual cada parte acuerda en realizar pagos periódicos a la otra parte durante un cierto período de tiempo –usualmente el plazo es de uno a 10 años–, basado en un monto principal que es nocional. Actualmente son muy utilizados los swaps de intereses, que son contratos para flujos basados en los intereses. Según el BIS, a diciembre de 2006 el valor nocional de los swaps de intereses alcanzaba los 229,8 billones de dólares. Una forma común es el swap de tasa de interés fija contra variable. Podemos explicarlo con un ejemplo. Supongamos que una financiera A recibe usualmente pagos, por préstamos otorgados con anterioridad, que están establecidos a tasa variable; por caso, a Libor + 1%. A quiere protegerse contra la eventualidad de una baja de la tasa de interés, y para eso firma un acuerdo swap con el banco B. Esto significa que establecen que habrá un intercambio periódico de flujos de tasas de interés, referidas a un principal que es nocional. Lo explicamos con el ejemplo. Suponemos que A establece un swap de tasa de interés variable contra tasa fija, con B, sobre un nocional de un millón de dólares; la tasa fija es 4%, y la variable es Libor + 1%. Supongamos que al momento de realizarse el acuerdo Libor es 3%. Mientras Libor no varíe, A y B no transfieren fondos. En cambio, si la tasa Libor sube, A debe pagar a B el flujo correspondiente a la diferencia. Por ejemplo, si Libor sube 25 puntos básicos, o sea, 0,25%, A debe transferir a B $2500. En cambio, si Libor baja 25 puntos básicos, será B quien deba transferir $2500 a B. Es “como si” A y B se hubieran prestado mutuamente el millón de dólares, A a B a tasa fija, y B a A tasa variable. Sin embargo es importante aclarar que en el mercado de swaps se excluye toda mención a préstamos paralelos, ya que se trata exclusivamente de un intercambio de flujos de tasas de interés; el nocional es utilizado sólo para calcular los intereses que se deben. Otro ejemplo de por qué puede interesar hacer un swap de este tipo es el de una empresa que se ha endeudado a tasa variable, y quiera protegerse contra el peligro de suba de las tasas de interés. En este caso establece un swap con otra firma, pero esta vez tomando la parte de la tasa variable del swap, o sea, la que tenía B en el ejemplo anterior.

Otro tipo de swap de intereses es de tasa variable versus tasa variable. Por ejemplo, A puede comprometerse a pagar a B Libor, y B a pagar a A una tasa de interés igual al spread entre los bonos del tesoro de Estados Unidos y un determinado grupo de bonos de baja calificación (por ejemplo de países subdesarrollados; de empresas con riesgo, etcétera). En este caso, si bajan los spreads –por ejemplo, porque se reduce el riesgo de default de los países subdesarrollados–, B tendrá una ganancia; y viceversa.[4][4]

Los swaps pueden ser de muchos tipos, pero con esto tenemos lo esencial para entender su mecanismo. Se sostiene que de esta manera empresas, financieras y bancos pueden protegerse frente al riesgo de descalce de las tasas de interés.

Obsérvese también que, en el ejemplo que hemos dado, a medida que aumenta la tasa de interés, la parte de la tasa variable del swap se valoriza; esto es, el swap tiene un valor que deriva de la variación de la tasa de interés (y de su relación con el nocional). Su poseedor puede, por lo tanto, negociarlo, obteniendo un beneficio. Esto nos introduce en el último de los instrumentos financieros que vamos a presentar, los derivados.

6) Derivados

Los derivados son instrumentos financieros cuyo valor deriva de otra cosa. Los derivados más comunes son los swaps, los forwards (o a plazo), los futuros y las opciones.

Un forward es una operación entre dos partes por la cual una acuerda comprar y la otra vender un activo, a un precio determinado en una fecha futura establecida. Por ejemplo. A puede cerrar un forward con B por el cual B le venderá a A una cierta cantidad de barriles de petróleo a un precio x, dentro de seis meses. Otro ejemplo puede ser el de un forward en el mercado cambiario, por la cual A le comprará a B cierta cantidad de dólares a un precio de x libras por dólar, dentro de 3 meses. Los forwards son uno de los derivados más sencillos.

El futuro, por su parte, es un forward que está estandarizado y es negociado regularmente en un mercado organizado, con márgenes establecidos para garantizar su realización. Actualmente hay futuros de todo tipo: de monedas, materias primas, bonos del Tesoro de Estados Unidos, tasas de interés, índices bursátiles, de índices económicos o de contaminación atmosférica. Por ejemplo, si alguien en Argentina compra un lote de futuros de dólar en un mercado centralizado, a noviembre, con precio de ejercicio $3,2 significa que se ha asegurado comprar US$ 1000 (los lotes son de mil dólares en el mercado argentino) a ese precio, en noviembre. La operación se hace a través de brokers que están autorizados a operar en el mercado; cuando se compra el futuro se está obligado a efectuar un depósito que actúa como garantía de que se va a cumplir con el contrato. Estas garantías se llaman márgenes, y como veremos luego, pueden jugar un rol muy importante durante una crisis. En caso que los precios del dólar se muevan contra el que ha comprado (por ejemplo, el dólar empieza a bajar de precio, de manera que para el que compra crece la tentación de no cumplir), el mercado puede llamar a reponer los márgenes. Llegada la fecha de ejercicio (supongamos que sea el último día hábil de noviembre) el que ha comprado deberá hacer efectivo el pago de los US$ 1000, al precio establecido en el contrato de futuro. Lo mismo sucede con los futuros de materias primas, o de cualquier otro tipo.[5][5]

Por último están las opciones, que es un contrato por el cual el comprador adquiere el derecho a comprar o vender un activo, en una determinada fecha, a un cierto precio, a cambio del pago de una prima. A igual que los futuros, las opciones se negocian en mercados organizados.

Cuando se adquiere un derecho a comprar un activo, se trata de un call; y cuando se adquiere un derecho a vender el activo, se trata de un put. Por ejemplo, A puede comprar opciones de compra (call) de acciones de la empresa B, hoy, con un precio de ejercicio dentro de tres meses de US$ 20,5 por acción. Supongamos que paga US$ 0,30 por acción. Si el lote es de 1000 acciones, abonará lógicamente US$ 30. Cuando llegue el momento del ejercicio, si el precio de la acción está a US$ 20,50, o más alta, A ejercerá la opción. En este caso cada acción le habrá costado US$ 20,80. Cuanto más haya subido la acción por encima del precio de ejercicio, más habrá ganado A por haber comprado call. Por ejemplo, si la acción se fue a US$ 22, A recibirá de ganancia neta US$ 1,20 por cada US$ 0,30 invertido en la compra del call. Si, en cambio, la acción está, supongamos, a US$19,50 en el día de ejercicio, habrá perdido lo invertido en la compra de la opción.

Existen opciones sobre muchos activos: materias primas, monedas, bonos, acciones; incluso hay opciones sobre futuros, esto es, un call da derecho a comprar un futuro (de materias primas, o de lo que sea) a un precio de ejercicio, y un put a vender un futuro a un precio de ejercicio determinado.

Presentemos aún otro ejemplo, que ayuda a comprender estos mecanismos. Una forma tradicional de protegerse contra la suba de la tasa de interés es tomando posiciones en bonos del Tesoro. Si la tasa de interés baja, los bonos suben de precio, de manera que el inversor que busque protegerse contra la baja de la tasa de interés puede comprar futuros de bonos del Tesoro. Pero otra manera de protegerse es comprando call en bonos del Tesoro. En este caso sólo ejercerá la opción si, a la fecha de ejercicio, bajó la tasa. Si un inversor quiere protegerse frente a la eventualidad de la suba de la tasa, lógicamente comprará put en bonos del Tesoro.

Como puede apreciarse, los precios de los derivados pueden variar de manera muy acentuada. Llegados a este punto se impone una aclaración. Muchas veces existe la impresión –típicamente en sectores progresistas y de izquierda– de que todo aquel que compra o vende derivados está metido en operaciones especulativas de alto riesgo. Pero esto no es necesariamente así. Por caso, una empresa petrolera puede querer asegurarse el precio de venta del petróleo, y vende petróleo a futuro. Se trata de una operación de cobertura. Lo mismo puede suceder con un importador que quiera asegurarse un tipo de cambio a futuro, y compra call. Aquí el precio de la opción puede considerarse como una prima para cubrirse del riesgo cambiario. Por otra parte, es evidente que sí existen operadores que asumen riesgos, y buscan ganancias apostando fuertemente en los mercados derivados. Por esta razón siempre hay que estudiar cómo se está operando, para caracterizar una operación.

El carácter internacional del sistema financiero

Si bien en este trabajo nos vamos a centrar en la crisis financiera en Estados Unidos, debe tenerse presente que la misma tiene un carácter internacional. Como se adelantó en la introducción, muchos son los bancos, principalmente europeos que están siendo afectados. Pero además, tanto la burbuja hipotecaria como la plétora de capital, que explicaremos luego, fueron fenómenos también mundiales. La causa última es la mundialización del capitalismo, y por consiguiente del sistema financiero. El sistema financiero internacional maneja activos por 45 billones de dólares; de ellos, unos 25 billones en Estados Unidos, lo que demuestra un alto grado de concentración. Las instituciones que manejan estas sumas de capital dinero son fondos de pensión, compañías de seguros, fundaciones de bancos y bancos de inversión, fondos mutuos y de cobertura. Lo más importante es que estos activos han crecido en los últimos años a una tasa muy superior a la de la generación de valor (que se sustenta en el trabajo humano). Los activos que manejan estas instituciones se han triplicado desde comienzos de los 1990 a 2003.

Por otra parte, los capitales líquidos se desplazan rápidamente de un lugar al otro del planeta, en búsqueda de rentabilidad. En particular, cobra relevancia la inversión extranjera en Estados Unidos. Los pasivos externos estadounidenses aumentaron en 4 billones de dólares entre 2001 y 2005, y la deuda de cartera aumentó, desde 2001, del 28 al 34% del total de los pasivos estadounidenses. Esto significa que una caída de los valores financieros en Estados Unidos inevitablemente afecta al sistema financiero global. Se generan con ello las condiciones para que las ondas expansivas generadas por los shocks en algún lugar, se extiendan rápidamente a través de todo el sistema.

Capital ficticio, apalancamiento y desvalorización del capital

Presentamos ahora la importante noción de capital ficticio, e introducimos la relación entre el precio de los activos financieros y el interés, así como la mecánica de especulación, valorización y desvalorización brusca de los capitales.

Básicamente, y como explica Marx en El Capital, existen dos tipos de títulos y obligaciones. Por un lado, los valores comerciales, como letras de cambio, que están vinculados a la circulación del capital mercancía; y por otra parte títulos públicos, acciones, bonos de empresas, hipotecas y todo otro tipo de títulos que devengan interés (o dividendos, si son acciones), pero que difieren esencialmente de las letras surgidas de la circulación. Es que esta forma de capitales que devenga interés

“…trae aparejada la circunstancia de que cualquier rédito dinerario determinado y regular aparezca como interés de un capital, provenga o no de un capital” [Marx (1999) t. 3 p. 598].

Se trata de la capitalización del ingreso. Si un título rinde un interés anual de $25, y la tasa de interés es del 5%, ese ingreso de $25 se considera el interés de un capital de $500, exista o no este capital como elemento real de la producción. Así, un título de la deuda pública representa un derecho a participar por cierto importe de los ingresos anuales del Estado, aunque el capital originario que se le prestó al Estado al momento en que éste emitió el título, haya desaparecido hace tiempo. “El propio capital ha sido consumido, gastado por el estado. Ya no existe” (ídem, p. 599). Esa suma no sólo ya no existe, sino que lo más probable es que nunca haya sido invertida como capital, esto es, en un valor que se conserva y valoriza a sí mismo mediante la explotación del trabajo asalariado. Esto sucede aunque para el acreedor “la parte de los impuestos anuales que le corresponde representa el interés de su capital” (ídem). Si bien el acreedor puede vender el título (con una ganancia o pérdida con respecto al precio a que lo compró), se trata de un capital puramente ficticio:

… el capital de la deuda pública sigue siendo puramente ficticio y a partir del momento en que estos certificados de deuda se tornasen invendibles, se desvanecería la apariencia de este capital (ídem).

Por eso en los títulos de deuda se pierde toda conexión con el proceso de valorización, “consolidándose la idea del capital como un autómata que se valoriza por sí solo” (ídem, p. 601). Algo similar puede suceder con otros títulos de propiedad, aun cuando representen capital real, esto es, capital invertido. Por ejemplo con las acciones. Las acciones son títulos de propiedad sobre la plusvalía que se ha de realizar sobre determinado capital (ídem). Las acciones cambian de manos y cotizan en los mercados bursátiles, donde adquieren un movimiento autónomo. Se convierten en mercancías “cuyo precio tiene un movimiento y estabilidad peculiares” (ídem, p. 602), ya que su valor de mercado puede diferir, durante períodos más o menos prolongados, del valor del capital real. Ese valor de mercado estará vinculado a las ganancias de la empresa, y esencialmente a las ganancias anticipadas:

El valor de mercado de estos títulos es en parte especulativo, ya que está determinado no sólo por las entradas reales, sino también por las entradas esperadas, calculadas por anticipado (ídem p. 602).

Pero el precio de los títulos no sólo se modifica según cambien las expectativas de las ganancias anticipadas, sino también aumenta o disminuye “en forma inversa al tipo de interés”, ya que dado un rendimiento, su capitalización disminuirá cuando aumente la tasa de interés. Por eso en los períodos de bonanza económica, que tienden a coincidir con bajas tasas de interés, el precio de los activos financieros es impulsado al alza. Los títulos sustentados en las altas ganancias, en la expectativa que se mantengan o incrementen, y también ayudados por la baja tasa de interés. El fundamento último es que la explotación y realización de plusvalía es exitosa, de manera que las ganancias avalan la suba de los valores. Pero esto impulsa a que todos los títulos empiecen a valorizarse por las perspectivas optimistas de ganancias futuras; cada vez más inversores los compran en la esperanza de que habrá ganancias que validarán los títulos. En el caso de las acciones esto se refleja en la suba de las ratios precios/ganancias (price/earning); esto es, en la suba de la relación entre el precio bursátil y las ganancias anuales de la empresa. Una relación de ocho, por ejemplo, significa que hacen falta ocho años de las ganancias anuales actuales de la empresa para pagar el valor de la empresa que se deduce del precio de sus acciones. Altas relaciones precio/ganancias significa que en el mercado se está apostando fuertemente a valorizaciones futuras, que deberán convalidarse con la realización efectiva de ganancias. Esto es, de nuevo con el éxito en la explotación del trabajo obrero.

Desde el punto de vista de la teoría del fetichismo de Marx, se puede decir que una sobrevaloración de los títulos expresa un divorcio entre la forma del valor, esto es, el precio de la acción o del bono, y el contenido, que no es otro que el plusvalor. La forma se autonomiza, hasta cierto punto, del contenido, y parece tomar vuelo propio. Pero esta autonomización no puede prolongarse indefinidamente, y la unidad termina por restablecerse, mediante violentas desvalorizaciones de los activos. El disparador de la caída por lo general es la llegada a los mercados de balances de empresas con ganancias que no convalidan las expectativas. El proceso de desvalorización puede llevar entonces a caída de los precios por debajo de lo que indicarían los fundamentos. Constantemente en los mercados se producen estos movimientos violentos, ya sea al alza, o a la baja.

A su vez el alza de los precios de los bonos, acciones y otro tipo de títulos impulsa el apalancamiento, que a su vez también impulsa al alza de los títulos. El apalancamiento consiste en utilizar los activos que se poseen como colaterales para tomar créditos que permitan comprar más activos. Así, por ejemplo, los fondos de cobertura compran títulos hipotecarios. Estos títulos luego son presentados como colaterales para que un banco de inversión otorgue un crédito, o para emitir papeles comerciales. Y con los fondos recibidos a partir del crédito se compran más activos, con lo cual los precios de los activos suben; lo que impulsa a tomar más crédito, apoyándose en colaterales.

Naturalmente, las reglamentaciones prohíben prestar más de un porcentaje determinado del valor de mercado de los activos que se presentan como colaterales. Es lo que se llama el margen. Un porcentaje de este margen, que puede ser del 40 o 50%, además, debe pagarse en efectivo. Dado que en los períodos de bonanza los precios de los activos se inflan, como reflejo del aumento del capital especulativo, el apalancamiento se hace cada vez más fácil, y las posibilidades de realizar grandes fortunas con capital ajeno, parecen al alcance de la mano.

Pero inversamente, cuando caen los precios de los activos, se exigen reposiciones del margen, y si el prestatario no pone el efectivo adicional, el prestamista está autorizado a vender los papeles que actúan como colaterales. Si caen los precios, estarán dadas todas las condiciones para que se desate un movimiento bajista en cadena; los precios caen, hay que reponer márgenes, para lo cual se liquidan papeles; que a su vez hacen caer más los precios, llevando a la necesidad de nuevas reposiciones y liquidación de papeles. Además, el que puede se refugia en la liquidez –comprando títulos de los gobiernos más sólidos, las monedas fuertes, y también oro, reserva última del valor ante la caída general– a la espera de que pase el temporal y, en última instancia, volver a entrar en el mercado comprando los activos devaluados. Por lo cual se produce una crisis de liquidez. Los mercados de corto plazo se secan; muchos fondos o bancos pueden tener activos, pero no los pueden hacer líquidos para enfrentar sus obligaciones.

El impulso hacia el desbarranque de los precios de los activos financieros se ve impulsado también tanto por los que tratan de poner un límite a las pérdidas, como por los que especulan con ganar con la baja. En el primer caso se trata de las estrategias que se conocen como “freno de pérdidas” o stop loss. El “freno de pérdidas” significa que los inversores establecen límites para soportar pérdidas cuando caen los precios de los activos. Por ejemplo, un inversor puede establecer la orden de que se venda un activo X si su precio rompe hacia abajo un piso de US$ 20, a fin de evitar mayores pérdidas; esto es, en caso de baja de los precios asume un cierto nivel de pérdidas y trata de evitar una pérdida mayor. Pero en la medida en que muchos hagan lo mismo, las caídas de precios se profundizan, desatando nuevas órdenes de ventas.

En el segundo caso, son los especuladores bajistas, que venden sus activos e incluso sobrevenden mediante las llamadas “ventas cortas”, con la esperanza de recomprar a precios más bajos en el futuro. El “vender corto” (short sale) consiste en vender un activo que no se posee, porque se piensa que su precio va a caer. Por ejemplo, un especulador puede pedir prestado bonos a alguna empresa de corretaje, o a alguna firma financiera. Por este préstamo paga una tasa, y además cumple con márgenes.[6][6] Además luego debe devolver los bonos a quien se los prestó –lo que se llama “cerrar la posición”– para lo cual tiene que comprar los títulos. Si el precio de los títulos baja, habrá hecho una ganancia; si en cambio el precio sube, experimentará pérdidas. Durante las crisis, los especuladores a la baja pueden profundizar muchísimo las caídas de los precios.

Ninguno de estos mecanismos ha dejado de funcionar en los mercados financieros actuales. Por el contrario, están potenciados dada la cantidad de instrumentos y mecanismos que se han puesto en juego. Y dada la extensión con que se utilizan en la actualidad los títulos como colaterales de créditos, una caída de los precios de los activos financieros afecta profundamente a todos mercados de capitales y monetario. Cuando se desata la crisis, las firmas que han operado en base al apalancamiento se ven forzadas a desprenderse de sus tenencias, con lo cual profundizan la caída de los precios. En muchos casos suben los spreads de los bonos de menor calificación, y de los títulos que se comercian en el mercado monetario, aun cuando la autoridad monetaria pueda bajar la tasa de referencia (por ejemplo, la tasa de la Reserva Federal). Los precios de los títulos bajan porque la tasa de interés sube, y a su vez la tasa de interés sube porque se liquidan masivamente títulos:

En tiempos de estrechez en el mercado dinerario, estos títulos y obligaciones bajarán doblemente de precio: en primer lugar, porque aumenta el tipo de interés, y en segundo término porque se los lanza masivamente al mercado para realizarlos en dinero (Marx, ídem).

Se produce así una profunda desvalorización de los capitales. Muchos capitales literalmente se evaporan; las que se creían riquezas sólidas, en horas dejan de existir. Aunque, por supuesto, las valorizaciones no bajan al nivel previo al inicio del ciclo ascendente; es que por lo general las crisis no devuelven tampoco a la economía al nivel de la anterior recesión o depresión.

No desaparece el riesgo

La explicación de en qué consisten los instrumentos financieros y de diversificación de riesgo demuestra que el riesgo no ha desaparecido, ya que simplemente se traslada, como si fuera una papa caliente, de unos a otros. Estos instrumentos proporcionan amortiguadores; pero esto no evita la crisis, ni la desvalorización de los capitales cuando ésta se produce. Así, por ejemplo, un banco puede haber comprado un swap contra riesgo de default, pero si el prestatario no puede pagar, la pérdida debe ser asumida por la financiera que ha vendido el CDS.[7][7] Lo mismo sucede con los derivados en tasas de interés, o de materias primas, divisas, etcétera. Las contrapartidas de las empresas que se protegen contra la eventualidad de la suba de las tasas de interés comprando opciones de venta de bonos del Tesoro son, lógicamente, los bancos o financieras que han vendido esas opciones. Si suben las tasas de interés, los vendedores pueden verse seriamente comprometidos. Por ejemplo, en 2004 grandes bancos como el Morgan Chase, Citigroup y Bank of America habían aumentado sustancialmente sus posiciones en el mercado de opciones sobre tasas de interés, por ventas a los gigantes hipotecarios, semipúblicos, Fannie Mae y Freddie Mac. Un informe del Credit Suisse First Boston calculaba que en junio de ese año los operadores de Wall Street tenían una exposición de US$ 844.000 millones en opciones de tasas de interés, una cifra tres veces superior a la de 1999. Si las tasas se mueven contra los bancos, quedan expuestos a grandes pérdidas. El riesgo de las firmas hipotecarias no desaparece, simplemente se traslada a los bancos.

Algo similar ocurre con los productos de créditos estructurados. Si se produce un default, quien haya retenido el tramo equity o aun mezzanine sufrirá pérdidas de capital. En definitiva, siempre alguien debe soportar las pérdidas cuando ocurre la catástrofe. Estos instrumentos sólo logran que las operaciones financieras se realicen asumiendo más y más riesgos, porque se genera la ilusión de que cualquier shock adverso siempre podrá ser absorbido con una nueva expansión de inversores.

Es claro que la titularización ha otorgado mayor liquidez a los mercados, y esto es válido en condiciones normales de reproducción del capital. Sin embargo, cuando cunde la incertidumbre los inversores se refugian en los títulos más seguros y se seca el combustible para mantener líquidos los mercados de ABS y CDO, y especialmente de ABCP. En ese caso las inyecciones de liquidez del banco central a los bancos tienen un efecto muy limitado. De la misma manera, los seguros oficiales de depósitos protegen a los bancos frente a la eventualidad de una corrida; pero no pueden frenar la salida precipitada de capitales de sus posiciones en activos de riesgo.

Pero además, cuando se desata la crisis todos los activos son afectados, aunque no estén correlacionados. Es que las mediciones sobre correlación entre los activos son válidas en tanto reflejan los comportamientos de largo plazo, y en condiciones de reproducción normales de los capitales. Por caso, las acciones de las empresas que producen ladrillos y cemento en Estados Unidos están correlacionadas; pero no lo están las acciones de estas empresas, con las que producen chocolate. Sin embargo, cuando se desata la crisis, se venden todos los activos, estén o no correlacionados.

Para ver cómo sucede esto, supongamos que un fondo importante opera invirtiendo en futuros de materias primas, en títulos respaldados por hipotecas, en acciones de empresas de diversas ramas de la economía, en títulos del Tesoro de Estados Unidos y de otros países. Supongamos también que se apalanca tomando crédito en el mercado de corto plazo; para lo cual le exigen los correspondientes márgenes de garantías. Si se produce una caída en el mercado de los títulos hipotecarios, la empresa tiene dificultades para fondearse por desconfianza en su capacidad de pago. Los bancos que le han prestado se encuentran en problemas para recuperar sus créditos. Al caer los precios de los activos en que tienen colocado su dinero, los bancos deben hacerse de efectivo para reponer las ratios obligatorias de capital con relación a activos riesgosos, a fin de cubrir sus operaciones en los mercados; esto les obliga a liquidar posiciones. También tienen problemas los fondos que han invertido en el mercado de papeles comerciales para financiar las operaciones de títulos hipotecarios; y otras firmas que operan en el mercado hipotecario. Todas estas empresas enfrentan entonces problemas de liquidez, porque no pueden colocar sus títulos. Suben los spreads que se pagan en el mercado monetario y crediticio, afectando a la economía de conjunto. En tanto continúa la baja, el fondo que ha especulado en el mercado de títulos hipotecarios debe reponer márgenes de garantía y continúa deshaciendo posiciones en acciones o bonos de empresas. Los precios de estos activos caen. La desconfianza sigue creciendo en el mercado, y cada vez son más los que venden para detener las pérdidas. Los especuladores bajistas se lanzan a operaciones arriesgadas, profundizando el derrumbe de los precios. Los problemas de las firmas financieras a su vez repercuten en sus cotizaciones bursátiles. Lo cual tiene efectos sobre el resto de las cotizaciones, dado el peso de estas financieras en el mercado.[8][8] La caída del sector de hipotecas también afecta a las empresas de la construcción, y repercute negativamente sobre la economía. La caída de Wall Street arrastra a otros mercados en Europa, Asia y América Latina, aumentando las tensiones en el sistema financiero internacional. Suben los spreads que pagan los títulos de los países más débiles (el llamado “riesgo país) y en general los bonos y papeles comerciales emitidos por las empresas, incluidos los calificados con triple o doble A. A medida que caen los títulos, más empresas son llamadas a reponer colaterales por los créditos que han tomado. Los bancos y fondos internacionales que invirtieron en Wall Street también se ven afectados por la desconfianza y sufren problemas de liquidez, descalces en tasas y/o dificultades para recuperar sus créditos. Todos tratan de reducir sus exposiciones riesgosas, y el apalancamiento. El contagio a todos los activos es inevitable.

Este cuadro no es meramente hipotético. Sucede en la realidad, como lo reconoce el teórico neoclásico en temas financieros, Myron Scholes, asesor del LTCM, el fondo de cobertura que quebró en 1998 (véase infra). Tratando de explicar el porqué del fracaso, en 2000 Scholes escribía:

“Los patrones de correlación y las varianzas de todas maneras no son estacionarias, especialmente cuando los precios del mercado se mueven dramáticamente. Factores que podrían exhibir bajos niveles de correlación o asociación durante la mayor parte del tiempo, parecen estar altamente correlacionaos en tiempos volátiles. Cuando los valores de casi todos los tipos de activos se están moviendo en grupo, la diversificación no ayuda a reducir el riesgo. Los patrones actuales de correlación que se registran parecen estar cercanos a uno. En estos tiempos la volatilidad del beneficio y las pérdidas será mucho mayores de lo que predeciría el VAR” [Scholes (2000) p. 19; énfasis agregado].

Como también lo señala Scholes, esa situación de alta correlación se habría dado a nivel mundial en 1987; en Japón en 1990; en Europa en 1991; en Suecia en 1992; en Estados Unidos en 1994; en México en 1995 (habría que agregar Argentina); en 1997 y 1998 en Asia, América y Europa. En 2007 la situación vuelve a afectar a los mercados globales.

La lógica de la especulación

Por otra parte existe una lógica de la especulación que impulsa a concentrar las inversiones en ciertos activos; esto es, a no seguir las reglas tradicionales de diversificación de carteras. Es que las ganancias fuertes dependen de apostar a los activos que se van a valorizar. Lo explicamos con un caso sencillo. Supongamos que un inversor tiene temor de que se produzca una fuerte variación entre el euro y el dólar. Si divide su colocación en partes iguales entre dólar y euro, estará seguro de no perder; pero tampoco gana. Si quiere ganar, deberá apostar a uno u otro activo. Lo mismo ocurre cuando se opera en los mercados de derivados o con instrumentos financieros sofisticados; con el agregado de que las ganancias o pérdidas pueden ser mucho mayores. Y con el agregado también de que el apalancamiento permite apostar por sumas muy superiores a los fondos propios.

Por otra parte, opera el efecto imitación. Muchas veces –como se verá en seguida en el ejemplo del LTCM– los inversores copian el comportamiento de algunos grandes inversores a los que se considera expertos, o que no pueden equivocarse. Lo cual hace que todos estén concentrándose en unos pocos activos. De nuevo, esto es lo que sucedió en los meses previos a la crisis del LTCM. Y esto es lo que también sucedió en los años del auge en el mercado hipotecario. En este último caso, la extensión y complejidad de los instrumentos financieros que hemos descrito antes daba la impresión de que se estaba diversificando el riesgo, cuando en realidad se estaba concentrando.

Los fondos de cobertura

En las historias de las recientes crisis financieras han jugado un rol importante los fondos de cobertura, que se han expandido mucho y, contra lo que su nombre indica, son altamente especulativos. De conjunto, en 2004 había unos 6.000 fondos de cobertura en Estados Unidos, que manejaban, valores por un billón de dólares. La idea que guía a estos fondos es que es posible realizar grandes ganancias en los mercados, apostando a movimientos relativamente suaves de alzas y bajas –o sea, poca volatilidad– en los precios de los activos. Habitualmente no hay claridad sobre cómo invierten, ni cómo manejan el dinero, ya que no se requiere información para auditarlos, ni está regulado qué información deben proporcionar. Pueden invertir en lo que quieran, y desplegar cualquier estrategia, sin supervisión alguna; ni siquiera están obligados a diversificar sus colocaciones. Debido a que los inversores están limitados en cuanto a las posibilidades del retiro de los fondos –sólo pueden hacerlo bajo determinadas circunstancias– las direcciones de estos fondos tienen más libertad para actuar especulativamente. Muchos de ellos son offshore y muchos se forman y desaparecen al cabo de algunos meses, o de poco más de un año. Sus ganancias provienen de las comisiones que cobran; sus managers reciben entre el 15 y el 25% de los beneficios netos nuevos cuando esos beneficios superan cierto umbral establecido. Lo que constituye un fabuloso incentivo para inflar ganancias, y meterse en cuanta actividad especulativa haya. Además, reciben un 2% por los llamados gastos administrativos; para tener una idea de lo que esto significa, la dirección de un fondo de cobertura que, por ejemplo, se constituye con US$ 500 millones recibirá, sólo por estos gastos de administración, la bonita suma de US$ 10 millones.

Además, si bien en un principio fueron concebidos para inversores muy ricos, paulatinamente ampliaron su base, y actualmente es común que fondos institucionales, como fondos de pensión, o de universidades, confíen el manejo de su dinero a los fondos de cobertura. Por eso los fondos de cobertura son, en buena medida, fondos de fondos. Los fondos institucionales, que supuestamente están regulados por las autoridades, colocan dinero en fondos que no lo están, potenciando el campo para multiplicar las actividades especulativas y aventureras. En 2006 los pedidos de dinero por parte de estos fondos representaban, normalmente, tres o cuatro veces el valor de sus patrimonios; y en algunos casos la proporción era todavía más alta (como fue el caso del LTCM).

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